Sigue las aventuras de Tim Goodman por Ryme City en busca de una pista que desvele el paradero de su padre. Lo que Tim no espera es que en su búsqueda se una a él un Pikachu de lo más peculiar, ¡un Pokémon parlanchín adicto al café y al peligro! Sin embargo, en una ciudad donde humanos y Pokémon conviven en armonía, un peligro acecha oculto entre las sombras… ¡No te pierdas esta adaptación de la película y acompaña a nuestros protagonistas en su viaje por salvar el mundo!

Mañana 27 de febrero se cumplirán 25 años del lanzamiento de los dos primeros videojuegos de la franquicia Pokémon, el Pokémon Rojo y Azul para su consola Game Boy. Se trata de una de las franquicias de videojuegos más longevas y exitosas, que además ha conocido el éxito en muchos otros medios, como la animación, el manga y el cine: Detective Pikachu, la película de 2019, puede que no recibiera muy buenas críticas, pero fue un éxito de público entre la chavalería, adaptando el videojuego homónimo. Ahora le toca el turno, como quien no quiere la cosa, a la adaptación al cómic de dicha película. Y claro, una adaptación de una adaptación tiene muchas papeletas para salir mal, que es precisamente lo que ha pasado. Dadle al Start, que empezamos.

Vi la película en cines con mi hijo en 2019, cuando se estrenó. No es que mi peque (de apenas 10 años y medio) fuera el mayor fan de este videojuego, pero había jugado lo bastante como para sentirse atraído por los personajes. No así yo, que en su momento Pokémon me pilló con el paso cambiado, y nunca he sido capaz de entrar en su mundo. No obstante, la película tenía un algo que me atraía. Tal vez fuera la excelente animación por ordenador de los monstruitos, o que Ryan Reynolds anduviera involucrado poniendo la voz a Pikachu. El caso es que ambos la disfrutamos enormemente, y nos dejó un buen sabor de boca. Por eso el lanzamiento de este tebeo (publicado con bastante retraso con respecto a la película, denotando una mala visión de marketing) despertó en mí sensaciones encontradas. Por una parte, esperaba disfrutar tanto como con la película, pero por otra temía que el cambio de formato le restara diversión a la experiencia. Y esto último es lo que nos hemos encontrado.

El guion de Brian Buccellato (Injustice: Zona Cero, Batman: Anarquía) para este cómic sigue a pies juntillas el de la película, lo cual no es malo de por sí. De hecho, si se hace bien pueden conseguirse obras bastante disfrutables. El problema viene cuando la adaptación peca de rigidez, y confía demasiado en que el lector haya visto la película para seguir la historia en papel. Porque la película, con sus 104 minutos, se toma su tiempo para contarte la historia y recrearse en la dinámica entre el protagonista humano y su compañero Pokémon, mientras que en el cómic todo ocurre muy apresuradamente, recortando las transiciones entre escenas y los diálogos para que ocupen las 112 páginas del tomo. No toda la culpa es de Buccellato. El artista Nelson Dániel (Metahulla) cuenta en su curriculum con más experiencia en ilustración y dirección artística y de producción de cine y publicidad que en dibujo de cómic, y eso se nota. Algunas páginas carecen de la más mínima noción de narrativa, como si estuviéramos viendo secuencias atropelladas, sin solución de continuidad, en las que faltan viñetas de transición. La narración no fluye, sino que va a saltos.

Gran parte del éxito de la película en la que se basa este cómic se sostenía en el carisma del Pokémon principal: Pikachu, protagonista absoluto de la serie animada de televisión, es el Pokémon más conocido en el mundo, y sin duda el más adorable. La posibilidad de verle interactuando con actores de carne y hueso, con una animación CGI que le hacía parecer 100% real, supuso el mayor valor que aportaba la adaptación cinematográfica del videojuego. En el cómic este mismo personaje imita más al de la serie de animación en sus gestos y expresiones que al que pudimos ver en el cine. Nos da la sensación de que el personaje y sus diálogos van desacompasados, como un mal actor que recita un texto con desgana. Al Pikachu de este tomo le falta personalidad, carisma, expresividad… Y si el protagonista falla, el resto del tebeo se desmorona como un castillo de naipes.

Brian Buccellato es un guionista por lo general bastante solvente y experimentado, que hace aquí un trabajo de encargo muy desganado. Es muy fácil adaptar un guion de una película al cómic; lo difícil es adaptarlo para que tenga entidad suficiente en un medio distinto. Es como una traducción de un idioma a otro hecho con un app de móvil: suena falso, artificial. Esto, sumado a las carencias narrativas de Dániel, hacen de este Pokémon: Detective Pikachu un tebeo flojito, que sólo apelará a los fans más incondicionales de la franquicia, o aquéllos lectores con amplias tragaderas.