Tengo que reconocer que cuando leí la anterior obra de Brenna Thummler y precuela de esta Frágiles que hoy nos ocupa, el hype me hizo algo de daño. Sábanas fue uno de los títulos de La Cúpula mejor valorados del año 2022, y tenía méritos para ello, pero para mí le faltaba un último empujoncito para ser una obra redonda. Con Frágiles me ha pasado justo lo contrario: después de leer la anterior iba con expectativas de que sin duda la disfrutaría… pero me ha acabado sorprendiendo y gustando mucho más que la anterior. Creo que tiene algunos ingredientes que terminan de hacer redonda la historia: una co-protagonista, personajes conocidos que han cambiado su estatus y el conocimiento de que todo lo fantasmal es algo muy secundario en esta obra, un mero vehículo para expresar el mensaje que quiere su autora. Y vaya si lo consigue…

Frágiles arranca el curso después de lo que leímos en Sábanas. Marjorie comienza por fin a encajar en el colegio, e incluso su antigua némesis, Tessi, ahora la ha integrado en su pandilla y se ha propuesto convertirla en una de las «chicas guay» de su clase. Sin embargo, este curso ha llegado una chica nueva, Eliza, que es el nuevo «bicho raro» y es una apasionada de la fotografía y de los fantasmas. A Marj se le acumulan los problemas: no acaba de encajar en su nuevo grupo de amigas, sigue teniendo al fantasma Wendell en su lavandería y aproximarse a Eliza frena la progresiva aceptación de Tessi y las otras chicas.

Comentaba cuando hablaba de Sábanas que su mejor fortaleza, en mi opinión, era la capacidad de hablar de temas tan importantes como la soledad, la dificultad para integrarse y la madurez acelerada provocada por la pérdida de un familiar. Frágiles hace un doble tirabuzón y consigue pasar a Marj al otro lado, siendo Eliza la nueva chica a la que le cuesta integrarse, por más que lo intenta, y que ve cómo todos le dan de lado y no encuentra con quién compartirlo. Sus padres pasan todo el día trabajando y ella es la mayor de tres hermanos, por lo que ya la consideran autosuficiente y apenas pueden prestarle atención. Thummler toca esos temas de una manera muy sutil y expone todos los puntos de vista: Marj no disfruta dando de lado a Eliza, pero se ve en la tesitura de perder esa posición privilegiada de popularidad que tanto le ha costado alcanzar. Por si fuera poco, Wendell también demanda su amistad y cariño, y la joven no da abasto para cumplir con todas esas responsabilidades que se le presuponen… una vez más.

A pesar de todas esas subtramas que desarrolla con habilidad, si hay algo que me ha apasionado al leer esta obra es cómo trata el tema de la salud mental en adolescentes. Que no se me malinterprete, pero en mi opinión el boom de la defensa de la salud mental que estamos experimentando en los últimos años se puede estar «prostituyendo» por ciertos intereses. Hemos pasado de obviar a adolescentes que se encuentran encerrados en una espiral de la que no saben salir a que un chico que haya discutido con su pareja o un amigo debe ser valorado por un psicólogo. Frágiles da una visión muy acertada de por qué debemos prestar más atención a la salud mental. A este tipo de salud mental. Vemos en la obra a una chica que no es para nada el esterotipo de la friki obesa que no habla con nadie, todo lo contrario: Eliza es una chica con aficiones interesantes, es físicamente normal, y no es para nada introvertida, intenta hacer amigas y aporta ideas en las reuniones escolares. No se lleva mal con su familia… pero no encuentra espacio para poder comentar sus problemas, y encima los avatares del destino hace que algunas cosas… le salgan mal. Thummler consigue que comprendamos que es un caso que no es para nada aislado, y que podría pasarle a cualquiera. Y eso invita a prestar atención cuando hay que prestarla.

Viendo el dibujo de esta obra, percibo una sutil evolución en su estilo en cuanto a narrativa, recurriendo con más frecuencias a planos enteros y a splash pages o dobles splash pages con una finalidad muy concreta, para transmitir sensaciones y sentimientos de sus protagonistas. Aunque más que en el dibujo que es en cierto modo similar al anterior, donde sí veo una mejoría abismal es en los diálogos y en las frases que te atraviesan al leerla como esa escena en la que se explica que los seres humanos son tan frágiles como el material fotográfico o en esa «Algunas personas salvan vidas, otras necesitan ser salvadas» que me va cobrando sentido a lo largo de la obra.

En definitiva, Frágiles es una obra fantástica que, como tantas otras de La Cúpula en esta misma línea, debería ser lectura obligatoria en institutos de enseñanza secundaria para concienciar sobre el acoso escolar y el bullying y cómo se puede llegar a hundir a una persona con un mero chiste o una broma mal colocados. No os dejéis engañar por esos fantasmas de la portada, porque el factor sobrenatural es una mera excusa, por otro lado muy bien desarrollada, para hablar de la necesidad de encajar en un grupo, de la crueldad infantil y cómo puede hacer mella en otros adolescentes y de hasta dónde puede llevarnos no pensar en las demás personas. Todo narrado con delicadeza y con varios puntos de vista que hacen la obra muy poco esterotipada. Ya ha sido publicada una tercera parte, Lights, con la que supuestamente finaliza esta trilogía. Deseando que La Cúpula no tarde en editarla…

Lo mejor: La delicadeza con la que se tratan temas duros. Lo bien planteada que está y cómo muestra las dos caras de la moneda, no es una obra maniquea en ese sentido.

Lo peor: Pensar que es una obra de adolescentes y fantasmas a lo Casper y perderte una historia que te atraviesa por completo.