Es la hora de las tortas!!!

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Reseñas desde Star City: Polina

PolinaCreo que de entre mis autores favoritos nadie tiene un dibujo tan feo como el de Bastien Vivès. Pero también tengo que decir que cada obra suya que leo me cautiva más. Diábolo Ediciones nos trae una nueva edición de Polina, una de sus obras más populares, ahora que su adaptación cinematográfica se ha estrenado en Francia y está próxima a hacerlo en España. Una obra que se publicó originalmente en la editorial francesa Casterman en 2011, con la mala (o buena, según se mire) suerte de ser casi simultánea al estreno en cines de Black Swan, una obra con ciertos puntos en común. La historia tiene ciertas conexiones, no lo negaré, pero son detalles comunes en cualquier obra que gire alrededor de la danza: profesores rígidos, esfuerzo y trabajo diario extenuante, competencia… Si nos paramos a analizarlo fríamente, y con la ventaja del paso del tiempo, ambas obras apenas tienen en común algo más que la danza.

La historia.

Ppolina04olina Oulinov es una niña que a los 6 años intenta entrar en la Academia de baile del afamado profesor Bojinski, cuya reputación de severo e inflexible le precede. Un profesor que busca la perfección en sus bailarinas y no duda en ser desagradablemente sincero y directo con ellas, sin importarle la edad de las jóvenes. Desde el primer momento, Bojinski ve en Polina una luz propia, y sin alterar su estado natural «rancio» en ningún momento, intenta llevarla por el buen camino. La relación entre ambos es muy similar. Polina ve en su profesor, al que todos tildan de tirano y de ogro, a alguien que simplemente quiere que las jóvenes sepan por qué bailan. Una de las frases que marcará a la chica en el resto de su carrera es precisamente «¿Está lista para bailar? ¿Con qué fin?«. Desde ese momento, la chica comenzará una carrera titubeante, saltando de escalón en escalón, dejando cosas a medias, enseñanzas de profesoras que miran por ella e intentan borrar la rigidez de Bojinski de su carrera, o grandes compañías de ballet ruso. La relación con Bojinski, siempre estará presente de alguna manera, siendo fundamental en el destino de Polina.

El autor.

Ya he hablado antes de Bastien Vivès cuando reseñé Olympia, de la que solo hacía labores de guionista. Posteriormente he podido leer su El gusto del cloro, con la que consiguió el premio al autor revelación en Angoulême en 2009. Una obra que me fascinó con esa cotidianidad tan calmada que solo había conseguido encontrar en autores como Jiro Taniguchi. Así que aprovechando la reedición no he dudado en leer por fin esta obra suya que ya le valiera el premio de las librerías especializadas en 2011 en su país de origen.

polina03Me encanta cómo trata Vivès la relación entre Bojinski y Polina. Ya digo que puede resultar un tema muy manido si uno echa un rápido vistazo a obras como la citada Black Swan, aunque también la fabulosa Whiplash o las míticas A chorus lineAll that Jazz. Vivès no presenta un ogro sin sentido, no hace un maniático de la técnica. Mi visión de su Bojinski es la de un tipo que ama la danza, la entiende y tiene claro el camino a enseñar a las niñas. Inserta alguna escena en la que alguna alumna sale llorando por la dureza, tiene incluso una con la propia Polina, a la que acaba expulsando de su clase… pero no es una obra en la que se abuse de la crueldad. Y me alucina cómo trata la visión de Polina, cómo se embelesa con su pasión, cómo se da cuenta (unas veces antes y otras después) de que ese es el camino que debe o debió tomar, según el momento de la historia. La relación con la profesora Litovski es incómoda. Ella no tiene mala intención, pero sus métodos difieren radicalmente a los de Bojinski.

polina02La parte que menos me gusta de la obra es la de la Compañia Laptar o el viaje a Berlín… porque no vemos a una Polina cómoda. El amor entorpece en cierto momento su carrera, aunque el destino acaba poniéndola en su sitio. Aunque para mi gusto, la conclusión de la obra, está repleta de poesía. La visita a la academia donde comenzó, con las alumnas preguntando, su manera de comportarse, la claridad con la que el autor revela que por fin sabe lo que quiere y «por qué baila»… me han parecido sublimes.

¿Y el dibujo? El dibujo de Vivès es feo. Muchísimo. Trazos gruesos, temblorosos, con viñetas en las que solo se ve un boceto del personaje, sin ninguna definición, parca en fondos,… Y con todo eso es una absoluta maravilla. La expresión corporal del baile es fascinante, las expresiones de Polina son transparentes, casi sabes lo que está pensando. Me resulta increíble cómo se puede expresar tanto con un dibujo tan simple, tan aparentemente descuidado, tembloroso, con garabatos para hacer un relleno… Mucho menos pulido que en El gusto del cloro, que usaba un trazo fino más delicado, aquí no, aquí hay manchurrones de tinta para hacer rellenos y viñetas en la que solo se ve el contorno de la figura sin un solo detalle. Lograr expresar tanto con tan poco no está a la altura de muchos.

En definitiva, Polina.

Polina es una obra sobre danza, que explora el viaje personal de una chica, de cómo dedica su vida a ella, de cómo a veces acierta con sus apuestas y otras se equivoca, pero sin perder nunca de vista la meta que quiere conseguir y de adónde quiere llegar. Una obra que no deberíais dejar pasar por la primera impresión que puedan daros sus dibujos. Tal vez no sea vuestro estilo, pero si por la trama os convence, no dejéis de echarle un vistazo. Os dejo a continuación el trailer subtitulado al inglés para que podáis haceros una idea del contenido de la obra, aunque viéndolo tengo la sensación de que se han tomado alguna que otra libertad.

Diábolo ha publicado esta tercera edición, con una edición en cartoné, 27×19 cm, con 206 páginas en B/N a un precio de 21,95€.

Lo mejor: La capacidad de transmitir con tan poco, la relación Polina-Bojinski, la huída de los tópicos.

Lo peor: Que el dibujo feísta de Vivès pueda asustar a algunos.

Para amantes de historias bien contadas, intimistas. Para los que quieran dibujar y tengan un estilo atípico, y sientan que así no van a poder expresar suficiente (comprobadlo, sí se puede).