La verdad es que no tengo muy claro cómo comenzar la reseña de “Post Americana”, miniserie de siete números editada originalmente por Image Comics y publicada en España por Norma en un bonito tomo con encuadernación en cartoné similar a la anterior obra del autor, “Maestros”.
Quizás lo más adecuado sea resaltar que su autor, Steve Skroce, se encarga tanto del dibujo como del guion. No es la primera vez que vemos esta faceta completa del artista. Sin ir más lejos, hace muchísimos años, se encargó de un arco de la cabecera de “Lobezno” de lo más resultón. Recientemente ha hecho lo propio con la mencionada “Maestros” y en Estados Unidos se encuentra en curso una miniserie centrada en La Cosa.
Podríamos decir que “Post Americana” es la consagración como autor completo del bueno de Steve, pero eso sería faltar a la verdad. Estamos ante una obra muy disfrutable, sí, pero también muy mejorable en la faceta literaria. No obstante, vamos a empezar centrándonos en lo bueno que no es otra cosa que celebrar que el artista parece asentado otra vez en el noveno arte.
Menciono esto porque durante la mayor parte de su carrera ha estado ligado al cine desde que conoció a las Hermanas Wachowski en la serie de Ectokid (un título de la línea Clive Barker) de Marvel Comics. Desde finales de siglo estuvo colaborando en títulos como la trilogía de Matrix, Ninja Assassin, Speed Racer o V de Vendetta en calidad de artista conceptual y desarrollador de storyboards.
Desde su regreso al cómic, ha buscado emular un poco a otros dibujantes que pasaron a escribir sus propias historias como Mike Mignola o John Byrne. Por desgracia, sus resultados han estado más parejos a la generación Image de Jim Lee o Marc Silvestri o al reciente Tony Daniel.
Bienvenidos a Post Americana
Post Americana es una historia distópica de acción. Los Estados Unidos han desaparecido prácticamente de la faz de la Tierra debido a una guerra nuclear. El vasto territorio que antes ocupaban los cincuenta estados ahora es conocido como el Páramo (muy similar al mundo abierto de Fallout). Unos pocos privilegiados, el 1%, viven en el interior de una montaña denominada “La Burbuja”, que está gobernada por la gente rica que a golpe de armamento militar,, quiere reconquistar el resto del país, ahora controlado por todo tipo de bandas caníbales, entre otras lindezas.
En este ambiente hostil, nos encontramos con Mike, un rebelde que quiere cambiar las cosas y con Carolyn, una suerte de mercenaria que acabará metida en una historia que le supera. El calor, el incesante número de enemigos o la necesidad de sobrevivir con la esperanza de ver un mañana mejor les hará unirse pese a sus reticencias.
Aclarar que Post Americana es una obra que funciona como un tiro. Steve Skroce no levanta el píe del acelerador en ningún momento. No paran de pasar cosas, hay persecuciones, peleas y acción desmadrada. El autor es responsable de crear un ritmo hiperbólico que por momentos recuerda al Mark Millar más descerebrado (aunque sin su “talento”) a base de plasmar situaciones caóticas, grotescas con personajes todavía peores que reflejan la cara más oscura de la naturaleza humana.
Ahora bien, se nota todavía que el artista tiene que mejorar mucho con el procesador de textos, porque no termina de comprender bien las reglas de los tempos narrativos. Skroce llena de manera innecesaria sus viñetas con textos y diálogos reiterativos. Faltan dedos en las manos para contar las veces que tal o cual personaje explica lo que está sucediendo en la obra, a veces incluso en el mismo número. Esto provoca que en ocasiones, ese ritmo frenético se vea frenado de manera abrupta y anticlimática. Por no hablar de sus diarreicos diálogos plagados de tacos y palabras malsonantes propios del Garth Ennis más perezoso.
Es una pena, porque la historia de Post Americana tiene un fondo mucho mayor de lo que pudiera parecer por su burda superficie. Skroce realiza un ejercicio de dura crítica al conservadurismo americano, al capitalismo y a la desigualdad social. En algunas ocasiones, el guion de este cómic arroja una mala uva y unas dosis de humor negro verdaderamente destacables. Lamentablemente esto queda un poco sepultado por unos personajes poco trabajados y superficiales.
Para enmarcar, eso sí, es el dibujo de Steve Skroce, deudor del estilo saturado y obsesivo en el detalle de Geoff Darrow, que se sale en cada plancha. Se nota que se lo ha pasado como un niño con juguetes nuevos diseñando toda la tecnología bélica que puebla Post Americana. También brilla especialmente en la narrativa y planificación de las escenas de acción, con unos diseños de página de lo más interesante. A esto, debemos añadir la excelsa paleta de color aplicada por ese titan llamado Dave Stewart, habitual colaborador de Skroce.
En definitiva, un tebeo la mar de entretenido pero que nos deja con la miel en los labios de lo que podría haber sido una obra mucho más redonda.
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