Las Furias, las Euménides, las Erinias, las Benévolas… Son los diversos nombres que se les dan a Alecto, Megera y Tisífone y son la encarnación de la venganza en la mitología griega. Cada una de ellas castiga un tipo de delito: morales, infidelidad y sangre. Concretamente, los de sangre son responsabilidad de Tisífone, y se contempla el parricidio, fratricidio y homicidio.
Tras Crisis en Tierras Infinitas, el origen de Lyta Hall fue modificado a raíz de los cambios que se produjeron en Themsycira. Desde entonces, Hippolyta Trevor, la Wonder Woman de la Edad de Bronce y madre de Lyta Hall desapareció de continuidad y la madre de Lyta pasó a ser un nuevo personaje llamado Helena Kosmatos, la Fury del All Star Squadron de la Edad de Bronce y avatar de la Furia Tisífone. Precisamente de ahí viene la relación de las Furias con Lyta.
Cuenta la mitología griega que Gea dio a luz a Urano, que nada más nacer viola a su propia madre que da a luz los Titanes, el más pequeño de los cuales, Cronos, venga la violación de su madre cortando el miembro de su padre y a la vez hermano Urano. De esa sangre, fruto de la venganza surgen las Furias. Lyta se acabaría convirtiendo en la «Imago» de las Furias, y de hecho así se refieren a ella varias veces en esta obra. Imago era como se llamaba a las máscaras funerarias en la antigua Roma pero que Jung usó para referirse a la imagen interna de las personas.
Siguiendo un poco esta recapitulación para poder comprender un poco el punto en el que se inicia esta obra, continuamos la historia de Lyta Hall, justo tras los acontecimientos con los que concluyó la serie principal de Sandman. Aviso: Si no has leído The Sandman, no deberías seguir leyendo la reseña, y de hecho, no te recomendaría ni siquiera leer este tomo. En primer lugar porque no te vas a enterar de la mitad de las cosas que aquí se tratan, pero fundamentalmente porque te van a spoilear el final de la serie de Neil Gaiman. Dicho lo cual, si bajo tu propia responsabilidad, has decidido continuar, recordamos que durante el encierro de Morfeo al principio de la serie Brute y Glob rescataron del Sueño a Hector Hall y lo usaron como sustituto de Sandman. Hector Hall había muerto durante la serie Infinity Inc., luchando contra sus propios compañeros al haber sido manipulado por Hath-Set, el archienemigo de su padre Hawkman. Hall había eludido la muerte pasando a la dimensión del sueño. Fue allí precisamente donde Hector y Lyta concebieron a su hijo Daniel, que acabaría siendo la nueva encarnación del Sueño tras la muerte de Morfeo. Cuando Morfeo recuperó su libertad en el primer arco de The Sandman, ya no fue necesario Hall y liberó su alma, abandonando el Sueño. Lyta culpó de su «muerte» al señor del Sueño y unido a la desaparición de su hijo Daniel y la posterior aparición del cadáver, surge la asociación de Lyta con las Benévolas para vengarse de Sueño. Lyta sabría que Daniel había muerto en su forma física pero seguía vivo en el Sueño y de hecho se convertiría en el nuevo Eterno, sustituyendo a Morfeo.
Precisamente en ese punto, comienza la historia de este especial. Lyta intenta sobreponerse a la pérdida de su hijo, va vagando de hombre en hombre, intenta recuperarse y no dejarse llevar por sus accesos de furia. Para ello se embarca como traductora para una compañía de teatro que va a representar en Grecia. A su vez, Cronos reaparece para seguir su campaña contra los dioses del Olimpo griego. Y Lyta se verá envuelta en toda la trama como una pieza fundamental.
Mike Carey utiliza los elementos de la mitología para enriquecer aún más (por si Gaiman no lo hubiera hecho ya suficientemente) el trasfondo de un personaje como Lyta Hall. Realmente es uno de los pocos cabos sueltos que había dejado la enorme serie raíz. La situación de Lyta quedaba resuelta, pero la dejaba en un punto muy muy bajo. Y un personaje como ese merecía acabar en una mejor situación. Con Las Furias, Carey completa la historia de Lyta con un largo epílogo en el que la antaño superheroína termina de bajar a los infiernos y acabará saliendo de él y dejándola en un punto de inicio para una nueva vida.
El dibujo corre a cargo de John Bolton, con un estilo pictórico que sienta realmente bien a la historia tal y como está escrita. No soy muy amigo de los estilos «fotonovela», pero hay que reconocer que Bolton aporta un dinamismo y plasticidad a sus dibujos que le proporciona su propia personalidad y me ha gustado bastante. Como me sucede con el mayor representante de este tipo de dibujo, Alex Ross, su elección de gestos y la elasticidad de los movimientos, marcan una diferencia con otros artistas con estilo similar.
En definitiva, Sandman presenta: Las Furias.
Un cierre digno e interesante al personaje de Lyta Hall tras todo su recorrido y evolución en The Sandman. Una historia en la que Carey sigue aprovechándose de la rica mitología griega para dar un paso más allá en el arco evolutivo del personaje y termina por completarlo. Sin ser una obra necesaria para la lectura de The Sandman, me parece un epílogo muy interesante y que seguro que llena ese pequeño huequecito que habrá quedado en muchos lectores por la situación en la que acababa la serie original el personaje de Hall. Un dibujo con un estilo muy personal, a pesar del aspecto hiperrealista, y que encaja bastante bien con el guión de Carey, en el que a pesar de toda la mitología usada, se centra en la salida del infierno de la protagonista.
Lo mejor: Lo bien que me ha funcionado el dibujo de Bolton, a pesar de no gustarme ese estilo hiperrealista. El viaje de Lyta Hall como personaje.
Lo peor: Leerla sin haber leído The Sandman y perderte la mitad de las cosas.
