Es la hora de las tortas!!!

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Reseña de Wonder Woman: Tierra uno

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Wonder Woman: Tierra uno

Guión de Grant Morrison.
Dibujo de Yanick Paquette.
Color de Nathan Fairbairn.
ECC Ediciones. 2016
Cartoné. 144 pags
15,95

Tierra uno es una iniciativa que comenzó en 2012 con una idea similar a lo que sería los inicios de la línea Ultimate marveliana, pero con un formato y desarrollo bien distanciados. En esencia se trata de reimaginar el origen de algunos de los héroes más grandes de DC. Primero fueron Superman y Batman, después los Titanes y ahora es el turno de Wonder Woman: Tierra uno.

Otros de los rasgos de esta línea es que se publica en forma de volúmenes unitarios y que se trabaja con autores de primera fila. Wonder Woman: Tierra uno viene de la mano de los grandes nombres de Grant Morrison y Yanick Paquette.

El argumento de esta obra apenas dista del origen clásico. Diana es la princesa de Isla Paraíso, el hogar de las mitológicas amazonas ocultas al mundo de los hombres desde la época de los mitos griegos. Un suceso fortuito la pondrá en contacto con el mundo del hombre y ahí comenzará su leyenda. Todos los ingredientes clásicos estarán ahí: Steve Trevor, el avión invisible, los lazos mitológicos… incluso se las apaña para aparecer encadenada como en los tiempos de William Moulton Marston. Lo realmente novedoso es el planteamiento de todos los ingredientes.

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Grant Morrison plantea la historia como un choque generacional entre Diana y su madre Hipólita y nos presenta desde el principio la historia con un enfoque abiertamente feminista. De hecho es tan abierto, complaciente y políticamente correcto que viniendo de un guionista como Grant Morrison hace sospechar, pero claro, es Morrison y tenía que haber trampa y es que todo el tebeo es una inmensa contradicción

Durante las primeras páginas sorprende ver un enfoque tan anacrónicamente actual del feminismo en la antigüedad. También extraña que trate de ser feminista y sea a la vez todo un fan service para las hormonas masculinas, todas las amazonas son supermodelos que posan a cada segundo y puedes perder la cuenta con los planos de culos que dibuja Yanick Paquette. Wonder Woman: Tierra uno ¿puede reivindicar a la mujer y tratarla a la vez como un reclamo sexual?

Isla Paraíso se presenta como una utopía antípoda del mundo del hombre corrupto y degradado, pero poco a poco se van revelando grietas en su absoluta perfección. Las tradiciones absurdas, el resentimiento y el ansia de venganza, la dominación están presentes en lo que parecía una nueva Arcadia femenina.

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También decía que es una historia de choque generacional entre Diana e Hipólita. Nuevas tendencias contra viejas costumbres, pero ¿de verdad tiene sentido entre inmortales de miles de años?

No es más que una conjetura, pero creo que Morrison es consciente de que el tratamiento de la mujer en el cómic no es un tema sencillo y mucho menos en un género tradicionalmente masculino y simplista como los superhéroes (si bien ha evolucionado con el paso de los años). Diría que manifestar de modo tan insistente todas estas contradicciones es lo que realmente define la esencia de Wonder Woman, un personaje femenino fuerte en un medio para hombres.

Creo que la fidelidad al origen clásico del personaje y su naturaleza profunda y deliberadamente contradictoria son los dos pilares de Wonder Woman: Tierra uno. Sin embargo, Morrison no se queda ahí, se las arregla para hacer una de las historias más ligeras y digestivas de su producción. Es cierto que hace algo de trampa jugando con los flashbacks para generar expectativa, pero el resultado es una historia donde cada personaje tiene su momento y todo funciona de manera fluida, equilibrada y muy entretenida.

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Por su parte, Yanick Paquette está espectacular. Los diseños ya sea de ambientes, lugares, vestuario, personajes, vehiculos… TODO es absolutamente increíble a nivel visual. Quizá la mayor flaqueza del dibujo de Wonder Woman: Tierra uno sea precisamente esa. Hay tal esfuerzo en el aspecto visual de cada página, que en ocasiones se resiente un poco la narrativa. No se puede decir que haga un mal trabajo de narración, pero queda patente que prima el espectáculo. Tal vez pueda parecer que estamos ante un dibujante de figurines, pero de nuevo las poses, la perfección y la uniformidad entre las amazonas son un recurso acertadamente buscado y cuando vemos mujeres de verdad en el mundo del hombre, hay evidente diferencias entre ellas (y no solo en el personaje de Beth). No me gustaría cerrar la reseña sin mencionar el color de Nathan Fairbairn, por mérito propio, pero también para que Yanick Paquette no se nos enfade.

Estamos ante una de las obras más ligeras de leer de Grant Morrison, pero no por ello está exenta de esa pequeña vuelta de tuerca, de pensar un poco más allá, a la que nos tiene acostumbrados el escocés.

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