Parece mentira que ya hayan pasado casi 25 años desde Gaijin, en 7 monos, y los primeros Reyes Elfos. Por el camino ha pasado de todo para Victor Santos. Ha trabajado para las principales editoriales americanas y francesas, sin llegar a descuidar nunca el mercado español. Se ha llevado prácticamente todos los premios posibles del cómic español y aunque aún se le resisten los Eisner o los Harvey, ya los ha rondado en más de una ocasión. Incluso ha visto como Netflix adaptaba una de sus obras, así que podríamos decir que prácticamente ha tocado todos los hitos a los que un autor de cómics pueda aspirar, pero aquí tenemos Against Hope y es que Víctor Santos dejará de dibujar cuando le arranquen el lápiz de sus manos frías y muertas.
Aún es pronto para asegurarlo, pero Against Hope podría postularse como el sustituto de Polar como saga. No en vano comparten editorial — tanto en los USA como en España —, formato y tono. La principal diferencia es que en lugar de Black Kaiser, un veterano asesino frío como el hielo, nuestra heroína es Hope, una mujer joven afroamericana y con la sangre muy caliente.
Against Hope nos cuenta principalmente la venganza de Hope contra un grupo de neonazis del sur de los USA por haber matado a su novio y haberla secuestrado y cazado como un animal. A nada que hayamos leído algo anterior de este autor valenciano afincado en Bilbao, ya nos podemos hacer una idea de lo que esta premisa va a dar de sí en sus manos. Tenemos fundamentalmente una historias en dos tiempos — presente y flashback — que ocasionalmente se complica con algún tiempo adicional, pero que deja suficiente en elipsis como para suponer que hay en medio mucha más historia de la que se nos cuenta y de ahí las sospechas iniciales de que no va a ser la última vez que veamos a Hope.
No le busquemos tres pies al gato, lo que tenemos aquí es una historia de venganza sin demasiada vuelta de tuerca que trata más de homenajear el género que de reinventarlo. A Víctor Santos le gusta pisar terrenos conocidos, tanto para él como para el lector. El apoyo en códigos y referentes establecidos ayuda a no tener que pararse a explicar demasiadas cosas, establecer ciertas complicidades y poderse centrar en lo que mejor se le da, el modo en el que nos lo cuenta.
De nuevo con Frank Miller como principal referente, Víctor Santos recurre a la hipérbole, la violencia desmedida y los diálogos dramáticos en nombre del ritmo vertiginoso con el que está contada Against Hope. Abrimos el volumen con una carrera por la supervivencia, que prácticamente no termina hasta cerrar el tomo y corremos con el volumen al once durante las 176 páginas que abarca.
El problema de no bajar nunca el volumen es que se puede llegar a perder el marco de referencia e incluso el once puede terminar por resultar repetitivo y monótono. Sin embargo ya advertíamos de que Víctor Santos es perro viejo y sabe cómo hacer que no decaiga. Ayuda el salto constante de flashbacks a presente y hasta ocasionalmente flashbacks dentro de flashbacks. El cambio de registro gráfico para los distintos momentos o el modo en el que maneja las transiciones con solapamientos nos ubica y nos deja fluir entre uno y otro. Además, el impresionante manejo de las splash pages como instrumento narrativo y contrastando con esas cuadrículas con énfasis en la selección de detalles y otro millón de trucos en su chistera de dibujante determinan los distintos tempos narrativos sin necesidad de bajar la intensidad.
Against Hope es una historia de venganza, uno de los temas más consuetudinarios de la ficción de todos los tiempos, con lo que tratar de reinventar la rueda no tiene mucho sentido. Olvidaos de tramas complejas porque no hay tiempo para eso en Against Hope. Tan solo abrid el tomo y tratad de seguirle el ritmo sin que os salpique la sangre.