Tercer tomo de la serie de Jóvenes Titanes, en el que se incluyen los últimos números que aparecieron con la cabecera de Renacimiento. Son unos números en los que la serie se encamina hacia su recta final, preparándose para su relanzamiento tras el evento No Justice, pero que también tienen lugar un poco en tierra de nadie entre tres eventos distintos.

Jóvenes Titanes nº3: El regreso de Kid Flash

Para saber exactamente qué es este tomo hay que responder a tres de las grandes preguntas de la historia de la filosofía. Vamos a por ellas…

¿De dónde venimos?

Los sucesos de este tomo están marcados por tres historias previas. La primera, El contrato Lázaro, el mini evento que cruzó las series de los Jóvenes Titanes, los no tan jóvenes Titanes y Deathstroke, en la que, entre otras consecuencias, Kid Flash abandonaba el grupo de héroes más jóvenes del Universo DC. Bueno, más que “abandonaba”, era expulsado de malas maneras por Damian Wayne, el Robin con más mala leche de la historia. La segunda es Resistencia, en la que Deathstroke se monta su propio equipo de Titanes y donde acaba -al menos temporalmente- Kid Flash tras la mencionada expulsión. Y la tercera es La resistencia de Gotham, un microevento englobado dentro de los sucesos de Noches oscuras: Metal, en el que se cruzaron durante un mes las series Jóvenes Titanes, Nightwing, Escuadrón Suicida y Green Arrow. En La resistencia, los héroes mencionados (y el Escuadrón Suicida, que de héroes tienen más bien poco) se ven metidos en el infierno en el que se ha convertido Gotham y tienen que hacer lo que sea para salvar el pellejo.

¿Quiénes somos?

De los tres números que se incluyen en este tomo, los dos primeros forman una historia cerrada llamada El regreso de Kid Flash, en la que la unidad del equipo está bastante agrietada tras haberse convertido en versiones oscuras de sí mismos durante La resistencia de Gotham. En esta situación, Onomatopeya, el personaje creado por Kevin Smith durante su estancia en Green Arrow y que usó en sus dos series limitadas de Batman, ha preparado un atentado que va a destruir por completo Star City. Por ahí anda Robin, pero el único héroe que hay cerca es Emiko Queen, Red Arrow, y la cosa le viene un poco grande a los dos. Sólo hay una posibilidad de salvar la ciudad, y pasa por cerrar heridas de forma tremendamente apresurada para conseguir la ayuda de los Jóvenes Titanes… y de el joven Wally West. Esta aparición de Onomatopeya, por cierto, es la única en la que ha sido escrita aparte del cameo en el último número de Crisis Infinita, y la primera aparición del personaje después de Flashpoint.

Saltamos un número, el 15 de la serie americana, que fue publicado en el número 20 de la serie mensual de Superman, como parte del mini evento Superhijos del futuro (cuarta historia que afecta a este tomo, para que digan de universos unificados) para concluir con el 16, un fill in centrado en Starfire, tan simpático como intrascendente, escrito por Marv Wolfman, posiblemente el escritor más importante de la historia de los Titanes.

¿A dónde vamos?

Tres números quedan para el cierre de la serie, que serán publicados casi con total seguridad en un tomo de 72 páginas como este tercero. El arco argumental No es fácil ser verde supone la despedida de Benjamin Percy y nos encamina directos hacia No justice.

En resumen…

Este número marca un punto de inflexión en el complejo entramado en el que se ha convertido la franquicia de los Titanes, camino hacia la recreación de la misma que supondrá en evento capitaneado por Scott Snyder, sentando las bases de la próxima encarnación del grupo. No es un buen momento para subirse a la serie, si alguien no quiere recuperar los tomos aparecidos desde Renacimiento quizás debería esperar a qué ocurre después de No Justice. Pero los que ya lleven aquí desde el principio de la serie harán bien en seguir este tomo y el siguiente.