Muy buenas a todos de nuevo, diletantes. A los lectores asiduos a esta cadena de artículos les sonará la editorial Black Mask Studios, puesto que además de ser una marca que sigo de cerca, intuyo que se trata de una constante fuente de autores prometedores para la industria del comicbook americano. Hoy regresamos a este sello para hablaros de uno de sus fundadores, Matt Pizzolo, quien aparte del presidente es también guionista en Black Mask.
Pizzolo procede del campo artístico audiovisual más indy, experimental y combativo. Sin embargo, por verse involucrado en el movimiento de protesta ciudadano conocido como Occupy Wall Street termina en 2012 fundando Black Mask Studios y contando como socios al autor de cómics Steve Niles (30 días de noche) y al músico Brett Gurewitz (Bad Religion). Y ya que disponía de una plataforma fabricante de tebeos, ¿por qué no probar a desarrollar algo en ella?
El primer intento de Matt Pizzolo se tituló God Killer y saldría a la luz en 2014. Lo que terminaría en conformarse como una miniserie de 7 entregas contó con el dibujo en clave inclasificable (fotomontajes digitales, viñetas pintadas, maga-emulaciones…) de Anna Muckcracker y Brian Giberson; más las llamativas portadas de Ben Templesmith. God Killer terminó siendo una historia coral, en un futuro distópico con tanto magia como tecnología como ejes, no demasiado resultona, para ser francos.
Sin embargo su siguiente miniserie sí que resultaría más acertada, dicho sea de paso. En 2015 arrancó Young terrorists junto al dibujante Amancay Nahuelpan (¿los elige por sus nombres enrevesados?) más el tratamiento de color de Jean-Paul Csuka. En este caso la doctrina establecía narrar cómo la desgracia de Sera, una estudiante de clase alta que es injustamente condenada por apoyo al terrorismo, la transforma en una soliviantada guerrera anti sistema que a su vez funda un determinante grupo terrorista. La fórmula parte de pedir prestada la premisa de Los invisibles del escocés Grant Morrison y conformar a su vez una narración de acción, controversia social y tecnología disruptiva.
Y si en su miniserie anterior el manifiesto político no quedada suficientemente claro, en Calexit –su siguiente trabajo, para el que contó con el mismo dibujante – el discurso llegaba aún más allá. California pretende separarse del conjunto de EEUU debido a las políticas anti-inmigración de un homónimo de Donald Trump. Si en la ocasión anterior era Morrison la inspiración, en este caso la influencia es claramente la obra DMZ de Brian Wood. Tenemos un territorio ocupado y facciones ideológicamente dispares enfrentadas entre sí. Eso además de una serie de ciudadanos ideológicamente neutrales que intentan sobrevivir como pueden. Se trata de una ucronía con la que perfectamente nos podríamos despertar cualquier día y ver en las noticias.
Matt Pizzolo es un autor ideológicamente indy que dudo de nunca el paso al mainstream. Sus guiones no esconden una clara cojera hacia la izquierda, al igual que no parece tener complejos en inspirarse con obras publicadas por otros autores. Sin embargo, estamos ante un gran creador de personajes outsiders, así como muy buen arquitecto de ecosistemas para sus retoños. Las historias contadas en sus comicbooks en absoluto resultan aburridas y además dejan un poso de reflexión en sus páginas. Tal vez para algunos sus tramas resulten panfletarias y enfocadas a un público muy concreto –joven y liberal, apostaría yo-, pero que este principio formal a la hora plantear sus historias no os prive de probar el trabajo de un autor que sabe lo que hace y tiene éxito a la hora de sorprender a su lector con ingeniosos giros argumentales y escenas memorables.
Y eso ha sido todo por hoy. Un saludo a todos.