Es la hora de las tortas!!!

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El Caballero Vampiro. Omnibus 4 y 5, de Matsuri Hino

El Caballero Vampiro. Omnibus 4 y 5, de Matsuri Hino
Guion
Matsuri Hino
Dibujo
Matsuri Hino
Formato
Tomo triple (112x176) rústica (tapa blanda). 568 páginas c/u
Precio
15 €
Editorial
Panini Cómics. Febreo y marzo 2023
Edición original
Vampire Knight (ヴァンパイア騎士) (ヴァンパイアナイト)

Madre mía. Desde luego, Matsuri Hino sabe cómo tenernos pegados al papel con su «Caballero Vampiro». Y es que tenemos delante de nosotros los tomos cuatro y cinco y desde que empezó la lectura, no hemos podido quitar los ojos del manga un instante. La autora ha sabido atraparnos con una historia que se va complicando a medida que avanza la obra. Pero antes de seguir un poco con la trama (sin spoilers, tranquilos), recopilamos lo que conocemos hasta el momento.

Caballero Vampiro. Un soho diferente

Si recordáis, tenemos a los tres protagonistas principales de Caballero Vampiro: Kaname Kuran, Yûki Cross e Ichiru Zero, envueltos en un triángulo amoroso a la par que destructivo. Y es que tras el descubrimiento por parte de Yûki de su origen, las cosas se han torcido entre ella y Zero irremediablemente. Por su parte, Kaname, por mucho que quiere a Yûki, cada vez se comporta de una forma más extraña, lo que, unido a la próxima y futura transformación de Zero, va a hacer las cosas mucho más difíciles.

Así, un año después de todos los acontecimientos sucedidos y de la disolución del Consejo de Ancianos, un año tras la separación de Yûki y Zero, nos encontramos ante una historia de intrigas palaciegas dentro del mundo de los vampiros pura sangre.

El Caballero Vampiro

Y es que, en un baile organizado para la presentación de Yûki en sociedad, hace su aparición en escena Sara Shirabuki, antigua pura sangre que cambiará el rumbo de los acontecimientos.

A partir de ahí observamos a un desconocido Kaname, que, movido por quién sabe qué, realiza una serie de movimientos extraños, que sorprenden a todos, en especial a Yûki y a su fiel y leal compañero Hanabusa Aîdo. Tanto es así, que de ser un fiel aliado del Sr. Cross, pasa a convertirse casi en un enemigo tanto de la Asociación de Cazadores de Vampiros como de los propios vampiros en sí. Desde luego, hay que reconocer que la autora se las apaña para mantener atento al personal con un juego de engaños y lealtades mucho más complejo de lo que podría parecer para un manga que entra dentro de la demografía del soho.

Por su parte (y por fin, todo sea dicho), Yûki comienza a crecer. La evolución del personaje es fascinante gracias a una serie de cambios y etapas que la llevan a convertirse en una persona que por fin comienza a tomar las riendas de su propia vida… no sin dificultades y sin caídas tontas, señal de la propia inexperiencia y de haber estado una larga estancia en el limbo de la ignorancia. Por suerte, y pese a quien le pese, y pase lo que pase siempre estará Zero guardándole las espaldas.

Como ya dijimos en nuestra anterior reseña de los tomos 3 y 4 de Caballero Vampiro, Matsuri Hino continua en estas páginas dejando un poco más apartado el drama adolescente para centrarse en la trama de intrigas que supone el eterno conflicto humanos-vampiros. Si bien es cierto que en este caso en ocasiones uno llega un poco a perderse entre tanto salto de escenario, la verdad es que la autora consigue tenernos enganchados de principio a fin a la historia.

¿Dónde está Kaname? ¿En qué punto están Yûki y Zero? ¿Qué planes se trae entre manos Sara Shirabuki? ¿Y Hanabusa Aidō? Miles de interrogantes siguen apareciendo a lo largo de las distintas páginas de este manga que contiene más de lo que en un principio aparenta.

En cuanto a la edición de Panini, sigue manteniendo este formato Omnibus que tan bien le sienta a la historia, pues nos permite unas cuantas horas de diversión e intrigas sin necesidad de cambiar de tomo. Sigue siendo de encuadernación en rústica (tapa blanda), lo que lo hace muy asequible para devorar mientras uno va en transporte público o mientras espera al autobús.

En definitiva, estamos ávidos de saber cómo sigue la historia. ¡Qué enganche, madre mía!