Es la hora de las tortas!!!

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La vida de un mangaka 1 (de 3)

La vida de un mangaka 1 (de 3)
Guion
Satsuki Yoshino
Dibujo
Satsuki Yoshino
Traducción
Gorka Merino Chaparro (Daruma SL)
Formato
Rústica con sobrecubierta. 15 x 21 cm. (A5) . 208 páginas. B/N
Precio
9,95€
Editorial
Distrito Manga . Marzo 2024
Edición original
Yoshi no zuikara (ヨシノズイカラ) (Square Enix)

A más de uno se le arqueará la ceja al comenzar a leer La vida de un mangaka y es que si atendemos a la sinopsis oficial de la editorial, visible en la propia contraportada, deberíamos estar leyendo sobre los devenires vitales de un mangaka treintañero, cosa que no sucede hasta pasadas más de sesenta página en un tomo de poco más de 200.

Tranquilos que todo queda explicado y tendrá su razón de ser, pero no deja de ser una jugada arriesgada por parte de Satsuki Yoshino. El hecho de que se permita una apuesta de este tipo se explica en Japón, ya que hablamos de una autora avalada con casi dos décadas de carrera y una franquicia de éxito como Barakamon, que cuenta con un anime y un spin off, Handa-kun, también tanto en manga como en anime.

Sin embargo, La vida de un mangaka es el primer manga de Satsuki Yoshino en llegar a España y, sin un aviso a navegantes, habrá quien pueda pensar que se ha equivocado de manga. En realidad todo este largo preámbulo nos introduce en un segundo plano de ficción, en la historia que está creando Naruhiko Tôno, el mangaka protagonista de este cómic. Tôno lleva ya una década dibujando manga, aferrado sobre todo al shonen de fantasía, cuando recibe la propuesta de cambiar de rumbo y embarcarse en un slice of life.

La vida de un mangaka 1 (de 3)

Con esto, La vida de un mangaka nos da básicamente lo que prometa. Asistimos a un pedazo de la experiencia vital de Tôno y a todo lo que rodea a su historia, tanto la suya personal como esa otra que tiene en el tablero de dibujo. En realidad nuestro protagonista no se distancia demasiado de lo que tenemos por cliché en un autor de manga. Tôno es un ermitaño, bastante bicho raro y algo neurótico, con un tremendo síndrome del impostor y demasiadas horas al día en la mesa de dibujo. La mayor peculiaridad de Tôno es que vive en un pequeño pueblo isleño con sus propias costumbres y dialecto — con el que el traductor Gorka Merino hace lo que puede, pero ya sabemos que no hay equivalencias a esto en castellano —. Contará además nuestro mangaka con la ayuda de Toshi, que completa el reparto, una especie de asistente que se ocupa de todo lo que no es dibujar, incluyendo atender la necesidades vitales que Tôno olvida y evitar que sucumba a la desesperación.

Aunque algo estereotipados, la pareja protagonista termina por resultar simpática y mejor que sea así, porque ateniéndonos al título, en esta historia hay mucha más «vida» que «mangaka». Es decir, sí nos van a hablar de algunas de las interioridades de esta industria y este Arte: la tiranía de las encuestas, las jornadas leoninas, los atascos creativos y el fantasma siempre presente de la procrastinación… Sin embargo, hay mucho más interés en que conozcamos a Tôno y Toshi que en cualquiera de estos otros aspectos. Además del capítulo entero de apertura, dedicado a la historia que está tejiendo, tenemos otro que nos cuenta cómo siendo un chaval decidió que quería dibujar manga y ya con estos dos abarcamos la mitad del tomo. La vida de un mangaka no es Bakuman, ni siquiera Tokio día a día. Tal vez quede más clara la intención de Satsuki Yoshino si nos fijamos en que una traducción literal del título en japonés (directa de Google translate, no me pidáis más),  Yoshi no zuikara, significa «Desde el corazón de Yoshi» o también que, en su edición francesa, esta serie se llamó Slice of life. Lo que quiero decir es que hay mucho más esfuerzo por parte de la autora en que conozcamos al mangaka persona antes que al mangaka creador o engranaje de una industria.

La vida de un mangaka 1 (de 3)

Por el momento, no obstante, y con la cuarta parte del tomo dedicado a la la historia que está dibujando, la caracterización y peripecia de Tôno se queda un tanto escasa, pero los personajes consiguen despertar el interés lo bastante como para seguirles la pista. Se trata, como decía, de una cuestión de pura simpatía casi paternal por ese pequeño desastre que es nuestro protagonista más que una pericia particular de la autora a la hora de caracterizar, tanto a nivel literario como gráfico. La verdad es que no hay gran cosa que objetar en la manera en que resuelve Yoshino su historia, pero tampoco hay gran cosa que destacar. No tiene un estilo particularmente llamativo, no es particularmente emotiva ni sutil con el acting… es simplemente resolutiva y cumple con lo que el rato de lectura debe darnos.

Sabemos además que en sólo dos tomos más nos habremos despedido de Tôno, Toshi y el resto de los habitantes de la pequeña isla, así que no tendremos demasiado tiempo para disfrutar de su compañía y ver cómo les resulta esta nueva aventura.

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