Hace unos cuantos eones, de la época en la que me compraba religiosamente la Cimoc y descubría cada vez más y más autores interesante, quedé perdidamente enamorado del dibujo de André Juillard. Su primera obra en solitario, El diario azul, la tengo desgastada de tanto releerla. Y otro tanto me ocurre con la más conocida, Las 7 vidas del Gavilán, la secuela (Pluma al viento) o incluso la precuela (Masquerouge). Por cierto… ¿Qué pasa con ésta serie? ¿Está maldita? Hay muchísimo material inédito de distintos ciclos que no han visto la luz. Bueno, vamos a lo que vamos… que es éste Mezek.
Para situarnos en un momento concreto en el tiempo os diré que estamos en el verano de 1948. El recién creado estado de Israel sufre el bloqueo de armas internacional con la intención de evitar la guerra árabe-israelí que irónicamente es lo que se está produciendo. La fuerza aérea israelí sortea el bloqueo consiguiendo de forma alegal desde Checoslovaquia, que es el único país que ha aceptado vender armas a pesar del bloqueo, unos remodelados aviones alemanes que reciben el sobrenombre de Mezek. Pero, una cosa es tener la herramienta y otra saber utilizarla. Por ello recurren a a contratación de mercenarios extranjeros tanto para combatir al enemigo como para adiestrar a los israelíes en el pilotaje de éstos aviones.El personaje central, el sueco Björn, es uno de éstos mercenarios.
Aunque en principio pueda parecernos que estamos ante una persona con su propio código ético y que está para cumplir perfectamente con su trabajo mientras recibe la generosa paga y las sustanciales primas con las que son compensados los pilotos extranjeros, poco a poco vamos descubriendo que hay algo más oculto. Y como suele ocurrir, resulta que el verdadero motivo por el cual está participando en el conflicto tiene relación con un evento de su pasado. Supongo que sabréis de sobra de no voy a contaros cuál es ¿verdad?
Pero no sólo el pasado de Björn mueve la historia. Tenemos también varios «accidentes» que sufren algunos mezek que dan que pensar que no es casualidad y que algún sabotaje se está llevando a cabo. Así que por otra parte tenemos también la investigación de ésta posible traición por parte de alguien de la base aérea.
En ésta ocasión no nos encontramos con la típica obra en la que se nos presenta ambas partes del conflicto y se trata de conseguir la imparcialidad para evitar que el guionista salga escaldado. Yann directamente nos cuenta la guerra desde la parte israelita. Los árabes sólo aparecen para ser disparados, bombardeados y atacados. No gozan de personalización alguna ni se les trata con ningún tipo de profundidad. Lo que le interesa al escritor es contarnos las circunstancias de la base aérea durante un conflicto y adornarlo con algunas gotas de intriga.
Gráficamente, como es de imaginar, soy totalmente incapaz de ser imparcial. Juillard vuelve a mostrarnos el dominio que tiene para dotar a sus personajes con rasgos propios a la par de ilustrar alguna que otra batalla aérea en contraposición a las calmadas escenas revisando los aparatos, con los pilotos conviviendo en la base, o los bañitos nocturnos del protagonista con visitas inesperadas…
En definitiva tenemos una buena historia con un gran dibujo que en mi humilde opinión merece mucho la pena leer aunque, como es mi caso, no seas precisamente amante del género bélico. Sé que es como siempre os vendo la moto, pero es que si es verdad que lo pienso de ésta forma ¿para qué cambiar de modus operandi ?