Es la hora de las tortas!!!

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Reseña: Saga vol. 5

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Saga tomo 5
Guión de Brian K. Vaughan
Dibujo de Fiona Staples
Planetacomic
2015

Y vamos con el tomo 5 de la serie más multipremiada y aclamada por crítica y público en la actualidad. Casi podría ahorrarme decir que se trata de Saga, la serie que desde hace tres años largos lleva publicando Image Comics y que es obra del guionista Brian K. Vaughan y la dibujante Fiona Staples.

Por si hay alguien que se ha pasado estos últimos años en una cueva donde no le han llegado noticias de los premios Eisner, Harvey o incluso los Hugo de ciencia ficción (además de varios premios patrios como del del Salón del Cómic de Barcelona o los Premios de la Crítica), Saga es la historia de Alana y Marko, una pareja de dos razas enfrentadas en una guerra de la que se ha olvidado el origen en un mundo que mezcla elementos fantásticos y de space opera.

Este tomo quinto en el que Planeta recopila los números 25 al 30 de la edición americana supone un repunte con respecto al tomo anterior. Si bien en el tomo cuatro la persecución a la que se ven sometida nuestra pareja protagonista y su hija Hazel parecía tomarse un breve respiro, ya al final de ese cuarto tomo se nos daban muestras de que la tranquilidad iba a a ser un bien breve y frágil. Alana y Marko volverán a verse separados, se forjarán insólitas alianzas, recuperaremos personajes y perderemos otros con el intenso ritmo al que nos tienen acostumbrados Vaughan y Staples.

La verdad es que es una lástima hacer una sinopsis tan esquemática, pero en este tomo casi cualquier detalle extra es un spoiler. Se trata de un cómic apoyado en dos pilares: los personajes y los giros de la trama. En este tomo son los propios caracteres de los personajes los que proporcionan estos giros, con lo que es mejor reservárselos para el momento de la lectura.

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Sin caer en spoilers, sí me gustaría comentar algunas cosas de los dos personajes principales, que al verse separados funcionan en un sentido más individual. No es ninguna novedad comentar que Vaughan quiso volcar en Saga sus experiencias como padre y pareja, con lo que estos personajes han estado más centrados a su desarrollo en esos marcos. Por eso, separarlos es una buena jugada para hacerlos avanzar en direcciones que no habíamos visto, sobre todo en el caso de Marko, que pasa de niño bueno a animal sangriento en un instante y llega a una revelación final que le dará su nuevo rumbo. Alana por su parte sigue en su línea exageradamente humana y pasándose de intensita. Siempre me ha costado pensar en este personaje como en un soldado, pero se le acaba cogiendo cariño.

Pero ya llegamos a la treintena de números y los autores han tenido tiempo para desarrollar personajes secundarios que resultan hasta más interesantes que los protagonistas. El príncipe Robot IV, Dengo, la Marca, Gwendolyne, Sophie, pero siempre con dos constantes: son productos de una guerra institucionalizada y, como comentaba en el caso de Alana, exageradamente humanos. Mucho se ha hablado de que en Saga no hay buenos ni malos y que es una serie de personajes grises, pero creo que esto no es en absoluto cierto. Los personajes de Saga nos son grises, sino blancos y negros cambiando constantemente de uno a otro a violentos bandazos. Vaughan es consciente de que personajes de esta naturaleza dan mucho más juego y permiten un zas en toda la boca tras otro al lector. Esas sorpresas constantes y el carácter provocador de la obra (muchas veces hasta gratuito) es lo que ha hecho que todos hablemos de ella.

Saga es una obra muy tramposa, siempre en busca de un nuevo giro, de un nuevo reclamo o baratija argumental o visual para captar nuestra atención. El mérito de Vaughan y Staples es que incluso cuando no resultan creíbles, la frescura y el efecto de enganche puede compensar con creces el hecho de que a veces se vean los hilos.

No dudarán en insinuarnos temas como el extremismo islámico, matar personajes sin concesiones y en arrolladores anticlimax, conceptos clásicos de fantasía tan macarrizados como son capaces de imaginar o incluso terroristas charlando sobre series de TV. Vaughan aprovecha cada recurso que le brinda la falta de ataduras del mercado independiente para engancharnos, como un vendedor de remedios milagrosos y si bien su elixir no cura el cáncer, sin duda te hace sentir mejor. En alguna ocasión he comentado que personalmente considero que se ha sobredimensionado esta serie, pero ni se me ocurre poner en duda que se trata de una obra obra que mantienen constantemente el interés, con la acción muy bien dosificada y realizada con oficio.

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Y en el mismo sentido hablaría del dibujo de Fiona Staples. No creo que sea la mejor dibujante de los últimos años. sin duda tiene un estilo bastante personal e impactante, un increíble sentido del diseño y un correcto sentido de la narrativa, pero son conocidas sus carencias en el detalle de los fondos, el dibujo de tecnología o la sobreabundancia de planos cortos.

He de decir que es posible que esté siendo un poco duro con esta obra y que seguro que no lo estaría siendo tanto si no se enfrentara a su propia leyenda. El mayor enemigo de Saga puede ser su propia popularidad. Si no estuviéramos hablando de la serie que ha acaparado todos los premios de los últimos años, no me cabe duda que nuestra posición a la hora de valorarla sería mucho más laxa. Haciendo un esfuerzo por permanecer neutral, Saga sigue siendo sin duda una serie recomendable y muy disfrutable, así que puedes ahorrarte el resto de la reseña.