Todos los años, en la programación de la Feria del Libro de Burgos hay al menos un par de autores de cómic que vienen a presentar sus últimos lanzamientos. El pasado 2023 contamos por aquí con la presencia de Laura Pérez, una autora de la que había oído hablar pero nunca me había decidido a leer nada. Por recomendación de nuestra compañera Iratxe, moderadora de la presentación en esta ciudad, leí Ocultos. Y desde entonces, cualquier obra en la que veo el nombre de la autora valenciana es inmediatamente devorada. La última, editada al igual que las tres anteriores por Astiberri, es Nocturnos.
A quien no se haya acercado nunca antes a un libro de Laura Pérez hay que avisarle de un par de detalles. Su narrativa no es para nada convencional, y se centra más en provocar emociones y en evocar atmósferas que en contar secuencialmente una historia. Sí, hay historias en la mayoría de sus obras -no en todas-, pero no son la parte principal. Lo más importante que nos encontraremos tanto en Nocturnos como en todas las anteriores es cómo hace sentir al lector.
El tema, que no argumento, de Nocturnos es la noche. En todas sus facetas. La noche es la oscuridad, fuente de terrores atávicos, pero también de poesía, de una belleza especial que no vemos durante el día, y también son las horas en las que la mayoría de nosotros aprovechamos para dormir, es el telón de fondo de los sueños. Y todo esto se representa en las múltiples escenas -me resisto a decir historias– que nos encontramos en Nocturnos.
La poesía gráfica es una de las áreas en las que se mueve con más soltura Laura Pérez. Sería difícil describir con palabras qué es lo que nos está contando en según que secuencias porque no siempre nos está contando algo. Nos encontraremos con momentos en los que lo que nos transmite no es información sino emoción, una atmósfera en lugar de una historia. Y ya lo hemos comentado en otras ocasiones: nadie crea atmósferas en el mundo del cómic a día de hoy como Laura. Atmósferas con una notable variedad de espíritus: nos encontraremos aquí fragmentos de soledad, de una opresión que bordea el terror, de surrealismo onírico. Estamos ante un libro que nos deja con una constante sensación de desazón, pero plasmado de una forma tan absorbente que no podemos dejar de leerlo. Como esos sueños en los que notas algo detrás de ti, pero ni te das la vuelta para mirar ni te puedes despertar.
En el apartado gráfico, nos encontramos a una obra a medio camino entre los últimos dos títulos de la autora, Tótem y Espanto. El trazo y el toque poético es más cercano a Espanto, pero el uso del color -Espanto era en blanco y negro- y la presencia de una cierta narración y un hilo conductor es más próximo a Tótem. Lo que seguimos apreciando es que cada trabajo nuevo de Laura Pérez es un poquito mejor que el anterior, y que cada lanzamiento nuevo nos provoca más ganas de ser leído. Personalmente, cuando Nocturnos cayó en mis manos se saltó toda la pila de lectura y fue convenientemente devorado al momento. Con esta evolución personal es difícil hacerse una idea de hasta dónde puede llegar esta autora.
Describir Nocturnos es tan difícil como describir con precisión emociones o estados de ánimo. Es una obra que bordea lo experimental, más centrada en hacer sentir que en contar. Si ese tipo de obras encajan en tus intereses, no lo dudes, este libro está hecho para ti. Pero si pedirías una opinión a un amigo empezando por «¿pero de qué va?»… igual te quedas un tanto desconcertado ante esta lectura. Aún así, merece darle una oportunidad.