Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

La cantina de medianoche. Tokyo stories 3

La cantina de medianoche. Tokyo stories 3
Guion
Yaro Abe.
Dibujo
Yaro Abe.
Formato
Rústica con solapas, 296 págs, color. 15x21 cm.
Precio
18€.
Editorial
Astiberri. 2020.
Edición original
Shinya Shokudo #5-6 (Shogakukan).

Saludos, queridos lectores. Pasen, pasen, la cantina acaba de abrir sus puertas y hasta las siete de la mañana está lista para preparar los platos más deliciosos del barrio de Shinjuku. Sí, sé que en la carta solo figura caldo de cerdo como oferta, pero pida usted lo que desee, que con mucho gusto intentaré prepararlo… Además, no solo podrá usted degustar una muestra de la mejor cocina de Tokyo, sino que también puede conocer a la gente más pintoresca de este encantador barrio. Pasen, pasen, tienen ustedes La cantina de medianoche. Tokyo stories 3 a su disposición, con la fantástica edición que nos brinda Astiberri

Redacción: Lamastelle-San, te hemos dicho que dejes de colarte en las reseñas de los demás. ¡No solo tú puedes reseñar manga en la web!

Lamastelle-San: Mis disculpas, oh adorado líder. Ya me vuelvo a mi cubil…


Ahem, bueno, pues disculpen la intromisión y retomo desde aquí la reseña. Estamos hablando sobre el tercer tomo de la maravillosa serie La cantina de medianoche. Decía a colación del tomo anterior que esta serie se antoja una especie de happy place para el lector y tengo que decir que nada ha cambiado en este tomo. Yaro Abe nos trae pequeños retazos de la vida de sus vecinos de barrio, gente solitaria, trabajadores de la noche, amigos de la infancia, gente que sale de trabajar, familia que se reencuentra, o personas que buscan traer de vuelta el pasado montados en un recuerdo gustativo.

Tras tres libros dobles (recordemos que cada uno contiene dos tankōbon japoneses) la fórmula podría mostrar síntomas de desgaste. Recordemos que la serie se basa en capítulos de 10 páginas, en los que se cuenta lo que sucede una noche en la cantina apoyándose en una receta de la gastronomía japonesa. Así, al finalizar este tercer tomo de Astiberri hemos completado 85 noches… y sus equivalentes recetas. Uno podría esperar que estas historias cortas comenzaran a repetirse, a copiar patrones de «padre que se reencuentra con su hija», «amigos de la infancia que se reencuentran», «amores que se gestan delante de la barra de la cantina»… pero Abe escribe esta serie con mucha inteligencia, y a pesar de que es cierto que algunos patrones se repiten, siempre le da más peso a otro punto de cada historia y jamás se percibe una sensación de redundancia.


Además, como otras series apoyadas en la gastronomía, distrae continuamente al lector con recetas de cocina, maneras de preparar los platos, que en nuestro caso, al tratarse de una gastronomía, a priori, extraña, resulta más llamativa por ver las preparaciones y descubrir los ingredientes que se utilizan. Pero, sin duda, es una de esas series que no conviene leer con el estómago vacío porque nos va a despertar el apetito.

Abe nos sigue presentando nuevos personajes, pero lo intercala con algunos otros que, como en cualquier bar, aparecen y desaparecen: clientes habituales, clientes ocasionales, algunos que eligen ese local para quedar cada cierto tiempo. Vamos a ver a personajes que aparecieron en el primer tomo (como el tipo que trae a extranjeros a la tasca en la décima noche o las hermanas Ochazuke a las que vimos en la decimonovena noche), y a algunos habituales que suelen ir apareciendo de cuando en cuando.

Pero lo que más llama la atención de esta serie es el choque cultural. Si uno lee esta serie con una mentalidad exclusivamente occidental puede echarse las manos a la cabeza por cómo están tratados temas como la prostitución, la familia o cómo algunas mujeres aceptan una pareja con una doble vida sexual con una inocencia que puede llegar a exasperar. Vamos a ver a la amante que se enfada con su novio, mayor que ella, porque «ha dejado embarazada a su esposa» cuando le ha dicho que no tenía ningún tipo de vida sexual con ella, pero la respuesta no es la que uno puede llegar a esperar de que lo mande a freír espárragos por su insinceridad, sino que le exigirá que a ella también la deje embarazada… Esta serie nos permite ver a la sociedad nipona desde una pequeña ventana, con un tono amable y que muestra a un cocinero que ya está curtido por la vida y no se escandaliza por nada.


En definitiva, La cantina de medianoche sigue siendo un lugar de confort para sus lectores, una serie costumbrista que se puede leer a pequeños tragos o darte un empacho con ella. Yaro Abe, representado por el tabernero, nos ofrece pequeños aperitivos de la sociedad japonesa, deliciosos, y que vamos a paladear con mucho placer, regodeándonos con algunos de ellos y saliendo de esta taberna con una sonrisa en los labios. En Japón llevan editados 22 tankōbon, por lo que tenemos asegurados como mínimo ocho tomos más de esta edición de Astiberri.

Lo mejor: Sigue siendo un perfecto happy place lector. Ver aparecer a personajes de otros tomos y dar esa sensación de familiaridad y de estar realmente en una cantina a la que acudimos de cuando en cuando.

Lo peor: Hay capítulos con los que la extensión de diez páginas se antojan cortos.