Todo lo bueno llega a su fin. Parecía que no iba a llegar nunca este momento, pero la etapa de Jason Aaron concluye con el contenido de este Lobezno y la Patrulla-X 5. Todo queda en familia de la edición de Panini dentro de la línea Marvel Deluxe. Muchos pensábamos que podíamos estar ante el nuevo Chris Claremont, que le había dado un lavado de cara completo a una serie mutante, y se le veía cómodo y sin signos de desgaste. Incluso comenzó a escribir una nueva serie, La Asombrosa Patrulla-X, pero Marvel decidió encomendarle cada vez más responsabilidades y le encargó algunos de los eventos editoriales que le impedían mantener el ritmo. Responsablemente asumió que no llegaba, y decidió dar por zanjada una de las etapas más queridas por los seguidores de los mutantes de las últimas décadas.
En este último tomo dentro de la línea Marvel Deluxe, Panini incluye el primer anual de la serie, junto con los últimos cinco números de Aaron en Lobezno y la Patrulla-X. Además, se incluyen los primeros seis números de La Asombrosa Patrulla-X, antes de que Aaron cediera el testigo a Kathryn Immonen. Aaron deja algunos cabos sueltos de donde puedan tirar sus sucesores, pero básicamente todas las líneas argumentales planteadas en sus cuarenta y dos números y un anual quedan cerradas. Además, se permite hacer algunos bonitos homenajes y unos números muy emotivos, por lo que la sensación global de su etapa no puede ser más satisfactoria.
De hecho, el cómic que abre el tomo ya es todo una declaración de intenciones y una carta a los fans. Infinito es el anual con el que la serie hace un tie-in con el evento de Jonathan Hickman. Decir tie-in es ser generoso, porque realmente el evento es usado como escenario, pero no pasa nada que interese para su trama principal. Aaron pone su mirada en Kid Gladiator quien tras ser retirado por su padre de la escuela dirigida por Lobezno vuelve a la escuela de la Guardia Imperial. Allí tiene nuevas normas, un ritmo diferente, unos compañeros que lo miran por encima del hombro por haberse mezclado con los despreciables terranos… y su primer trabajo debe ser explicar al resto de la clase qué diferencias había entre ambas escuelas. Los acontecimientos de Infinito provocarán un alto en las clases y Kid Gladiator deberá aceptar que su padre no quiera que se meta de lleno en la batalla, al no encontrarlo preparado. Como decía, en el fondo esta historia sirve para que Aaron ponga en boca del chico por qué le fascina esta serie, que le deje explicar qué es lo que le hace disfrutar como guionista y recordarle cuando era lector de una serie de mutantes en la que nunca dejaban de pasar cosas sin perder de vista que la diversidad nunca debe suponer un obstáculo en el trabajo en equipo. Un número precioso.
A continuación tenemos un arco en el que se intentan limar las asperezas entre la escuela de Logan y SHIELD después de lo que sucedió en el tomo anterior, y que igualmente sirve a Aaron para intentar poner los primeros ladrillos del puente que vuelva a unir a Cíclope y Lobezno tras lo que parecían diferencias irreconciliables. El guionista recurre a la complicidad, a las aventuras pasadas y al mensaje que siempre ha tenido la serie, pero no produce una reconciliación apresurada, simplemente va plantando las primeras semillas. Además, este arco sirve para darle un merecido sitio a Sapo, después de tantos números en los que ha quedado como un secundario en la sombra, y de replantear y dar un merecido cierre al renovado Club de Fuego Infernal. Presenta a dos nuevos estudiantes que llegan en el peor momento posible y ,como hizo en el anual, los utiliza como herramienta para mostrar por qué la serie escuela mola tanto y es tan especial.
El número 42 es la despedida de Aaron y para ello da un salto al futuro, con un viejo Logan llegando a la escuela y recordando con las versiones adultas de algunos de los alumnos el día de su graduación. Un número absolutamente emotivo, con la vuelta de muchos de los dibujantes que habían participado en todos los números anteriores y un broche de oro a una maravillosa etapa.
Pero es que a la vez que comenzaba el arco que supondría su fin en Lobezno y la Patrulla-X, comenzaba con el primer arco de La Asombrosa Patrulla-X, donde se mostrarían las aventuras de los profesores de la escuela, para así poder centrarse en los alumnos en la otra serie. Y para ello trajo de vuelta a uno de los mutantes clásicos más queridos por los fans: Rondador Nocturno. El bueno de Kurt había muerto en el evento mutante Advenimiento y ya era hora de recuperarlo. Igualmente es un arco muy emotivo, que tira mucho de nostalgia y sirve para poner más ladrillos de ese puente entre Logan y Scott. Tiene muchas aventuras y es entretenido… pero tengo un problema. Reconozco que son gustos personales y que es algo que probablemente a muchos otros lectores les traiga sin cuidado, pero a mí ese cielo e infierno de Jason Aaron me da absoluta alergia. Ya me sucedió con su etapa en Lobezno: los números de Logan en el infierno me estropearon el concepto de su etapa, y aquí ese ir al cielo a ayudar a Rondador a enfrentarse a Azazel y a los demonios que intentan invadir el cielo me ha supuesto lo mismo. Por ende, me parece una excusa muy torpe para devolverle a la vida, pero repito que son gustos personales.
En cuanto al apartado gráfico tenemos tres nombres predominantes sobre una cantidad ingente de autores que participan en estos números: Nick Bradshaw, que hace un trabajo fabuloso en el anual, con muchas escenas de batallas fabulosas; Pepe Larraz, que dibuja el último arco y nos hace pensar que lo hemos visto en demasiados pocos números de esta serie; y Ed McGuinness, que se encarga de dibujar el primer arco de La Asombrosa Patrulla-X. Como de los dos primeros ya he hablado largo y tendido en los anteriores tomos, sí me gustaría detenerme un poco más con McGuinness, que es un dibujante que siempre me ha gustado por sus acabados limpios y porque no me han disgustado esos personajes tan voluminosos de mentones cuadrados prominentes que a algunos les espantan. En estos números hace un dibujo muy cuidado, con esa limpieza que le caracteriza y unos puntos de vista muy originales… pero le pasa lo que casi siempre, acerca demasiado la «cámara» y narra la acción en un plano demasiado corto, haciendo la acción, por momentos, algo confusa. De todos modos, no es lo que menos me ha gustado de lo que he leído suyo, pero si tuviera que restarle algún punto al contenido de este tomo, seguramente sería por culpa suya.
En definitiva, Lobezno y la Patrulla-X 5. Todo queda en familia.
El cierre perfecto para una etapa memorable. Si el comienzo fue potente, y luego a lo largo de estos cuarenta y dos números ha podido tener algún ligero bajón de intensidad, este final vuelve a poner la serie por todo lo alto y a dejarnos con mucha pena de que acabe. Si algo destaco de la etapa de Aaron es el aportar diversión y humor a los mutantes, que llevaban años con ese filtro de sufrimiento continuo. Aquí sufrimiento, el justo. Es una etapa que recoge los mejores ingredientes del universo mutante (diversidad, miedo/odio a lo diferente, falta de autoestima…) y los muestra desde una óptica optimista, divertida y amable. Una etapa imprescindible para cualquier fan de los mutantes y uno de los mejores trabajos superheróicos de Jason Aaron… si no el mejor. Además, ha contado con un plantel de dibujantes excepcional, por lo que estos cinco tomos deben estar en la biblioteca de cualquiera que se considere fan de los mutantes de Marvel.
Lo mejor: Un cierre perfecto. Echar la vista atrás y ver la serie en conjunto y darte cuenta del excepcional trabajo que ha hecho Aaron en estos números.
Lo peor: Que lo que viniese después no estuviera a la altura… ni de cerca.