Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Star Wars: Las Guerras Clon

El universo Star Wars comienza su andadura en el mundillo de los cómics bajo el manto de la editorial Marvel en 1977, el mismo año del estreno del Episodio IV. La colección principal se extiende a lo largo de 107 números hasta que es cancelada a mitad de los 80, cuando la fiebre galáctica empieza a remitir. Aquellos tebeos contaban historias intrascendentes, protagonizadas por los mismos héroes de siempre, que en ningún caso hacían avanzar el estatus del universo creado por George Lucas. Un poco lo que está ocurriendo con la misma Marvel cuarenta años después. Vuelta a la línea de salida.

marvel star wars 107

Star Wars #107. Último número.

Tras unos años de sequía, en 1987 —coincidiendo con el décimo aniversario del estreno de la primera peli— se publica el legendario juego de rol de West End Games. La magia de un RPG inolvidable empieza a reanimar el fenómeno. Ese Star Wars expandido va afianzándose entre los fans de las películas y, sobre todo, recogiendo a aquellos niños que no pudieron ver la sagrada trilogía en el cine, pero que idolatraban a Luke Skywalker y compañía gracias al videoclub.

La resurrección definitiva de la franquicia llega en 1991. Timothy Zahn, asentado en las maravillosas guías del juego de rol, abre las hostilidades en lo que al Universo Expandido se refiere; ese Universo Expandido que tan familiar nos acabaría resultando, y que ahora se lo han cargado de un zapatillazo asignándole después el sambenito Legends. La Trilogía de Thrawn —aunque por aquel entonces no la llamábamos así; Trilogía de la Nueva República, quizá— continuaba lo acontecido tras El Retorno del Jedi.

Ese mismo año 91, la editorial Dark Horse toma el relevo de Marvel con los tebeos. El primer lanzamiento es una serie limitada titulada Imperio Oscuro, cuya acción transcurre años después que la de la mencionada trilogía de Timothy Zahn. El mismo Tom Veitch explica en esta entrevista en La Fosa del Rancor que su historia fue aprobada antes que la de Zahn, pero que por motivos editoriales acabó siendo publicada unos meses más tarde, por lo que hubo que reajustar su ubicación dentro de la cronología del universo Star Wars. El departamento de continuidad empieza a hacer encaje de bolillos, el Universo Expandido se filtra por los espacios en blanco que han ido dejando las pelis. Después vendrían los Relatos de los Jedi, Imperio Oscuro II y un montón más. Esa estrategia Dark Horse de series limitadas no se rompe, en cierto modo, hasta que llegan los 35 números de la serie regular Star Wars: X-Wing Rogue Squadron. Regular por decirlo de alguna manera, porque aquello no era sino una concatenación de aventuras independientes estructuradas por arcos argumentales y protagonizadas todas ellas por el famoso Escuadrón Rebelde (o Pícaro).

En 1999 se estrena el tan suspirado Episodio I. Es entonces cuando Dark Horse apuesta verdaderamente por darle a la licencia una serie regular. La cabecera empieza por llamarse simplemente Star Wars, renombrándose a Star Wars: Republic a partir del número #46. Posteriormente al estreno del Episodio II, la colección empieza a ambientar sus relatos en el contexto de las Guerras Clon. Estos tebeos de la serie regular fueron recogidos en varios TPBs bajo la cabecera común Clone Wars. El primer tomo arrancaba en el #49 USA, y de ahí en adelante, incluyendo además algunos especiales que complementaban la narración.

star wars las guerras clon integral
Guion: John OstranderHaden Blackman, otros…
Dibujo: Jan Duursema, Brian Ching, otros…
Editorial: Planeta Cómic.
Formato: Tapa dura, 640 págs. A color.
Contiene: Star Wars: Clone Wars nº1 
Precio: 40.00 €.


El primer volumen integral de la editorial Planeta que recopila todas estas historias bajo el subtítulo Las Guerras Clon, recoge los 5 primeros tomos de la reedición mencionada. Dicho integral es bastante caótico en cuanto a la distribución del material original que contiene. Los números USA aparecen agrupados en volúmenes que se corresponden con las publicaciones en TPB que mencionábamos (y que también Planeta publicó en su día), pero en todo caso no existe un índice que eche un poco de luz sobre el batiburrillo de números desordenados y especiales intercalados que componen el tochal. Para más inri, las portadas incluidas se corresponden con las de la anterior edición ¡española! en tomos, y no con las originales USA, por lo que tampoco es que resulten de mucha ayuda a la hora de orientarse.

Sirva, pues, este repaso a las historias que contiene el integral Star Wars: Las Guerras Clon también como guía de lectura.

Las Guerras Clon. Volumen 1: La defensa de Kamino y otras historias.

La acción comienza con Star Wars Republic #49: Sacrifice. Una historia de infiltración con el Jedi Quinlan Vos en el alambre. Personaje canónico desde La Amenaza Fantasma pero que alcanza aquí su máxima cota de popularidad, explotado ya en la serie de animación Clone Wars y rumoreado para próximos proyectos cinematográficos. La dupla John Ostrander y Jan Duursema comienza a afianzarse al guion y a los lápices respectivamente. Ambos autores son el verdadero baluarte de toda esta etapa.

Sacrifice

Lo siguiente, Star Wars Republic #50: The Defense of Kamino, es un número especial de 64 páginas que contiene 3 historias desarrolladas cada una de ellas por distintos autores. Jedis, clones, droides y cazas estelares en la defensa del planeta Kamino. De lo más flojo de todo el tomo.

El volumen se completa con el magnífico especial Jedi: Mace Windu, otra vez por John Ostrander y Jan Duursema. Ostrander plantea el dilema moral al que se enfrenta el maestro Windu cuando contacta con un grupo de Jedis disidentes, que no comparten la postura del Consejo respecto al papel de los Jedi en la guerra. Una delicia que a muchos pillará por sorpresa. La decadencia de la república y de la propia orden Jedi como jamás lo supo contar el propio Lucas. Además asistimos a la primera aparición de Asajj Ventress, la Jedi Oscura que se haría tan popular gracias a la serie de animación en 2D: Clone Wars. Una pena que todo esto haya acabado en el cajón del olvido AKA Legends.

Las Guerras Clon. Volumen 2: Victorias y sacrificios

En Star Wars Republic #51 y #52: The New Face of War, y en el #53: Blast Radius, recuperamos la acción más directa dentro de un contexto bélico de tono aventurero. Doble ración de Asajj Ventress y la primera aparición de Durge, cazarrecompensas medievalesco que también aparecía en Clone Wars 2D manejando una lanza de justa subido a su moto jet. La ausencia de Ostrander se hace notar. Haden Blackman escribe tebeos mucho más centrados en la acción y el divertimento simple, alejados de las disquisiciones políticas y filosóficas que Ostrander maneja con maestría. Eso sí, el dibujo de Brian Ching mantiene el tipo de Duursema (lo cual tampoco es decir mucho), recargándolo también hasta los topes.

El volumen se completa con Jedi: Shaak Ti, una historia bélica con mucho trasfondo, bastante más profunda que lo propuesto en las pelis de la saga que trataban este tema. Los Jedi luchan por un enclave muy importante para el devenir de la guerra; En esa inercia, la maestra Shaak Ti se acaba viendo a sí misma como brazo ejecutor de una República que impone su dominio a la fuerza sobre mundos donde no los quieren ver ni en pintura. Otra vez Ostrander maneja magníficamente las implicaciones morales de la guerra en el seno de una institución (la Orden Jedi) que defiende firmemente el respeto por la vida. Muy bien.

Las Guerras Clon. Volumen 3: La Última Esperanza de Jabiim

Los números #55, #56, #57 y #58 de la serie regular constituyen las cuatro partes que conforman el arco The Battle of Jabiim. Dichos números fueron retitulados dos a dos para los tomos recopilatorios, sean Blood and Rain y Thunder and Lightning. Blackman y Ching siguen en la misma línea de tebeos de acción y guerra, entretenidos pero menos profundos e interesantes que los de Ostrander y Duursema. En Jabiim asistimos a una masacre de Jedis que hará las delicias de los que se quedaron con ganas de más después de ver La Venganza de los Sith. Al final parece que Obi-Wan muere junto a un soldado clon de las fuerzas especiales, y aquí nos encontramos otra vez con la gran losa de las historias de Star Wars fuera del entorno cinematográfico: la intrascendencia. Qué coño, todo el mundo sabe que Obi-Wan no murió en las Guerras Clon.

Republic jabiim

El número #59, Enemy Lines, renombrado para la reedición en tomos como The Storm After the Storm, está centrado en el maestro de Jedi A’Sharad Hett. La idea de un Morador de las Arenas utilizando la Fuerza puede resultar desconcertante, pero a Ostrander le sirve para enfrentar al joven Anakin a su yo más oscuro. Otra vez Ostrander y Duursema dando en el clavo a la hora de profundizar en las causas que dan lugar a los hechos vistos (pero no necesariamente comprendidos) en La Venganza de los Sith.

Las Guerras Clon. Volumen 4: Luz y Oscuridad

El cuarto volumen que contiene el integral incluye los números Star Wars Republic #54: Double Blind y #63: Striking from the Shadows junto a los especiales Jedi: Aayla Secura y Jedi: Dooku. En todos estos, Ostrander y Duursema le dan vueltas al personaje de Quinlan Vos y a sus escarceos con el lado oscuro para conseguir un bien mayor. Esta idea, la de internarse en el abismo para combatir el mal, ya se plantea en Imperio Oscuro, y de alguna manera espero verla en alguna de las pelis que están por llegar.

Las Guerras Clon Volumen 5: Las Mejores Espadas

Los números #61: Dead Ends y #64: Bloodlines se incluyen en el integral uno a continuación del otro. Ambos guionizados por Ostrander, pero esta vez con Brandon Badeaux cumpliendo con los lápices. Ostrander se centra ahora en la vertiente política de todo lo que está ocurriendo. Personalmente, nunca he sido partidario de las intrigas palaciegas en el universo Star Wars. Tanto en la serie de animación Clone Wars como en la precuelas, el “juego de tronos” planteado siempre me ha resultado infantilón, innecesario y sobre todo aburridísimo. No obstante, Ostrander reescribe las reglas del juego en dos numeritos USA, vertiendo luz donde Lucas sólo dejó sombras de incoherencia. En estas páginas encontramos conspiraciones de todo tipo que enredan piratas galácticos con Jedis que ven más allá de sus narices, que de hecho intentan desenmascarar al Lord Sith infiltrado entre ellos; a Bail Organa ejerciendo de verdadero opositor por primera vez; al ex-canciller Valorum como una figura inquietante y necesaria situada detrás de la cortina, completamente coherente con lo que podríamos esperar de él; y, en definitiva, tramas políticas escritas con inteligencia que harán las delicias de los que quieren ver este tipo de cosas en una galaxia muy lejana. Yo soy de esos si se hace así de bien.

En Star Wars Republic #60: Hate and Fear y #62: No Man’s Land descubrimos que Obi-Wan no estaba muerto, estaba de parranda con Asajj Ventress. El relato del rescate de Obi-Wan y del soldado clon ARC va en la línea de los números escritos por Haden Blackman, incluso para la conclusión del número #62 escrita por John Ostrander. En ambos casos la responsabilidad de los dibujos recae en el artista Tomás Giorello. Giorello hace, a mi entender, el mejor trabajo de todo el tomo. Es detallado, está bien coloreado y funciona muy bien en entornos Star Wars. Un pequeño gran respiro en unos tebeos donde el apartado gráfico no destaca en demasía, cuando no molesta. Como anécdota, descubrimos al Maestro Ki-Adi-Mundi dando explicaciones por la existencia de su familia, presentada en los primeros números de la serie regular. En El Ataque de los Clones, Lucas sorprendió a todo el mundo presentando a los Jedi como monjes célibes. El código Jedi, muy presente en todo el relato y muy importante en los tiempos del Universo Expandido, incluye ahora la prohibición del apego por cosas o seres. Ki-Adi-Mundi explica cómo tuvo esposa e hijos para perpetuar la especie, pero que en realidad no siente afecto por ellos. Un disparate en toda regla, pero uno muy propio de aquellos tiempos en los que el departamento de continuidad iba dando bandazos detrás de los volantazos de Lucas.

The Best Blades

El tomo integral se cierra con el especial Jedi: Yoda, escrito por Jeremy Barlow y dibujado por HOON. Nuevamente se plantean las contradicciones de la guerra: amigos enfrentados entre sí, monjes pacifistas al frente de ejércitos intergalácticos… Una pequeña maravilla salteada con píldoras de la fascinante filosofía del maestro Yoda. Muy bien cogido el pulso. En la parte negativa, el dibujo de HOON se hace duro de contemplar, plagado de diseños digitales por los que el tiempo ha pasado decididamente mal.

En cuanto a esta edición en particular, la impresión de mi ejemplar (al menos la del mío) es realmente espantosa, con páginas pixeladas por todas partes, algunas de ellas muy incómodas de mirar. El traductor esta vez aprueba en castellano, pero suspende en mitología Star Wars. Por ahí se cuela un “Ar-Too” en vez de “R2”, varios “reverso oscuro” (o “reverso tenebroso” o “lado oscuro”, no inventemos), y así unas cuantas de las de siempre. Si a esto le añadimos la ausencia de portadas y de un índice que aclare la procedencia del contenido original, el lector astuto rápidamente llegará a la conclusión que estamos ante un producto que no se ha cuidado con demasiado celo.

En definitiva, y formatos al margen, Las Guerras Clon contiene algunas de las historias más potentes que se han escrito para el universo Star Wars en toda su trayectoria en el mundo de los tebeos. Algunos dirán que eso no es decir mucho. Y tampoco deja de ser cierto que la intrascendencia de lo que aquí se narra puede llegar a resultar incluso irritante, sobre todo ahora que han pasado a Leyendas. En cualquier caso, si ignoramos ese laberinto de lo que es canon y lo que no, vamos a disfrutar de varias historias muy interesantes en sí mismas y que, sobre todo las escritas por John Ostrander, apuntalan y potencian las ideas de decadencia, corrupción y transformación que se intuyen pero que se cuentan mal en las precuelas. Imprescindible para todo fan del Universo Expandido y de Star Wars en general. Para profanos no sabría decir.