Llegamos con este octavo volumen al ecuador de Crossed,  la serie de gore extremo más popular y longeva del mercado americano. Recordemos que la edición de Panini sigue fielmente la recopilación en tomos que hizo Avatar Press recopilando todas las miniseries, especiales y serie regular en un total de diecisiete volúmenes.  Fiel a su planteamiento desde el principio, se mantiene el sistema de equipos creativos rotativos. En esta entrega, tenemos al frente a Simon Spurrier y David Hine, dos autores que, si bien no son de los más populares que han pasado por esta cabecera, han firmado varias de las historias más interesantes que han aparecido en la misma. A por ello.

Abandono americano

Abrimos con el segundo y último arco argumental firmado por Simon Spurrier, y mantiene el nivel que ya mostró en Todo lo vence, historia aparecida en el sexto volumen, del que ya hablamos aquí.  En este tomo seguimos a Errol y Frank, dos moteros anclados en el pasado que están cruzando el país en una macabra road movie hacia San Diego, ciudad en la que ambos esperan morir, cada uno por su propio motivo personal. Lo único que tienen en común Errol y Frank es la moto en la que montan y un secreto oculto, en todo lo demás son opuestos. Uno es un jipi perroflauta drogadicto, el otro es un facha racista, machista y homófobo más cercano a los Ángeles del Infierno que al verano del amor de su compañero de viaje.

Es una lástima que este escritor no se haya prodigado más en esta serie. Aunque sólo hayamos visto dos arcos argumentales y el anual que cierra este octavo volumen, el nivel que ha demostrado tener está bastante por encima de la media de la serie, sin caer en lo repetitivo como sí ha ocurrido con otros de los autores implicados, como David Lapham. Spurrier aprovecha el viaje juntos de los dos personajes para remarcar sus diferencias y a la vez crear una extraña camaradería entre dos tipos que en condiciones normales se odiarían profundamente. Pero, eh, el mundo de los Cruzados está muy lejos de ser remotamente normal. Y, al igual que en Todo lo vence, el final de la historia es para quitarse el sombrero.

Es curioso el uso que hace en esta historia Spurrier de las calles (el espacio entre viñetas). Mete aquí y allá frases que funcionan como una voz en off como si se tratara de una película, en lugar de recurrir al tradicional cuadro de texto.

Gore angels

Vuelve por aquí David Hine, al que ya vimos en Carretera Dorada, en el quinto tomo. En esta ocasión abandonamos Estados Unidos para viajar hasta Japón en los primeros días de la infección cruzada, y tenemos una historia que gira alrededor de una chica que ha sido violada. Sí, es cierto, llevamos viendo una enorme cantidad de violencia sexual desde el principio de la serie y a estas alturas ya deberíamos estar curados de espanto… salvo por el hecho de que en este caso, la violación no la han cometido cruzados, sino humanos corrientes.

Del mismo modo que en su anterior participación, Hine utiliza este mundo postapocalíptico como escenario de fondo en el que contar otro tipo de historias. Aquí los Cruzados son algo que pasa alrededor de la historia principal, y aunque tendremos nuestra dosis de violencia salvaje y desatada (los monjes budistas cruzados son una idea bizarrísima e hilarante), aquí lo importante son ciertas reflexiones alrededor de conceptos como el honor y las secuelas psicológicas de las víctimas de la violencia. Y del mismo modo que en Carretera Dorada, Gore Angels es una de las mejores historias vistas hasta el momento.

Escocés 100%

El primer anual de la serie, escrito también por Simon Spurrier, nos trae un one shot protagonizado por Andrew Frazer Jackson, un militar que ya estaba trastornado antes de la llegada de la plaga, y veremos la interacción de la locura exterior con la locura interior. Al ser una historia tan corta -treinta y seis páginas- tampoco hay mucho lugar para desarrollar nada y se queda en una mera curiosidad.

Y en la próxima entrega…

En el noveno tomo de la serie, además de otro especial de Simon Spurrier, llega Grave New World, y con él damos la bienvenida a la serie a Daniel Way. Y la despedida también, que es su única visita al universo Crossed.

En resumen…

Una serie de estas características, de arcos argumentales autoconclusivos y con equipos creativos rotativos, es, necesariamente, de calidad irregular. Sin duda, el mejor de todos los tomos aparecidos hasta el momento, es el primero, el tomo en el que Garth Ennis crea esta idea, siendo además el único que funciona de forma totalmente independiente. Pero también podríamos decir que de todos los tomos aparecidos desde entonces, este octavo está entre lo mejor que ha dado la serie.