Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Goomer. Edición Integral

Goomer. Edición Integral
Guion
Nacho Moreno
Dibujo
Ricardo Martínez
Formato
2 volúmenes flexibook con cofre 22 x 29 cm. 1248 páginas a color más lámina de regalo
Precio
69,95 EUR
Editorial
NORMA Editorial. 2022

Goomer es un transportista espacial afincado en el rincón más remoto de una galaxia muy muy lejana. Vive en un planeta gobernado por una civilización alienígena tan rutinaria, vulgar y aburrida como la nuestra. Calvo, perezoso y de pocas luces, Goomer encaja en ese entorno como un guante, comportándose como un Han Solo de pacotilla, sin nave, princesa ni gloria. Un antihéroe que nos representa porque es como somos, no como nos gustaría ser.

Uno de mis más vívidos recuerdos de los fines de semana de mi infancia era cuando mi padre venía a casa con un fajo de papeles bajo el brazo, a saber: el periódico del domingo y un montón de suplementos dominicales, entre ellos El Pequeño País, donde descubrí a personajes como Astérix, Lucky Luke y El Teniendo Blueberry. Posteriormente, el suplemento infantil dio paso a series de creación propia como Mot, Leo Verdura y el simpático vividor Goomer. Recuerdo que años después, en 1989, mi padre dejó de comprar El País y empezó a comprar la competencia, El Mundo, desde su lanzamiento. Imagino que por afinidad con la línea editorial, a esa edad no me interesaba demasiado el tema. Pero se acabó El Pequeño País para mí, y con él las aventuras de Goomer. Hasta que en 1990 los autores, Ricardo Moreno y Nacho Martínez, que se encargaban de la viñeta de humor de actualidad en El Mundo, se llevaron su creación consigo al Magazine de dicho periódico. Goomer ya no era un personaje para niños: ahora lo leerían los mayores. Y eso que salimos ganando.

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Las aventuras de Goomer empiezan, como debe ser, con un humor blanco e infantil. Narra las peripecias de un transportista terrestre que queda varado en el planeta Marte (no se dice el nombre del planeta, pero en varias planchas se habla de sus habitantes como marcianos, así que…), y debe comenzar una nueva vida allí. Nada más llegar se hará amigo del vividor Op, que le presentará a su amiga Elma, que con el tiempo se convertirá en la esposa de Goomer. Un matrimonio bastante a la antigua, porque Goomer acaba casándose con Elma aun sin encontrarla atractiva, tan sólo por poder seguir viviendo sin dar un palo al agua mientras le mete fichas a otras alienígenas de mejor ver. Goomer es, pues, un crápula, un vividor, un gandul y todo lo contrario a cualquier héroe galáctico que podamos recordar.

No obstante, podríamos decir que el principal atractivo de esta tira, que contó con más de 1200 páginas publicadas a lo largo de casi 25 años, no es Goomer, sino el resto de habitantes del planeta. En esta serie, el guionista Nacho Moreno (tristemente fallecido en 2021) dio rienda suelta a su sentido del humor más disparatado, creando una civilización extraterrestre donde cualquier elemento urbano o doméstico podía tener vida propia, desde los electrodomésticos hasta el agua de una piscina, pasando por un diente postizo o un supositorio. Así es, la variedad de marcianos habitantes de este planeta es tan grande que cada página es un derroche de imaginación y locura. El planeta adoptivo de Goomer alberga gran cantidad de elementos que al terrícola (y a cualquiera de nosotros) le parecen inimaginables, y sin embargo el resto de habitantes lo ven como algo de lo más normal: abetos que en Navidad huyen de las ciudades, cucarachas galácticas que entablan amistad con los dueños de las viviendas, coches que se ponen de parto y tienen camadas de pequeños utilitarios…

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En cada plancha descubrimos una nueva faceta de este disparatado planeta donde cualquier cosa puede suceder. Hay sitio también para los chistes recurrentes, algo inevitable en una tira de tan largo recorrido. Así, cada año tenemos chistes protagonizados por racimos de uvas gigantes que en Nochevieja recorren las calles devorando a gente; discusiones en escalada de los suegros de Goomer acerca del destino anual de vacaciones; el Día de las Madres, en el que bandas de madres ancianas recorren las calles buscando incautos a los que reprochar que no les llaman, que esa chica no les conviene, que no están comiendo bien… El estilo de dibujo de Ricardo Martínez evoluciona con los años, y Goomer también acusará el paso del tiempo: adquiere formas más redondeadas, perderá pelo y ya no aguantará largas noches de juerga con sus amigotes igual que cuando llegó al planeta. Pero no nos importa, porque cada plancha de Ricardo es una delicia de color e imaginación, con detalles aguardándonos en cada esquina.

Una de las mayores pegas que se le puede achacar a esta edición es que su precio echará sin duda para atrás al lector curioso. No hay duda de que la relación precio / número de páginas es imbatible, pero es un producto diseñado exclusivamente para el coleccionista o el comprador nostálgico. He leído críticas también sobre la encuadernación en flexibook en vez de cartoné, o de que la caja de cartón que alberga los dos gruesos volúmenes es demasiado endeble. En realidad, tales críticas carecen de fundamento: las portadas flexibook hacen que el libro sea más manejable y fácil de leer. ¿Que impiden que el libro se tenga de pie? Es que el libro no tiene por qué mantenerse de pie. Tampoco se tiene de pie un TPB de 120 páginas y nadie se queja. Los cómics no son para adornar las estanterías. Son para ser leídos. Y la facilidad de lectura debe imperar sobre la mera estética. Y por qué no decirlo: estos dos volúmenes quedan preciosos en la estantería, las cosas como son.

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Decir que este integral de Goomer, publicado por NORMA Editorial, es imprescindible es quedarse corto. Goomer es una de las series de humor más divertidas y mejor dibujadas que me he echado a la cara y ya era hora, tras muchos años de erráticas recopilaciones, de contar con una edición integral a la altura del material. Existe una película de animación de 1999, que vi religiosamente en una sala de cine en su momento, y que es bastante olvidable. Sí, ganó el Goya a la mejor película de animación de ese año, pero es porque era la única nominada. Mejor nos quedamos con estas maravillosas páginas a todo color, ideales para leer y releer.