¡Cagontó lo que se menea! ¡Cagon San Peo Bendito! Ma tocao reseñá las hasaña del Salgento Arensivia y sus insinne pupilo del escuadrón más letá y despiadado caconosío lejersito aspañó. Ahem, perdón, pero después de 160 páginas de Historias de la Puta Mili, a uno le cuesta hablar como mandan los cánones. Y es que Dolmen Editorial ha tenido la genial idea de reeditar en unos tomos de tapa dura, todas las tiras que el difunto y genial Ivà pergeñó para la revista El Jueves. No solo está editando estas Historias de la Puta Mili, sino también la genial Makinavaja, el último choriso que está editando de igual manera y formato. Yo empecé a leer El Jueves algunos años después, pero tengo muchos Pendones del Humor (tomos recopilatorios). Sí, y lo leía por las tiras, las mozas de buen ver en paños menores era algo completamente accesorio…
La tira.
Ramón Tossas (alias Ivà) volvió a las páginas de El Jueves en 1986 tras un parón de casi 10 años (había participado a finales de los años 70). Su carrera ya estaba más que encarrilada, habiendo participado también en publicaciones emblemáticas como El Papus o Barrabás. Y para su regreso presentó dos ideas de tiras, que comenzaron a publicarse ambas (con una semana de diferencia) a mediados de 1986. La temática de esta Historias de la Puta Mili es simple: Contar historias en tono humorístico de todos aquellos personajes que se podían encontrar fácilmente en el entorno militar en lo que hasta hace demasiado poco se conocía como el Servicio Militar Obligatorio… es decir, la Puta Mili. Personalmente tengo la anécdota de ir a «tallarme» el último día que los pies planos nos librábamos de la Mili. Me pasé dos meses con la duda de si era el último día para los que iban a tallarse o para los que revisaran el expediente. Nunca he sentido más orgullo por que me llamen inútil que cuando llegó la carta a casa, mi madre la abrió y corrió a despertarme y a decirme «que era un inútil». Nos abrazamos saltando de alegría, por supuesto. Ivà no se libró y a pesar de que chuparía calabozo y pringaría como el que más, dudo que no se lo pasara bien. De hecho, me da que alguno de esos personajes tan irreverentes y que paradójicamente siempre acaban saliendo airosos de situaciones delicadas, que aparecen en sus tiras no estuvieran inspiradas en él mismo.
Historias de la Puta Mili es un repertorio de esos personajes. Aunque a medida que avanzó la publicación de la tira, fueron apareciendo personajes fijos y hasta algunos tenían su nombre (Sargento Arensivia, recluta Martínez (este pude ser yo), el páter…), el caso es que la tira no es más que un catálogo de diferentes puestos y figuras militares, desde el recluta novato, el párroco, la mujer del sargento de turno, o de cargo aún mayor (Coronel, Teniente…), el jefe de cocina, el chófer… y no solo del ejército de tierra sino también de mar o aire.
Y no penséis que se trataban temas intrascendentes y viñetas improvisadas. Si algo caracterizaba a Ivà era la capacidad de introducir temas candentes (Chernobyl, la OTAN, la pelea entre militares y civiles que tuvo lugar en un pueblo de Lérida…) en sus tiras y hacer un chiste de ello. De hecho, Ivà tuvo más de un problema con su sentido del humor con alguna que otra multa por parte de la Justicia.
El autor.
Ivà desarrolló su carrera desde principios de lo 70 hasta su muerte en 1993. Aunque ha trabajado en muchas revistas, su trabajo más reconocido fue el que llevó a cabo en El Jueves, y concretamente las tiras semanales de Makinavaja y la Puta Mili. Su estilo era inequívoco e inimitable: Tiras atestadas de texto, con un lenguaje muy de la calle, con una transcripción fonética del lenguaje (como el que he homenajeado en la primera frase de esta reseña), con un dibujo mucho menos esquemático del que puede parecer a primera vista, con dibujos muy abocetados, pero con una capacidad de mostrar expresividad demasiado poco reconocida. Y es que no es fácil mostrar tanta expresividad con unos muñegotes cuyo 70% de la cara es nariz y ojos, pero Ivà lo consigue a la perfección.
Historias de la Puta Mili es una crítica continua a las estructuras militares. Desde las jerarquías hasta el sinsentido de ese servicio militar obligatorio, desde el dejar un arma en manos de una persona que no sabe hacer la o con un canuto hasta los estragos del bromuro en las cocinas. Todo ello en tono de sátira, y muy divertida.
En definitiva.
Esta edición de Historias de la Puta Mili que está editando Dolmen Editorial dentro de su línea Por fin es viernes en tomos que recopilan cronológicamente todas las tiras es una gozada. Permite ver la evolución del autor, tanto en tipo de humor como en evolución gráfica como en progresión artística. No hay más que coger este tomo y ver esas primeras tiras con 4 viñetas por página y pasar a las que hacía un año después con tiras con 13 viñetas por página. Otra cosa que llama la atención es la cantidad de texto. Desde esa primera tira en la que parodiaba la catástrofe de Chernobyl sin un solo texto a esas tiras en las que cuesta ver algo de dibujo, siendo el 75% bocadillos repletos de texto.
Este primer tomo recoge las tiras publicadas durante los años 1986 y 1987, con 160 páginas en B/N, y una edicición en cartoné con un papel de alto gramaje por un precio de 24,95€. Una edición que hará las delicias de los coleccionistas.
Lo mejor: El sentido del humor de Ivà, directo y contundente a veces. Volver a leer algunas tiras que recordaba de hace muchos años (Ataque, Platoon, Camuflaje…) y volver a reírme a carcajadas con ellas.
Lo peor: El precio seguro que echa para atrás a más de uno. Aunque os garantizo que las horas de lectura están garantizadas, Ivá no dejaba ni una viñeta vacía…
Para seguidores del autor, amantes de la tira cómica española, seguidores de El Jueves, o simplemente, amantes del humor de calidad (aunque algunos lo vieran como algo zafio o improvisado).