El vacío de poder dejado en el mundo criminal de Nueva York tras la salida de Kingpin ha provocado la vuelta a las calles de Willis Stryker, el criminal también conocido como Iguana. Como consecuencia de todo ello ha nacido un nuevo grupo de superhéroes: Los Defensores, formado por Luke Cage, Puño de Hierro, Daredevil y Jessica Jones.
Nadie sospecha que, en realidad, Iguana está aliado con el propio Kingpin, que pretende permanecer bajo el radar mientras lanza su carrera política. La guerra de bandas ha tomado las calles, con diferentes grupos batallando entre ellos por el control de los negocios sucios. Después de una gran batalla en la que Los Defensores, junto a La Gata Negra y otros aliados, derrotaron por fin a Iguana, las miradas de todos se dirigen hacia El Encapuchado, que se ha proclamado como el nuevo Kingpin de Nueva York.
He de reconocer que soy bastante gafe con las series de los personajes Marvel que me gustan: suelen durar poco. Elektra, Hulka, Los Defensores, Vengadores Indignados, Fuerza-V… Series protagonizadas por personajes punteros del Universo Marvel, y que suelen arrancar con un buen equipo creativo que, por diversos motivos, no consiguen agarrar en el agostado suelo del comprador regular y por tanto terminan canceladas. En cierto modo, muchas veces es un consuelo, porque por un lado me ahorro un desembolso de dinero que puedo usar para otras colecciones, y por otro me evito el disgusto de ver cómo los personajes que me gustan acaban arrastrados por el barro a manos de un autor o autores que no saben qué hacer con ellos. Así que estos iconos míos sobreviven a base de miniseries o encadenando volúmenes con uno o dos arcos argumentales, hasta que la editorial los condena al olvido o a aparecer como secundarios en series grupales, hasta que a algún otro iluminado se le encienda la bombilla.
Es lo que ha pasado con estos Defensores, que no tienen nada que ver con los clásicos, pero que han cogido el testigo que les ha dejado Netflix a punto de nieve. Un primera espada como Daredevil, acompañado por la niña mimada de Bendis, Jessica Jones, y los Abbott y Costello del barrio, Luke Cage y Puño de Hierro. Un guionista mediático, un dibujante semidesconocido pero de indudable talento y unos personajes carismáticos y con abundante presencia en la pequeña pantalla. ¿Qué podía salir mal? No quiero presumir de agorero, pero ya cuando salió la serie preví en mi primera reseña que iba a ser la crónica de una muerte anunciada.
En los nueve números publicados por Panini (que recopilan los 10 de la serie USA más el especial de Free Comic-Book Day 2016) hemos asistido a la formación del equipo autodenominado Defensores por parte de los cuatro héroes titulares, y a la aparición estelar de varios otros «héroes urbanos» del universo Netflix, como Elektra o El Castigador, amén de cameos de Masacre, Misty Knight y demás. Todo para una historia de guerra de bandas que se alarga como un chicle, llenando páginas en las que los personajes pelean o hablan, pero en las que la acción avanza a paso de caracol, y la lectura mensual de la serie es bastante insatisfactoria. Este ritmo de decompressive storytelling al que nos tiene acostumbrado Bendis hace que una historia que transcurre en varios días le lleve casi un año en contar.
Ahora Kingpin no es el jefe del crimen organizado de Nueva York, sino que es el alcalde de la ciudad, lo cual se explicará en el 14º tomo de la serie de Daredevil en nuestro país, que sale publicado de aquí a nada. Eso por no decir que, de repente, en el número 7 de la colección USA, Daredevil vuelve a tener su traje rojo de siempre, sin dar más explicaciones. ¿Por qué? Pues porque ya se explica en la colección regular del personaje. Es difícil mantener la continuidad (raccord, lo llaman en el cine) con tantas series en marcha, pero por suerte se cuenta con un editor veterano y experto como Tom Brevoort para dar algo de consistencia al asunto.
Brian Michael Bendis y David Marquez han creado una serie que podía haber dado mucho mas de sí, de no haber abusado tanto el guionista de sus trucos de salón para ralentizar la historia. Al final, estas técnicas acaban pasando factura, y han conducido a la cancelación de la serie. Aunque, quién sabe, tal vez Marvel vuelva a resucitar la cabecera cuando alguna serie de televisión le augure buenas ventas. Mientras tanto, nos quedamos con estos nueve números de Panini Comics para matar el gusanillo a la espera de que Los Defensores vuelvan a patear culos mafiosos en Nueva York, ya sea en las páginas de un cómic o en la pequeña pantalla, porque tal vez la pantalla grande se demasiado soñar, ¿no Hollywood?