Viendo el ritmo de edición del nuevo volumen americano de The Amazing Spider-Man desde su lanzamiento en septiembre de 2018, de entre dos y cuatro números de la serie cada mes, es totalmente comprensible que dos dibujantes se alternen cada pocos números. Así, el artista con el que arrancó esta nueva era, Ryan Ottley, se encargó del primer arco argumental de cinco números, y dejó paso al segundo ilustrador regular, Humberto Ramos, que se hizo cargo de los siguientes cinco números, separados en dos historias: Un episodio trivial, del que ya hablamos aquí el mes pasado, y El golpe, una historia en tres partes incluida íntegramente en el tercer número de la etapa de Spencer. Oye, lo de la doble numeración en las publicaciones que se lleva haceiendo una temporada en el mercado nacional resulta útil.
Que Spiderman es un personaje que tiene que enganchar al lector tanto por sus aventuras superheroicas como por su vida personal es algo que Nick Spencer ha tenido muy claro desde que entró en la serie. De otros superhéroes puedes tener arcos argumentales enteros en los que sólo hace acto de presencia su identidad disfrazada, pero algo así no funcionaría con el trepamuros. Y con esa idea en mente, tenemos en El golpe dos tramas paralelas, que perfectamente podrían ser contadas de forma independiente… pero así Spencer consigue que el lector tenga una mayor conexión con la historia que nos está presentando.
La parte más pijamera de estas páginas es una historia centrada en el Gremio de Ladrones -aún no sabemos si se trata del mismo Gremio de Ladrones que apareció por primera vez en la primera serie limitada de Gambito hace ya más de veinticinco años-, que planta cara al colectivo superheroico completo. Nada de intentar hacerle la vida un poco más difícil a Peter Parker. Este grupo, dirigido por un personaje de nueva creación llamado Odessa Drake, piensa a lo grande y va a por todos los héroes disfrazados, haciendo que desaparezcan objetos como las gafas de Cíclope, las armas del Castigador… y, por supuesto, los lanzarredes de Spiderman. Y hablando de robos, es bastante evidente que vamos a tener por aquí a la Gata Negra, ¿verdad?
En esta historia se da, una vez más, marcha atrás en la evolución de alguno de los personajes. Felicia Hardy se había convertido en los últimos tiempos en un villano sin medias tintas, en la lideresa de un imperio criminal. En El golpe se devuelve, en cierto modo, al estatus anterior del personaje, el de la villana pícara que comete delitos pero no tiene mal corazón e incluso puede llegar a ayudar a Spiderman cuando lo necesita. En condiciones normales, cada vez que un personaje vuelve a la casilla de salida suelo torcer el gesto… pero hay que decir que la reinvención que hizo Dan Slott de la Gata Negra no fue precisamente afortunada, y el recurso del pseudoreboot en este caso, aunque no sea el más elegante narrativamente, deshace un error cometido con el personaje. Venga, va, aceptaremos barco como animal acuático.
La otra parte de la historia es la de a pie de calle, la de la vida cotidiana de Peter Parker al margen -todo lo que se puede- de Spiderman. Y en este momento, lo más interesante de la vida de Parker es sin duda la recuperada relación con Mary Jane Watson, tras más de una década del infame mefistazo. MJ es la mujer de la vida de Parker, y aquí tenemos varias páginas en las que vemos por qué y por qué no tiene ni tendrá rival en el corazoncito del lector. Que sí, que el lector medio de Spiderman ya es mayorcito para andar shippeando personajes de ficción… pero Spiderman es uno de nuestros grandes culebrones. En este número, con grupo de autoayuda incluido, veremos como Mary Jane -y varios otros personajes con la cara pixelada- hablan de cómo es la vida de una persona normal que tiene alrededor a un superhéroe. Y, eh, espera… ¿¿¿esa es Carlie Cooper???
En el plano gráfico, Humberto Ramos hace un trabajazo, a la altura de lo que se espera de él. Me consta que hay lectores que no sintonizan con su estilo heredero del amerimanga noventero, pero pocos autores han conseguido en los últimos tiempos plasmar a un Spiderman tan dinámico, tan… no sé, elástico. Es, para mí -opinión totalmente personal y subjetiva- uno de los dibujantes que mejor le han sentado al personaje en la última década. Que se esté repartiendo las páginas con Ottley de forma regular nos hace pensar que estamos ante uno de los momentos gráficamente más inspirados que ha tenido The Amazing Spider-Man en muuuucho tiempo.
Lo reconozco: en el pasado, he echado pestes de Nick Spencer, y es que lo que hizo en Capitán América y en Imperio Secreto es para ello, aunque habría que saber cuánto de esa etapa fue culpa suya y cuánto fue imposición editorial. Pero lo que está haciendo en Spiderman, de nuevo, sin saber cuánto es imposición editorial, ha traído un renovado interés a una serie que en los últimos tiempos de su anterior guionista seguíamos por inercia.
