Es la hora de las tortas!!!

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Stan Lee. Asombroso, Fantástico, Increíble: Unas memorias maravillosas

Stan Lee. Asombroso, Fantástico, Increíble: Unas memorias maravillosas
Guion
Stan Lee, Peter David
Dibujo
Colleen Doran
Color
Bill Farmer
Formato
Tapa dura sin s/cub. (cartoné). 192 páginas 16,8 x 25,7 cm.
Precio
24 EUR
Editorial
Planeta Cómic. 2019
Edición original
Amazing Fantastic Incredible. A marvelous memoir

El de Stan Lee es el nombre más legendario en la historia del cómic. Se trata de la fuerza creativa que propició el ascenso de Marvel Comics y dio vida a algunos de los superhéroes más conocidos del mundo —y a sus más infames villanos—. Sus historias, que trataban de superhéroes que se enfrentan a los problemas de su día a día y de tipos malos con una complejidad psicológica nunca vista por aquel entonces, añadieron ingenio y sutileza a un campo que se había conformado con presentar retratos planos del bien luchando contra el mal. Fue Stan Lee quien hizo humano al superhumano; y, mientras se afanaba en ello, dio forma a una nueva mitología para el siglo XX.

Nunca he terminado de comprender la mayoría de las críticas que se le han hecho a Stan Lee acerca de la atribución de méritos por la creación de los personajes Marvel. Desde que leo tebeos, siempre he leído que tal o cual personaje había sido creado por Stan Lee y Jack Kirby, o creado por Stan Lee y Steve Ditko. Apuesto a que muchos de esos críticos son capaces de afirmar que Stan Lee también creó al Capitán América y a Lobezno. En fin… Lo que se desprende de muchas de esas críticas es una (bienintencionada aunque errónea) pretensión de desagravio hacia otros creadores con una menor proyección pública. Después de todo, fuera del ámbito de los cómics, casi todo el mundo sabe más o menos quién es Stan Lee (el cine ha ayudado bastante) pero, ¿saben quién fueron Kirby o Ditko? Y no digamos ya Gil Kane o John Romita. Me jugaría un dedo del pie a que el ciudadano de a pie no sabe quiénes fueron Bob Kane o Jerry Siegel & Joe Shuster, ni de las luchas de éstos últimos y Bill Finger por sus derechos (hay un par de estupendos libros de David Hernando que lanzan luz sobre estos turbios asuntos). Pero claro, es más fácil cargar las tintas sobre la figura pública: Stan Lee era la cara visible de Marvel Comics, el que hablaba de tú a tú con los lectores, el que entendía lo que pedía el mercado y creaba personajes a mansalva en consecuencia, para desesperación e incredulidad de su editor, Martin Goodman, que también sentía celos del éxito de quien realmente era su subordinado. La diferencia es que Lee, al contrario que Kane, nunca se atribuyó para sí solo la autoría de sus personajes. Nunca trabajó con “negros” sin acreditar, sino que siempre reconocía la maravillosa labor que hacían sus socios y dibujantes. Es como los grupos de rock: todos contribuyen al éxito del grupo, pero que el sale en más fotos y entrevistas es el cantante.

Unas memorias maravillosas

Sirva esta introducción para poner en perspectiva esta novela gráfica en la que Stan Lee desnuda su vida desde su infancia pobre en Nueva York hasta su bien merecida estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Una biografía (casi me atrevo a llamarla hagiografía) a la que dan forma los veteranos Peter David y Colleen Doran para convertirla en un cómic que no sólo cuenta la historia de Stan Lee: también es la historia de Marvel Comics durante su edad dorada y su caída en los 90, antes de convertirse en el megaimperio multimedia pre-Disney. Sí, es cierto que Stan Lee entró a trabajar en Timely Comics recomendado por su tío, pero empezó como ayudante haciendo cafés, borrando lápiz de las páginas entintadas, etc. Toda su carrera profesional estuvo marcada no por su calidad como guionista (que, como él mismo reconoce, no es gran cosa), sino por su fértil imaginación, su visión comercial, su carisma e, innegablemente, el diálogo constante que mantenía con los lectores a través de sus columnas de opinión, la sección de correo del lector, las charlas en colegios y universidades… Lee reconoce que nada hubiera sido posible sin la complicidad y la participación de los dibujantes en el “método Marvel“: era un sistema que funcionaba, y que permitía mantener la maquinaria de producción de tebeos en marcha y poder sacar cada mes una buena cantidad de cómics. Tenéis más información sobre este asunto y el juicio entre Marvel y los herederos de Jack Kirby en la excelente serie de artículos que hizo Pedro García en su blog Un Tebeo con Otro Nombre.

Unas memorias maravillosas

Hay luces y sombras sobre la vida de Stan Lee, y The Man da buena cuenta de todas ellas o casi todas, porque guarda muy amargo recuerdo de una empresa de internet que le convencieron para montar, tanto que no quiere hablar de ella (se trata de Stan Lee Media, para los morbosos). Tampoco escatima elogios para la mujer que fue su soporte durante más de 60 años, Joanie, con quien tuvo a su hija Joan Celia, y que le ha acompañado en algún que otro cameo cinematográfico. En este viaje le acompañan dos de los artesanos más reconocidos del medio. Ayudándole a dar forma al texto en forma de cómic está Peter David (Aquaman, Vengadores: Vuelta a las esencias), que adapta las palabras y declaraciones de Lee conformando una historia tan divertida como entretenida, rompiendo la cuarta pared y dado saltos adelante y atrás en el tiempo, incluso para hacer que un nonagenario Stan Lee hable y dé consejos a su yo de 12 años. El dibujo es obra de otra veterana, Colleen Doran (Orbitador, Wonder Woman: Extraños en el paraíso), que cumple con un trabajo de encargo de la manera más anodina posible: su trazo es en ocasiones apresurado y poco inspirado, omitiendo fondos y detalles en muchas de las páginas, pero prestando por el contrario una atención desmedida a las recreaciones de las ilustraciones de otros autores, tanto que cuesta creer que no sean de los autores originales. Doran también tiene un par de aciertos importantes al dibujar a las personalidades con las que Stan Lee se topa a lo largo de su vida, incluyendo a dibujantes como Jack Kirby (impagable el detalle de los kirby dots formando parte del humo de su puro) o el propio Roy Thomas, sucesor de Lee al frente de la Casa de las Ideas.

Unas memorias maravillosas

¿Es este Asombroso, Fantástico, Increíble. Unas memorias maravillosas (publicado por Planeta Cómic) un tebeo para todo el mundo? Yo diría que sí, a menos que se trate de alguien predispuesto a desestimar la figura de Stan Lee como creador del Universo Marvel cohesionado tal como lo conocemos; en este caso, el lector con prejuicios sólo encontrará motivos para refunfuñar aún más. Por otro lado, el que sienta curiosidad por conocer no sólo la vida de Lee sino también la historia de Marvel Cómics (y sus predecesoras) durante los años 40, 50, 60 y 70 encontrará una lectura tan entretenida como instructiva; una versión condensada de Marvel Comics. La historia jamás contada de Sean Howe (aquí nuestra reseña del libro, y aquí nuestro podcast monográfico), desde el punto de vista privilegiado del hombre que lo vivió todo y le dio forma: Stan The Man Lee. EXCELSIOR!