Con este tomo concluye la que ha sido una de las series que más han dado qué hablar durante el último año. Crítica y público se han puesto de acuerdo e incluso la hemos podido ver en listados y premios en los que rara vez vemos un cómic Marvel. ¿Es para tanto 100% Marvel. La Visión? Pues claro que sí
100% Marvel. La Visión #2: Poco mejor que una bestia
Guión de Tom King
Dibujo de Gabriel Hernández Walta y Michael Walsh
Rústica con solapas. 144 páginas. Color.
13,50€
Panini Comics. 2017
Habíamos dejado a la Visión en Washington con su nueva familia sintezoide y un profundo secreto que temíamos que traería cola. En este tomo recibirá la visita de Victor Mancha, personaje creado en la serie Runaways como hijo de Ultrón y por tanto hermano de nuestro protagonista. La relación fraternal debería culminar esa familia que tanto parece perseguir, pero todos nos olíamos que esto era una tragedia y no va a defraudarnos.
Hasta aquí la parte fácil de la reseña. Ahora llega lo complicado y es que esta obra habla de tantas cosas, que sería una locura intentar abordarlas en una sola reseña. La propia obra funciona como nuestro sintezoide favorito. 100% Marvel. La Visión es una obra de minuciosa ingeniería donde todo está dispuesto aritméticamente, pero cuyo resultado es un nudo en tus entrañas.
100% Marvel. La Visión es uno de esos cómics proyectados en varios niveles de lectura y que sin duda tiene petróleo que sacar en sucesivas relecturas, pero ya en la primera estamos sumergidos en esa sensación de que “aquí hay algo más”. No obstante, y de nuevo haciendo gala de esa milimétrica ingeniería con la que está construida esta historia, todos los niveles secundarios, terciarios y enésimarios quedan intuidos, percibidos lateralmente sin que nuestra trayectoria se desvíe de la línea principal. Y que nadie se alarme, 100% Marvel. La Visión es una de eso tebeos tan bien ensamblados que por complejos que sean en profundidad, pueden leerse como puro entretenimiento como un bocado liviano.
La Visión es principalmente una reflexión sobre la humanidad, sobre qué la hace funcionar (funcione como funcione) y sobre el significado (o falta del mismo) de ser humano. Todo en esta serie surge de la necesidad de Visión de sentirse humano. Ser humano bajo un punto de vista matemáticamente lógico es lo que lleva a Visión a crear su propia familia y llamarlos Virginia, Viv y Vin y lo que los lleva a un idílico barrio residencial de Washington a aparentar normalidad (o al menos normalidad en términos humanos). Reproducir la humanidad con base de algoritmos (¿he oído Big data por ahí?) deriva en una imitación de lo que es ser humano a medio camino entre el absurdo, lo cómico y lo terrorífico.
La Visión “quiere ser como los demás” y en su tentativa queda patente lo arbitrario y falto de lógica que es ser humano. La repetición fría y mecánica de las costumbres de sus vecinos no hace sino poner de relieve lo esperpénticas que son muchas de nuestras maneras de proceder como especie y como individuos en una crítica sutil pero mordaz por parte de Tom King. Irónicamente, hacia el final del cómic da la sensación de que La Visión entiende y acepta mejor que la mayoría de nosotros lo disparatado y caprichoso que es ser humano. La mezquindad o la envidia no tienen lógica matemática pero son humanas.
En la familia Visión todos intentan hacer cosas normales, pero de forma anormal. Tratan de entender la emociones que no pueden sentir en lenguaje binario y este es justamente el sentido en el que funciona la historia. Lo emocional en Tom King sucede a un nivel cerebral y calculado y sin embargo cala y recorre la espalda en un escalofrío. La obra está llena de una profunda lírica oculta tras la geometría y la aritmética. 100% Marvel. La Visión está repleto de símbolos que no siempre se entienden a nivel consciente, pero al igual que la Visión, los lectores no podemos controlar todo… al menos no a nivel consciente.
Varias capas de significado se apilan en 100% Marvel. La Visión, pero no es necesario analizar y desglosar todas en una sola lectura, tal vez ni siquiera en varias. Los símbolos cargados de dobles lecturas, las miradas, los silencios y los mil detalles plagados de información funcionan aún así como un conjunto que se percibe más con las tripas que con el cerebro. Ese conjunto es el inquietante ambiente que te hace intuir que todo acabará mal, que consigue esa inusual mezcla de terror y turbador humor. Tom King nos dejará mil y una señales que anuncian el desastre de lo que a todas luces es un drama shakesperiano.
El mayor inconveniente que se le achaca a 100% Marvel. La Visión es, como decía mi compañero Alejandro, que “hará que los fans de Los Vengadores de Roy Thomas se pregunten qué colección han comprado” y sin embargo, este tebeo es minuciosamente respetuosa a la continuidad original. Es más, sólo un conocedor de la historia de La Visión podrá apreciar ciertos detalles que sin duda, tanto King como Walta han estudiado a conciencia. Es cierto, sin embargo, que la continuidad está manipulada al servicio de una historia más cercana al género de la ciencia ficción y el terror que a los Vengadores de Roy Thomas. King y Walta le dan la vuelta a la continuidad para mostrarnos una mesa de celebración familiar con una vaca parlante, una bruja y un robot. Está claro que la manera de tratar un panorama así a día de hoy no funciona como en los 60 o los 70 y el uso que Tom King hace de ello con esta escena no sólo contribuye a esa inquietante comedia de la obra, sino que contribuye al crecimiento de los personajes y en especial a esa dupla caos-orden, que formaron La Bruja Escarlata y la Visión. ¿Creéis que el hecho de que Virginia, desencadenante del caos en esta historia, tenga las pautas cerebrales de Wanda es casualidad?
He intentado no hacer división de guión y dibujo hasta ahora, porque el trabajo de Gabriel Hernández Walta y Jordie Bellaire está tan integrado en el ambiente de la obra que cuesta saber quién es el artífice de cada aporte. En cualquier caso el armónico diseño de página de Walta y la potencia de las miradas y gestualidad (o muchas veces falta de ella) son imprescindibles para que las ideas de 100% Marvel. La Visión lleguen a buen puerto. Incluso cuando en el primer número de este segundo tomo, cambian al melillense por Michael Walsh, la unidad estética se mantiene y no se echa de menos al titular tanto como podría esperarse. No hay claroscuro apenas y con una falsa sencillez cada diseño parece meditado hasta el extremo… casi matemáticamente. Si le añadimos una paleta deliberadamente pastel de Jordie Bellaire (que rompe de manera magistral en secuencias como el flashback de Víctor Mancha) y las portadas rockwellianas de Mike del Mundo completan los ingredientes de un tebeo del que se seguirá hablando dentro de 30 años.
En este tomo todo avanza más rápido, la trama estalla y pasa lo que tenía que pasar, pero la única razón para dividir esta obra en dos partes es únicamente comercial. 100% Marvel. La Visión funciona como una unidad cerrada y perfecta. Tampoco voy a negar que desde Es la Hora de las tortas hayamos caído en el pequeño absurdo de hacer dos reseñas, pero si algo nos enseña esta obra, es que que la sinrazón es la esencia del ser humano. Fijaos que hasta un sintezoide puede decir “No tiene sentido. Por eso es bonito”.