El 21 de febrero de 2022 nos dejó el gran Miguel Gallardo. Tenía 66 años y muchos años por delante, pero el puto cáncer se cruzó en su camino, dejándonos huérfanos de su inconmensurable talento. Han pasado dos años y su marcha todavía me causa una profunda tristeza. Por fortuna, el legado cultural de Gallardo es enorme y ahora, gracias a la gente de La Cúpula, podemos disfrutar de uno de sus tebeos más personales: “Los sueños del niñato”.

La editorial barcelonesa sigue recuperando material originalmente publicado en la revista “El Víbora”. Tras otras obras como “Taxista”, “Ángel Exterminador” o “Los casos de Perro Nick” (esta última también de Miguel Gallardo), le llega el turno a “Los sueños del niñato”, una nueva dosis de cómic underground de calidad que fue publicado entre los años 1982 y 1988 en diferentes entregas de la mencionada revista, comprendidas entre los números 36 y 102, además de en diversos especiales.

Los sueños del niñato: contracultura en tu puta cara

Concebida como una serie menor, un relleno para cuando no hubiera disponible nuevas historias de Makoki, “Los sueños del niñato” son el resultado de una efervescencia creativa sin parangón que aunó, con gran efectividad toda la mala leche de Gallardo, la crítica y la sátira social. El niñato protagonista es un pobre chaval del extrarradio que cada noche acaba sumido en una fantasía pesadillesca fruto del mono que sufre por ser un adicto al caballo.

Estos surreales viajes que vive el Niñato tienen una extensión que va de las dos a la media docena de páginas, y en ellos, además de ser la versión psicotrópica de “Little Nemo” de Winsor McCay, podremos ver todo tipo de personas de mal y buen vivir (valorar eso siempre puede ser cuestión de perspectiva) como punks, pasotas, macarras, buscavidas o supervivientes en una España que estaba comenzando a resurgir, donde a menudo la desigualdad social estaba marcada por la droga.

No obstante, aunque “Los sueños del niñato” tiene un marcado poso social, no es esta la intención de Miguel Gallardo. O al menos, no es el único o principal propósito de la obra, puesto que estamos ante un divertimento de primer orden que parodia o ridiculiza todo tipo de productos (empezando por los tebeos de “Los 4 Fantásticos”) como películas, música, arte, etc… nada se escapa de su pluma para acabar siendo el caldo de cultivo de los febriles sueños del niñato.

La obra también sirve para disfrutar de la monumental versatilidad del autor, abordando diferentes estilos de dibujo dependiendo de la temática de la historieta. El número de viñetas y la disposición de las mismas, así como la composición de la página, varía mucho de una a otra. Pero si algo me ha flipado es el uso del color. Predominando el bitono, pero con algunos segmentos en blanco y negro y otros donde la paleta explota para dar forma a un mundo multicolor que ríete tú del Pop Art de Andy Warhol.

Aunque de fondo tenemos al pobre niñato y su síndrome de abstinencia es inevitable que se te escape una carcajada en cualquiera de las historias. De manera sutil, aunque a veces no tanto, Gallardo no deja títere con cabeza, arremetiendo contra todo y todos usando a Pepín (como se llama el prota) como maestro de ceremonias involuntario.

En resumidas cuentas, si queréis pasar un buen rato gracias a uno de los padres del movimiento del cómic underground español, corred a por “Los sueños del niñato”, estoy seguro de que no os vais a arrepentir.

Antes de terminar tenemos que detenernos a elogiar la edición de La Cúpula, que ofrece la recopilación de “Los sueños del niñato” en formato álbum con un tamaño considerable, encuadernación en cartoné y papel de alto gramaje a un precio ajustado de 25.90 €. También se incluyen diversas ilustraciones promocionales o portadas de anteriores recopilatorios, amén de un detalle que me ha gustado mucho: una relación de recopilatorios de la obra de Miguel Gallardo sin importar la editorial española que se haya encargado de ello.