Invencible nº21: Guerra en casa
Guión de Robert Kirkman
Dibujo de Ryan Oatley
Aleta Ediciones
2016
Supongo que estas alturas todos hemos leído aquello de que Invencible es la mejor serie de superhéroes del mercado, que es lo más fresco que se puede leer, que rompe moldes, que sus personajes evolucionan y bla bla bla… pero en poco más de año y medio esta serie cumplirá 15 años. ¿Puede seguir siendo fresca y rompedora? Pues quizá no tanto como al principio porque ya hemos tenido tiempo de cogerle el pulso, pero la respuesta sigue siendo sí. Con más de una década a sus espaldas puede que Robert Kirkman y Ryan Oatley ya no trabajen para captar al nuevo lector, pero siguen consiguiendo sorprender.
Quizá este tomo 21 (Invencible: Guerra en casa) no sea el más adecuado para hablar de la intensidad de esta serie, porque después de la subida y final de arco del tomo anterior, toca arrancar con algo de tranquilidad. Mark y Eve van a tener un hijo y en medio de toda esa felicidad se cruza de nuevo Angstrom y ya comienza a liarse el asunto. Casi cualquier cosa después de esta minisinopsis es spoiler y es que pese a que es cierto que baja un poco el ritmo de la acción, la cantidad de información y el número de tramas que avanzan en este tomo es un tanto abrumadora.
Nos encontramos aquí con un pequeño escollo y es que esta serie que siempre se había vendido como el remedio para aquellos que quieren leer superhéroes puros y duros sin enfrentarse a eternas continuidades. Sin embargo esto es mitad obstáculo y mitad ventaja. Dudo mucho que entren nuevos lectores si no es empezando por el principio, pero por otro lado, todos estos años construyendo con un grupo más o menos fijo de lectores permite un grado de complicidad que propicia una nueva fase del mismo juego.
El juego sigue siendo el mismo: una mirada al mundo de los superhéroes con cariño, un profundo conocimiento de sus códigos y sin ninguna limitación. Cuando son esas las claves puedes estar haciendo en un momento un chiste sobre alguna situación tópica, al momento siguiente un homenaje épico y un segundo después, rompernos la cintura con una ruptura total de los códigos. La nueva fase viene porque ahora que Kirkman sabe que cuenta con un grupo de seguidores fieles, puede permitirse densificar las tramas. Así, en una especie de versión moderna de aquello que hacían Claremont o Byrne, va dejando pinceladas aquí y allá de historias que irán fraguando en mayor o menor plazo. En Invencible: Guerra en casa, el listado de tramas es apabullante: el hijo de Mark y Eve, el destino del Imperio Viltrumita, el regreso de Angstrom, la nueva condición del Dr.Sísmico, el secreto de Robot, el nuevo objetivo de Battle Beast, los Invencibles alternativos y unas cuantas más y en tan sólo seis número americanos.
Esto sigue siendo un juego de fan a fan, aunque ahora uno de los fans tenga dos adaptaciones televisivas de éxito en marcha y más dinero del que oleremos jamás todos nosotros juntos. Kirkman conoce las historias que hemos leído y sabe cómo romperlas para sorprendernos. Y si para ello cuenta además con Ryan Oatley es normal que de vez en cuando tengamos que agacharnos a recoger la mandíbula. Oatley es un narrador más que competente, pero estamos quizá ante el dibujante más espectacular del género. Poca gente es capaz de hacernos flipar tanto dibujando una pelea de superhéroes como Ryan Oatley.
Invencible ya no es una recién llegada, pero sigue asombrando y brindándonos momentazos casi como el primer día. Invencible: Guerra en casa sigue teniendo instantes para sacarnos la sonrisa, para flipar con épica pura y para sacarnos los ojos de las órbitas. Si no has picado aún con esta serie, ni se te ocurra empezar por aquí, corre a por los primeros tomos. Si lo dejaste durante algún pequeño bajón, hazte con lo que te falte, merece la pena. Si has leído todo lo anterior… si has leído todo lo anterior no necesito convencerte, ya sabes que no miento.