Sin hacer demasiado ruido, Fandogamia Editorial ya ha superado la década de vida y echando la vista atrás, hay al menos tres cosas que hay que reconocerle: una es que probablemente tienen la mejor relación calidad-precio del mercado en su afán de buscar ediciones populares. Otra, que le ponen empeño y cariño a la producción propia. Y por último y hasta aquí quería llegar con todo este peloteo, tienen buen ojo con las licencias. Nadie daba un duro por aquello llamado Giant Days y menos aún habían oído hablar de esa tal Kabi Nagata cuando tal día como hoy hace seis años ya, salió Mi experiencia lesbiana con la soledad por primera vez en España.
Hoy ya son cuatro las obras de la autora publicadas por Fandogamia, una más publicada en Japón y parece ser que está a punto de salir otra en breve y todo porque en 2015 le dio por publicar en Pixiv para todo el mundo — o al menos todo el mundo que lea japonés — esos cachitos de la parte más intima y oscura de su autobiografía. Esas páginas se terminarían convirtiendo en Mi experiencia lesbiana con la soledad, una obra cuyo título es en parte un spoiler porque nos da pistas de lo que podría considerarse el clímax de la historia. Sin embargo, este clímax se nos revela justo al principio, así que algo debería decirnos sobre que este momento cima argumental quizá no es lo que más le interesa contarnos a Nagata.
Pero antes de meternos en harina e incluso de hacer una sinopsis, conviene mencionar el motivo por el que esta obra está aquí por segunda vez en la web de las tortas y es que Fandogamia ha sacado una edición especial con nueva sobrecubierta, color interior retocado y un nuevo capítulo extra a modo de epílogo completamente inédito. Bueno, por eso y porque servidor no había tenido aún la oportunidad de leer Mi experiencia lesbiana con la soledad y esta era una buena ocasión para enmendarlo.
Y que conste que tenía mis reservas, porque este tipo de cómics pueden ser muy dados a cierto onanismo egomaníaco, que supuestamente desnudan su alma sólo para hacer unas romantizaciones de sí mismos, que llegan a resultar incluso dañinas para otras personas realmente aquejadas de los trastornos que dicen describir. No es la sensación que saco destilada de Nagata. Mi experiencia lesbiana con la soledad es una obra que nos habla abiertamente de su grave problema de autoestima y la depresión, complejo de inferioridad, trastorno alimentario y todo el dolor que derivan de ello.
El manga comienza con el momento en que Kabi Nagata contrata una escort lesbiana y el angustioso encuentro que tienen en un love hotel, pero sobre todo de todo lo que nos lleva a ese momento. Pese a que estamos ante una obra que se fundamenta en la autoexposición, la sensación que queda al terminar Mi experiencia lesbiana con la soledad no es de exhibicionismo, sino casi de una especie de regurgitación catártica. Este manga podría ser la manera que Kabi Nagata tiene de tratar de entender su problema, de sacarlo de sí misma para poder verlo desde fuera y entenderlo.
Sin embargo, suspicaz que es uno, el modo elegido para contarlo tal vez no se antojaba el más diáfano y carente de dobleces. Nagata prescinde casi por completo de la acción (e interacción) directa para recurrir a una serie de narraciones en off acompañadas de instantáneas y metáforas visuales que las complementan. Más sospechoso aún, por contraste, será cuando todo esto lo hace con una rejilla casi imperturbable de cuatro tiras de una sola viñeta horizontal, que en principio es casi el planteamiento más neutro y cristalino que podía haber elegido. Pero aún hay más y, por otro lado, la historia también recurre al flashforward nada más empezar, lo que por lo general tiende a ser tramposo. Menudo lío, ¿no? ¿Esto es o no sincero?. Llegará el momento de la interacción — o algo así — y os aseguro que todo queda en su sitio y Nagata se convierte en algo más que una autora con una historia que contar. Descubrimos una autora que, pese a lo visceral de lo que nos vuelca, sabe cómo contarla.
Más allá de la vivencia, hay además montones de matices e ideas que se desprenden de Mi experiencia lesbiana con la soledad: la identidad sexual, el sentimiento de pertenencia y ser aceptado — universal, pero mucho más acusado en Japón —, las mecánicas del dolor y la ansiedad, los peligros de la documentación sobre salud en internet y las ideas de bombero, los comentarios inocentes e incluso bienintencionados que pueden ser la losa de una tumba, las metadonas espejismo cuando no se conoce a la raíz del problema… Todo está aquí, pero más allá de la confesión-terapia de camino a ese momento catártico, que es a la vez un montón de primeras veces, esto es también una historia meta sobre la génesis de este mismo manga, logrando así una mezcla de sensación de sinceridad y construcción premeditada, que aún no estoy muy seguro de cómo funciona, pero que tengo muy claro que lo hace.
Además, pese a que la historia estaba completa en la edición anterior, el capitulo extra no es un apéndice de relleno, sino que aporta la perspectiva sobre el problema y la vivencia con la distancia del paso de los años. Nos deja un cierto alivio entre tanta angustia existencial, que hace que la obra termine bien, pero no tanto como para resultar un edulcoramiento obsequioso.
Mi experiencia lesbiana con la soledad es uno de esos tebeos que crean nuevos lectores y algo me dice que esta no será la última edición que veamos a ver de él.