Por la Residencia de estudiantes de Madrid han pasado algunos de los nombres más célebres de las artes y las ciencias españolas, bien sea como residentes o como visitantes asiduos. Juan Ramón Jiménez, Severo Ochoa, Miguel de Unamuno, Manuel de Falla, José Ortega y Gasset o Pedro Salinas fueron algunas de las figuras más destacadas en deambular por sus pasillos y estancias. Sin embargo, tres individuos parecen destacar en sus historia por encima de todos los demás, no sólo por su prominencia, sino porque su paso por la Residencia de Estudiantes es fundamental para sus propias trayectorias personales y artísticas. Luis Buñuel, Salvador Dalí y Federico García Lorca quedaron marcados por la Residencia de estudiantes del mismo modo que ésta quedó marcada por ellos.
Susanna Martín Segarra (Alicia en un mundo real, Sonrisas de Bombay), ha querido no obstante prestar especial atención a Federico García Lorca y, como se dice en el libro, más a Federico que a Lorca. Con una curiosa mezcla de estilos narrativos, nos cuenta el periodo de la vida del poeta que abarca desde su ingreso en la residencia hasta su partida a Nueva York. Y es que el término “novela gráfica” tal vez no sería del todo aplicable a Residencia de estudiantes. Más allá del juicio personal de la autora al versionar ciertos hechos, la idea de partida sería la del documental gráfico y, si bien hay una narración secuencial de los mismos, no siempre “novela” puede definir lo que hace, tendiendo en numerosas ocasiones a recursos que mejor podríamos ubicar en el terreno del “poema gráfico”.
A través de una estructura de capítulos cortos y casi hasta cortantes, Susanna Martín escoge algunos de los momentos de la vida del poeta que nos ayudan a conocer a la persona tras él: la relación con sus padres, su tensa amistad con Buñuel, la ambigua intimidad con Dalí, su adelantada visión de las mujeres y la sociedad en general…
Si debemos objetar algo es quizá un exceso de parcialidad de la autora a la hora de escoger y retratar algunos hechos. Por ejemplo, muestra un cierto exceso de indulgencia con la figura de Dalí, que para nada tiene con la de Buñuel. Puede tener que ver en esto un punto de vista de los hechos manifiestamente actual, que por otra parte puede no estar de más, dada la perspectiva que hoy se tiene del feminismo o la homosexualidad, temas fundamentales para comprender a Lorca.
Pero es que la visión de la autora podría ser, como se suele decir, “un personaje más”. El pincel digital suelto de Susanna Martín a medio camino entre la caricatura y el realismo da forma a la Historia como una historia. Del mismo modo que las composiciones o las propias técnicas narrativas, encontramos también un uso uso del color que huye del realismo hacia un uso más poético y narrativo.
Residencia de estudiantes nos deja asomarnos bajo el prisma de la autora a aquel caldo de cultivo histórico donde coincidían Juan Ramón Jiménez, Luis cernuda, Margarita Manso, la Niña de los peines o Carmen Amaya. Nos abre la mirada de la Susanna Martín hacia la persona tras el genio de Lorca.