Todo empezó en 1994. Por entonces, Alan Moore había dejado de trabajar ya con las dos editoriales principales de cómic y estaba empezando a colaborar con Image Comics, y había dado ya sus primeros pasos en la prosa. En ese año, escribió la historia corta El patio para la antología de relatos The Starry Wisdom: A Tribute to H. P. Lovecraft, que sería adaptada a cómic por Antony Johnston y Jacen Burrows en 2003, casi una década después. Y ya en 2010, tras su famoso problema con Hacienda, Moore retomó las tramas que había planteado en El patio para escribir, casi de urgencia, su continuación, Neonomicón. Aunque describe esta historia como una de las cosas más desagradables que ha escrito jamás, las semillas habían quedado sembradas para un tercer y último acto: la serie limitada de doce números Providence vería la luz entre 2015 y 2017 y con ella cerraría su ciclo lovecraftiano. Todo este material ha sido recopilado por Panini en un volumen integral de 720 páginas y tamaño oversized.
Este masivo volumen nos presenta una historia en tres actos. También podríamos decir que incluye la serie Providence y sus dos prólogos. O que tenemos un tomo con El patio y sus dos secuelas. O una historia circular, en la que el final acaba simultáneamente como prólogo y continuación del principio. No intentes definir una obra de Alan Moore: son los taquiones, que lo enturbian todo.
En El patio conocemos en un tiempo presente a Aldo Sax, un agente del FBI especializado en buscar correlaciones entre datos aparentemente dispersos. La investigación de unos asesinatos le lleva a un club en el barrio neoyorquino de Red Hook, donde entra en contacto con una droga alucinógena llamada Aklo que resulta ser un idioma, un concepto que Alan Moore ha explorado previamente en otras ocasiones. Neonomicón está ambientado un tiempo después, y aparece un asesino imitador del que estaba investigando Sax. Otros dos agentes del FBI, Lamper y Brears, retoman la investigación de Aldo Sax al estilo de las historias de August Derleth. Su primer paso es interrogar a Sax, que está encarcelado y aparentemente trastornado tras los sucesos de El Patio. Sus pesquisas les llevan a inflitrarse en la Orden Esotérica de Dagón, una secta que organiza orgías y que tiene contacto con criaturas inhumanas, abriendo la perspectiva de los agentes del FBI a una realidad más amplia de lo que conocían.
Y después llega Providence. El tercer/primer acto de esta historia es el primero que escribe Moore por su propia voluntad, siendo consciente de que el material que había escrito en el relato de prosa El patio y los cuatro cómics de Neonomicón tenían potencial para mucho más. En esta historia de doce números damos un salto atrás en el tiempo, hasta 1919, siguiendo a Robert Black, un escritor judío gay que se toma una excendencia de su trabajo para recorrer Estados Unidos en busca de inspiración para escribir su Gran Novela Americana. Pero al ir tomando contacto con las clases bajas de la sociedad se va encontrando con cultos paganos que hacen ver una realidad más grande -y más oscura- que la que conocía.
Como pastiche de la obra de H. P. Lovecraft que es, en Providence encontramos múltiples referencias al material de partida. Red Hook es el barrio en el que se ambienta El horror de Red Hook, un relato de Lovecraft en la época en la que empieza a perfilar Los mitos de Cthulhu. Johnny Carcosa hace referencia a Un habitante de Carcosa, un relato escrito por Ambrose Bierce, una de las mayores influencias en la obra temprana de Lovecraft. Robert Black es un personaje que tiene características del propio Lovecraft, pero también está inspirado en Robert Bloch, un escritor de su círculo. El texto ocultista centro de la historia, Kitab Al-Hikmah Al-Najmiyya, es una clara referencia al Al-Azif, conocido como el Necronomicón en su traducción griega, pero su título significa El libro de la sabiduría de las estrellas… que es el libro donde se publicó originalmente el relato de prosa El patio, incidiendo en una sensación de ciclo que encontraremos varias veces en esta obra. Y, por supuesto, las criaturas inhumanas, los sectarios y sus ritos innombrables son constantes en esta ambientación.
Lo que hace Alan Moore con este material es, a la vez, un homenaje a la obra de Ech-Pi-El, planteado como el pastiche definitivo del ciclo de Cthulhu, y una obra totalmente personal, en la que encontraremos muchas de las características de su obra previa. Encontraremos, por ejemplo, que toda la obra está planteada con una rejilla de viñetas fija, de la que sólo se sale fusionando varias de ellas, como ya hizo en Watchmen. También encontramos, personificado en el Aklo, el concepto del lenguaje como motor transformador de la realidad, idea que ya exploró en Promethea. Y tenemos también la idea de que la obra de Lovecraft sirve de inspiración, de comadrona, al nacimiento de toda una era posterior… como ya trató en From Hell.
No se puede decir bajo ningún concepto que Providence sea una mala obra. Es uno de los mejores cómics de los años en los que fue publicado. El mayor problema que se le puede achacar es que Alan Moore suele -en sus trabajos no alimienticios- darnos ideas nuevas, formas nuevas de utilizar la narrativa gráfica o puntos de vista innovadores sobre conceptos previamente vistos. En Providence prácticamente todos los recursos utilizados ya han aparecido en obras previas suyas, estando quizás un peldaño por debajo de sus títulos más representativos, pero estando entre la parte alta de su bibliografía. Y no olvidemos que un Alan Moore al 80% de sus capacidades está muy por delante de cualquier otro escritor del medio.
Si te has quedado con ganas de más, no olvides que le dedicamos un podcast de más de seis horas a esta obra. Lo tienes aquí: