No nos equivocábamos mucho en las predicciones para este segundo volumen cuando reseñamos el primer tomo de Dominó hace unos meses. Efectivamente, Panini ha reunido en este Dominó Vol. 2: Soldado de fortuna, el primer anual y el arco argumental de los números 7 a 10 de la serie. El anual es uno de esos números corales con multitud de autores implicados, pero que está bastante bien hilado, con un una narración principal que va echando la vista atrás en el tiempo y cada pequeña microhistoria recuerda algún relato del pasado de Neena Thurman, cada uno con un tono muy diferente. La otra historia del tomo, dentro de la maxiserie (¿o serie regular cancelada?), ya corre a cargo del equipo titular, con algunos matices que ahora analizaremos.
El anual se centra en cómo Neena empieza a echar la vista atrás en el tiempo y recordando algunas aventuras de su pasado: cómo conoció a Forajida, una aventura junto a su ex Cable u otra con su visto-y-no-visto ex Coloso, o una reunión de los mutantes con aspecto más llamativo. Son historias muy cortas, casi anecdóticas, y cada una con un equipo creativo diferente: Leah Williams y Michael Shelfer, Gail Simone y Víctor Ibáñez, Fabian Nicieza y Juan Gedeon, Dennis Hopeless y Leonard Kirk, y Leah Williams y Natacha Bustos. De todas, probablemente la que más me ha gustado ha sido la última, la de la reunión de mutantes «feos» porque es la única que intenta aportar algo, aunque sea una pequeña moraleja facilona. Las otras no son más que historias de mamporros, que sí, que me gustan, pero agradezco si intentan meter algo más de contenido.
El arco argumental que viene a continuación y que da nombre al tomo, Soldado de fortuna, es la típica historia que comienza como una misión pero que acaba de otra manera. Una wakandiana llamada Shoon’Kwa contrata a Dominó, Forajida e Iguana para que les consiga una misteriosa caja que no deben abrir cuando recuperen. Para ello tendrán que enfrentarse a temibles enemigos. Así comienza la historia pero número a número iremos saltando de una a otra aventura, con algunos personajes bastante populares para los lectores de Marvel.
Pasa lo mismo que pasó en el primer tomo, que es una historia muy ligera, divertida, asentada en la acción y pensada como una lectura de consumo rápido que no deje demasiado poso. Sin embargo, introduce un concepto que sí me ha hecho pensar, y que sí veo más interesante, como es provocar un enfrentamiento entre dos personajes cuyo poder se apoyan en la suerte. Si encima digo que ese personaje es uno de mis mutantes favoritos, pues Simone ya tenía medio partido ganado antes de empezar, pero es que además plantea esa situación en que la suerte no es algo que pueda igualarse entre personas, sobre todo si compiten entre ellas. Así, si dos personajes suertudos se enfrentan entre sí, uno acabará indefectiblemente teniendo más suerte que el otro. Me parece muy inteligente por parte de Simone jugar con los personajes así.
En cuanto al dibujo, Baldeón sigue brillando especialmente. Sí es verdad que para los dos últimos números necesitó la ayuda de Michael Shelfer, Alberto Jiménez Alburquerque y Anthony Piper. Tal vez esa fuera la razón de que la serie acabara en el número 10 y la siguiente historia (Hotshots) haya sido publicada en forma de miniserie de cinco números. Acaba de terminar de publicarse, por lo que tal vez antes de finales de año podamos verla dentro de esta misma colección 100% Marvel. Volviendo al dibujo de Baldeón, está francamente brillante, con una narrativa que arriesga e intenta mostrar un estilo personal, como ese recurso a la splash page al principio de todos sus números, o una composición de página original, como en cierto número con una página con viñetas enmarcadas en sangre que me ha sorprendido al verla. Hace un gran equipo con Simone e incluso supongo que ayudó a la guionista a ambientar esas aventuras que tienen lugar en nuestro país…
En definitiva, Dominó Vol. 2: Soldado de fortuna.
Dominó no es una serie que va a pasar a la historia como una de las mejores aventuras mutantes de todos los tiempos, pero es una serie que mantiene una vocación de entretenimiento fresco, aventuras muy variadas y sacar más de una carcajada. Simone construye una química muy efectiva entre las tres protagonistas, y no se acomoda en ninguna localización ni con ningún personaje, saltando continuamente entre uno y otro, y haciendo que la lectura se pase volando. El dibujo de David Baldeón es uno de los fuertes de esta serie, con una narrativa original, impactante y unos acabados fabulosos. El tomo incluye numerosos extras a modo de bocetos, portadas alternativas y pasos del lápiz a tinta de varios autores.
Lo mejor: Baldeón. El humor de la serie. Su falta de pretensiones.
Lo peor: El baile de dibujantes al final, a pesar de que ninguno desentone.