Desde que Naoki Urasawa se dio a conocer masivamente en castellano con su legendaria obra Monster a principios de siglo (ya tenía publicado antes Pineapple Army, pero no tuvo ni de lejos la repercusión que tendría después) se dice que es uno de los mangakas más interesantes que hay en activo. Desde entonces, nos hemos deleitado con muchas obras de este autor japonés, pero para muchos la obra con la que le descubrimos tiene un lugar especial en nuestras bibliotecas. Y ahora, Planeta Cómic acaba de reeditar esa pequeña joyita que es Obluda, El monstruo sin nombre, el complemento perfecto a la serie principal.
Los que hayan leído Monster recordarán que el protagonista de la obra, Johan Liebert, había leído un cuento de un autor checo que había marcado su infancia: Obluda, el monstruo sin nombre, de Emil Sebe. Este cuento tiene ciertos paralelismos con la historia que nos cuenta Urasawa en Monster, y aquí se nos presenta ese cuento adaptado por el mismo autor, junto con otros tres más: El hombre de los ojos grandes y el hombre de la boca grande, de Jakub Faroubek, El dios de la paz, de Klaus Poppe, y El despertar del monstruo, anónimo. No contaremos el argumento de estos cuentos por su brevedad -el más largo tiene diez páginas-, pero baste señalar que son cuentos de estilo clásico, con moraleja, pero con un tono bastante oscuro. Como eran los cuentos moralistas clásicos antes de ser dulcificados con el tiempo.
El caso es que, como ocurrirá con la mayoría de los que hemos leído Monster, no soy precisamente un experto en literatura infantil checoslovaca de los años 70. Al buscar información sobre los autores originales de los cuentos, he encontrado que tienen algo en común: todos ellos son alias de Klaus Poppe. Que a su vez tuvo un alias más conocido: Franz Bonaparta. Efectivamente, el psiquiatra y neurocirujano de Monster. Lo cual resulta muy desconcertante, teniendo en cuenta que la página de créditos de la obra señala a estos tres autores como escritores, apareciendo Urasawa como encargado de la adaptación. Quizás teniendo la lectura de la obra original más fresca, habría podido identificar los nombres inmediatamente, pero así… me ha dejado totalmente desconcertado. Y una vez más, con la sensación de que Naoki Urasawa es un genio.
Aunque ya vimos estos cuentos en Monster, aquí los tenemos a todo color, con un formato de libro infantil, casi como objeto de merchandising de la serie original, como un complemento más que como un manga en sí mismo. Y así debe verse, porque no es precisamente un tomo económico. Los kanzenban de la edición de Planeta de Monster tenían un precio de en torno a 16€ con unas quinientas páginas. El monstruo sin nombre son cuarenta y ocho páginas, incluyendo bocetos y epílogo de Takashi Nagasaki. Treinta y dos páginas de cómic mas extras por casi veinte euros, por mucha tapa dura y portada lenticular que tenga, es un precio que juega más en la liga de los caprichos que en la de los cómics. Aún así, recomendable para los completistas de Urasawa y para los que piensen que Monster es una de las grandes obras de cómic de las últimas décadas, independientemente de su procedencia geográfica.
