Aunque no sea patrimonio exclusivo del cómic europeo, el cómic histórico tradicionalmente ha sido uno de sus grandes puntales muy por encima de lo que este género implica en América o Asia. Al hablar de cómic histórico, probablemente a muchos nos vengan a la cabeza imágenes de grandes batallas dibujadas con un detalle y precisión que rozan lo enfermizo, surgidas de ingentes labores de documentación, pero quizá también, no exentos de prejuicios, lo asociemos a una cierta frialdad, un exceso de celo en la escrupulosidad erudita descuidando en muchos casos la diversión más ligera. Afortunadamente hay sitio para todo en el cómic histórico y por eso se agradecen de vez en cuando iniciativas como Paredes: La Leyenda.

En cualquier caso, no es ni mucho menos la primera propuesta de este tipo, ni siquiera la primera de su guionista, Ángel Miranda, que cosechó un éxito más que considerable con Lezo y Espadas del fin del mundo. Al igual que estas dos, Paredes: La Leyenda ha sido financiado por crowdfunding y, al igual que estas dos, ha superado el objetivo con mucho. Ahora está ya en tiendas en una edición cuidada y a gran formato. Sin embargo, hay varias diferencias con respecto a los dos proyectos anteriores. La primera y más importante es que esta vez no nos centramos en un único acontecimiento sino en una figura de forma más completa, pero también dispersa, ya que Diego García de Paredes, el apodado Sansón de Extremadura es una figura que se presta más a saltar de aventura en aventura y de lugar en lugar, ya que hablamos de una figura donde Historia y mito se confunden. Los documentos históricos se mezclan con la leyenda en anécdotas absolutamente increíbles que exaltan la gran fuerza de Paredes hasta hacerle enfrentarse a decenas de hombres en solitario, resistir sin ayuda durante días contra hordas de turcos o detener ruedas de molino con solo un dedo. Pero más allá de excesos literarios, existe documentación fidedigna que sitúa a Paredes con los Tercios, con el Papa Alejandro VI, en el asedio a Cefalonia o la conquista de Nápoles lo que lo convierte así en una fuente inagotable de historias.

Paredes se postula así como una figura perfecta para la aventura pura, aunque sin abandonar el rigor histórico que caracteriza a Ángel Miranda y a la inestimable ayuda de Ramón Vega, su asesor de documentación. Sin embargo, la peculiar idiosincrasia de este personaje da algo más de manga ancha para la fabulación en pos de la aventura más liviana. Tal vez por este carácter ligero se ha optado por abandonar el formato de un solo relato en favor de capítulos más cortos y por eso Paredes: La Leyenda consta de tres capítulos distintos con diferente equipo gráfico y ambientados en distintos momentos de la vida de este soldado extremeño.

Más allá del carácter episódico hay algo que las tres historias tienen en común y es ese carácter aventurero y socarrón que nos muestra a Paredes como una especie de eslabón perdido medieval entre Conan y Bud Spencer. Bruto, pendenciero, borrachín y temerario, un adicto a la acción con más músculo y agallas que cerebro, ese es el Diego García de Paredes que nos van a traer estas tres historias.

La primera de ellas nos lleva Roma en 1496, con Paredes y su hermano casi recién llegados a su aventura italiana, en un raro momento de paz que resulta en una vida ociosa. En tal circunstancia y tal como hemos descrito al Paredes de este cómic, ya podréis suponer que termina en un buen desfile de guantazos. Tal vez no es el más llamativo de los tres dibujantes, pero Iván F. Silva es probablemente el que mejor entiende el tono del personaje que nos propone Paredes: La Leyenda.

Silva proviene de foguearse en el cómic USA, principalmente de la franquicia Star Wars en su periplo en Dark Horse o la serie Eternal Descent de IDW, aunque también se le han podido ver trabajos puntuales en Marvel y DC. Pese a algún leve desliz narrativo, el tándem formado por Iván F. Silva y Miguel Ángel Abad, a quien ya vimos coloreando Lezo, nos dan tal vez el acabado más completo del tomo, así como la historia más divertida en un cruce entre Y si no nos enfadamos y Fafhrd y el ratonero gris.

Algo menos afortunado está el equipo formado por Alejandro García y Sonia Sánchez. Su estilo de mayor influencia nipona funciona a la hora de imprimir ritmo e intensidad en una historia como esta, que es en gran medida persecución y acción, cuando deserta de las tropas del papa para ponerse a las órdenes del Duque de Urbino. Alejandro García, ya tiene experiencia en este tipo de tebeos por su trabajo en Barranco del lobo para Cascaborra, pero aquí peca de un trabajo de fondos bastante escaso, una falta no poco acusada de planos abiertos y, dado que no jerarquiza línea ni hay apenas mancha, todo el trabajo resulta un tanto plano, sin distinción de profundidad de términos. No le ayuda a este respecto tampoco un color de paleta muy homogénea y repleta de degradados que tiende a mezclarlo todo aún más.

A este respecto, el color más expresionista de Jorge Esteban Urabayen a priori podría correr riesgo de lo mismo, pero en conjunción con un trabajo de línea y mancha mucho más contundente de Jagoba Lekuona el resultado es bien distinto. El estilo suelto pero rotundo de Lekuona en conjunción con los colores vibrantes de Urabayen hace de esta historia del asedio de Cefalonia el episodio gráficamente más impactante y, si se le puede poner alguna pega, es que tal vez se toma demasiado todo en serio para el personaje que nos venían proponiendo.

Es inevitable que el resultado sea desigual cuando hay varios equipos al cargo, pero finalmente todas las historias se reúnen en esa voluntad común de convertir el tebeo histórico en esparcimiento y disfrute sin dobleces. Enfocado a la acción, la épica blockbuster o el humor, Paredes: La Leyenda, nos trae la cara más palomitera de la historia sin por ello perder el cuidado en los detalles. Ah, y atentos porque esto es solo el primer volumen.