A principios del siglo XXI soplaban vientos de renovación para la industria del tebeo americano, al menos en lo que al género de superhéroes se refiere, casi herido de muerte en la complicada década de los 90. Podría decirse que los héroes en pijama se encontraban en plena fase de reconversión: de entretenimiento marginal a futuro fenómeno de masas. Los primeros estrenos cinematográficos empezaban a tener su repercusión (X-Men o Spiderman habían sido éxitos de taquilla), y el fenómeno de las mallas en el cine se iba a consolidar, al menos en cuestión de prestigio, con Batman Begins un año después. Para esas fechas, Darwyn Cooke se había tirado varios años trabajando en la sección de animación de Warner centrada en los personajes de DC Comics. El propio Bruce Timm le contrató para la legendaria y nunca suficientemente elogiada Batman: The Animated Series, y con esa muesca en el revólver Cooke regresaba al mundillo de los tebeos. Antes de probar suerte en DC, Cooke se había pasado por la renovada Marvel de Joe Quesada, destacando en aquellas colaboraciones con Peter Milligan en Fuerza-X o en el especial Lobezno / Doop. La influencia de Timm era ya muy evidente en esos cómics, y muy adecuada para el estilo pop de la propia serie de Milligan. De vuelta en DC Comics, y tras triunfar junto a Brubaker en Catwoman, Cooke toma las riendas de un proyecto de los grandes. Apoyado por Dave Stewart al color, Darwyn Cooke se pone a los mandos como autor completo de una miniserie que parece un «otros mundos», pero que no lo es. En marzo del año 2004 se publica en Estados Unidos el primer número (de 6) de una nueva serie limitada ambientada en el universo DC y titulada JLA: La Nueva Frontera.
Guion: Darwyn Cooke.
Dibujo: Darwyn Cooke, David Bullock, J. Bone.
Editorial: ECC Ediciones.
Formato: Cartoné, 520 págs. A color.
Contiene: DC: The New Frontier Deluxe Edition USA (#1-6 USA)
Precio: 43.00 €.
La Nueva Frontera es una historia de la JLA, pero de esa Liga de la Justicia Ilimitada en la que caben prácticamente todos los héroes del rico Universo DC. En sus páginas, Darwyn Cooke pretende hacer hueco a los primeros tiempos de la Edad de plata deceíta. Como decíamos, La Nueva Frontera podría parecer un «elseworlds», y en muchos aspectos de su estructura funciona como tal. No obstante, la idea es que todo lo que ocurre en sus páginas quede ajustado a continuidad en la medida de lo posible. La historia que plantea Cooke bien podría definirse como un preludio a la era de la Liga de la Justicia de América. El tebeo abarca los hechos acontecidos en el Universo DC desde 1945 hasta 1960, haciendo hincapié en los orígenes de los personajes de la mencionada Edad de plata. En un esfuerzo por ser coherentes se respetan las fechas de debut de cada uno de ellos —sean Flash, el Detective Marciano o Hal Jordan, por poner tres ejemplos—, así como las del resto de cambios significativos (véase Batman con o sin Robin). Superman, el propio Batman y Wonder Woman siguen completando la ecuación como muestra representativa y troncal de la Edad de oro, pero el peso argumental recae en la nueva hornada de héroes que nació fundamentalmente en la década de los cincuenta (la del tebeo). Además, la ensalada es aliñada por varios personajes secundarios del catálogo de DC Comics, junto a algunos elementos añadidos por Cooke de su puño y letra. Todo junto funciona como un ejercicio de retrocontinuidad enorme que se ajusta (o debería hacerlo) a la continuidad oficial.
La historia se inicia con una aventura en una isla perdida habitada por dinosaurios, un homenaje de Darwyn Cooke a los tebeos que leía de pequeño, a aquellos años en los que la popular cabecera Star Spangled War Stories estuvo monopolizada por las historias de dinosaurios y soldados comprendidas en el título La guerra que el tiempo olvidó. Cooke escoge a Los Perdedores, comandos extraídos de un desastroso y olvidado serial bélico de DC, para protagonizar la intro. Nada más lejos de lo que cabría esperar; impactante y fascinante a partes iguales. Para sorpresa del lector los protagonistas no van disfrazados. La capacidad de Cooke para integrar a estos héroes humanos de hazañas bélicas en el contexto entre edades superheroicas (la de oro y la de plata) resulta absolutamente espectacular. Unas pocas páginas y Cooke ya nos tiene en el bolsillo.
JLA: La Nueva Frontera se ambienta en la convulsa década de los 50 en los Estados Unidos. Cooke se esfuerza por relacionar la idiosincrasia de los superhéroes DC con los acontecimientos políticos de aquella época. La lucha por los derechos civiles, la carrera espacial en el contexto de la incipiente guerra fría y las primeras repercusiones de la política exterior intervencionista de los USA tienen aquí su espacio. El tebeo recoge lo contado por James Robinson y Paul Smith en JSA: La Edad de Oro, con los superhéroes clásicos proscritos y perseguidos, en clara referencia a la caza de brujas del macartismo en plena paranoia anticomunista. Algunos héroes continúan ejerciendo de justicieros en las sombras. Otros, como Superman y Wonder Woman, trabajan directamente para el estado, e incluso aquí se abre el debate. Diana no está por la labor de obedecer ciegamente al presidente de los USA, sobre todo cuando los intereses de aquél chocan con la visión global del mundo que tiene la princesa amazona. A su lado, pero en la esquina contraria, Superman actúa como se espera de él. El buen chico obediente de siempre, pero de valores realmente puros e incapaz de hacer algo inapropiado.
En este contexto, el tebeo plantea una narración fragmentada, algo confusa en su arranque, en la que se dan variadas pinceladas del estado de la nutrida cartera de personajes del Universo DC. Los viejos héroes de la JSA, Green Arrow, Lois Lane y Jimmy Olsen, etc, etc… Casi todos los personajes más populares tienen su momento de gloria, pero son Flash, Green Lantern y el Detective Marciano los que se llevan la palma. Cada brochazo de aventura, acción, fantasía o investigación va conformando un lienzo en el que todo cobra sentido, y que sirve como crisol de una época. En su faceta comiquera, pero también histórica. El motor de la trama es una amenaza intraterrestre, con culto y todo, muy a lo Lovecraft, que sirve como catalizador para todos esos sensacionales fragmentos de historia que Cooke había ido reuniendo. De todos los numerosos hilos que se desgranan, destaca la historia de infiltración del Detective Marciano y, sobre todos ellos, la trama de conspiración y carrera espacial que protagoniza Hal Jordan, con mis queridos Investigadores de lo Desconocido de por medio. Sobredosis de sentido de lo extraordinario y de lo asombroso. Pura maravilla.
Algunos aspectos de la historia pueden recordar a la omnipresente obra de Alan Moore, Watchmen. Los héroes proscritos, la amenaza externa con tentáculos, el legado de los héroes clásicos (Minutemen en aquel caso, reinterpretados también en su momento por Cooke…) No obstante, La Nueva Frontera hunde sus verdaderas raíces en las influencias de Darwyn Cooke como lector. En los tebeos de hazañas bélicas, de misterio o del oeste (los que realmente le gustaban), así como en la concepción inicial del superhéroe. En los años 50 las historias del género no contenían grises, la figura del superhombre y el arquetipo del héroe estaban perfectamente delimitados. JLA: La Nueva Frontera pretende ser un cómic de los de antes, donde el ideal puro del heroísmo no admitía lugar para las miserias del ser humano.
La obra que hoy nos traemos entre manos, recopilada por ECC Ediciones en un volumen de lujo y cargado de extras (incluidos los creados por el propio Cooke para la ocasión de la película de animación), fue un éxito instantáneo en el momento de su lanzamiento. De hecho, la Warner no tardó en tomar la decisión de adaptar a televisión (con Cooke implicado en el proceso) uno de los tebeos de superhéroes más interesantes y deliciosamente dibujados de los últimos tiempos.
La Nueva Frontera coloca a sus personajes al borde de un cambio de era. El paso de la Edad de oro a la de plata en lenguaje metacomiquero; Los nuevos retos de la modernidad —condensados en el discurso de JFK que sirve de epílogo— en cuanto al contexto histórico, plasmado en los recortes de prensa (primero) y las noticias en radio y televisión (después) que plagan las páginas del tebeo. Un nuevo reto, un nuevo salto de fe, como el que tuvo que acometer su autor demasiado pronto. Darwyn Cooke nos abandonó muy joven el pasado año 2016 a causa de una terrible enfermedad. El destino quiso privarnos de su talento antes de tiempo. Su particular estilo, minimalista y de líneas claras, deudor del estilo cartoon de Bruce Timm y de las hechuras del tebeo americano más clásico (Kirby y otros), creó escuela y marcó una época. JLA: La Nueva Frontera sólo es la mejor muestra de ese talento inmortal.