Es la hora de las tortas!!!

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Opiniones enfrentadas: La Bella y la bestia

Se trata del éxito inesperado de la temporada. A pesar de que se esperaban buenas cifras en taquilla, La bella y la bestia ha arrasado en todo el mundo. Disney nos comunicaba hace un rato que se trata del mejor estreno en España en lo que va de 2017 con 983000 espectadores hasta hoy y más de seis millones de euros recaudados solo en nuestro país, convirtiéndose además en el 6º mejor estreno de la historia en Estados Unidos. Dos de nuestros redactores la han visto y estas son son sus impresiones. A uno le ha gustado y al otro no. De hecho, a uno le ha encantado, y el otro la aborrece. ¿Sus argumentos? Estos son…

la bella y la bestia

Alejandro.

La peli de animación de 1991 me encantó en su día. La vi unas cuantas veces y me pareció un prodigio técnico para su época que aún aguanta perfectamente el paso del tiempo. Cuando empezaron a colgar trailers y sobre todo, esos montajes en los que aparentemente la adaptación a imagen real de la propia Disney (en la línea de sus últimos éxitos Maléfica o sobre todo de las más fieles Cenicienta o El libro de la selva) eran clavadas a la de hace 26 años, me temí lo peor. Mi único gancho era ver a Emma Watson, actriz que me gusta mucho y tenía curiosidad por ver qué tal lo hacía.

Sábado por la tarde con mis hijas en centro comercial. ¿Vamos al cine? Venga. ¿Qué vemos? De entre los títulos que no habían visto, Ballerina y La bella y la bestia. Primero eligen La bella y la bestia, luego cambian de opinión y después vuelven a cambiar de opinión… Pues mal empezamos. Entramos a la sesión de las cuatro de la tarde. Atestada de gente. Familias con niños de menos de un año, padres con móviles con el whatsapp continuamente y encima nos toca sentarnos en un lateral que dificulta bastante la visión. Mal vamos… Consulto IMDB para ver la duración. Mi hija pequeña tiene 5 años y no destaca por su paciencia. IMDB dice que dura 130′. ¡¡¡Aaaaaggh!!! Esta no la termino de ver ni loco, no me va a dejar. Todo apunta a una mala elección…

Y empieza la película. Empiezo a ver que efectivamente, hay muchas escenas que son copias casi exactas de la película de animación, pero no es tanto como esos montajes que se vieron. Se van introduciendo pequeños cambios, sutiles. La Bestia es mucho más bestia, en el sentido de grosero y maleducado. Gastón es un patán megalómano y manipulador. LeFou es el principal valedor de Gastón. Bella es una chica soñadora, que se encuentra completamente fuera de sitio, en un pueblo donde apenas puede crecer como persona, rodeada de patanes o gente de campo sin ninguna ambición en la vida y sin acceso a la literatura que le da alas. La historia… ya la conocéis, no voy a perder más tiempo en ella.

¿Qué es lo que más me ha gustado? Me parece que tiene buen ritmo. Para tratarse de una película de más de dos horas no se llega a hacer lenta. Los números musicales (aunque doblados, me gustaría verlos en VO) son bastante buenos, incluso en aquellos como “Qué festín” en los que en su día la animación hizo algo completamente novedoso a lo que no estábamos acostumbrados a ver. Aquí conserva la magia y hace una adaptación digna e igualmente sorprendente. Las otras canciones, sobre todo las más corales, ganan con la imagen real y las coreografías coordinadas en el tiempo. Si hay un número musical que pierde respecto al original es precisamente el del baile con la canción principal. No es malo, pero reconozco que es mucho más espectacular en el original. Además, cuenta con algún número musical nuevo que no le sienta nada mal.

La película introduce algunos cambios como el peso del papel de la bruja o algunos personajes que no tenían tanto protagonismo como Madame Gadarobe y el Maestro Cadenza. Los actores están todos bastante bien y cumplen con creces su cometido. No se ve a ninguno fuera del papel. Me gusta mucho cómo hace Dan Stevens su Bestia y a Josh Gad como LeFou, que es un gañán a la sombra de Gastón… pero que tiene su propia manera de pensar y se ve que a veces no está de acuerdo con lo que hace.

Pero si algo tiene esta adaptación es a Emma Watson. Tal vez algunos las veáis sosa o insulsa pero para mí es una de esas actrices que se gana el sueldo con solo sonreír. Que emana una clase y una elegancia como le pasara (con perdón por las comparaciones) a Audrey Hepburn y que tiene un encanto que enamora. Su Bella tiene fuerza, credibilidad y una belleza propia de su nombre. Ya dejo de hacer de adolescente enamoradizo, ya…

Mis hijas aguantaron la película perfectamente y salieron encantadas del cine. A mí me parece una adaptación muy digna y bien acabada. Me lo he pasado tan bien como con El libro de la Selva. Ahí estaré para El Rey León de John Favreau…

Enrique.

Dieciocho son las películas de animación de la factoría Disney que he visto desde el relanzamiento de la marca en el ya lejano 1989 con La Sirenita. Dieciocho. Creo que eso deja claro que no soy de los que aborrecen a Disney. Pero tampoco soy un fanboy que se traga todo lo que venga de la productora del ratón más famoso de la historia del cine. Así, no me duelen prendas en reconocer que son los responsables de varias de las películas que más he disfrutado en las últimas décadas, como El Rey León, Frozen o Zootrópolis, y que el combo Disney+Pixar es, a día de hoy, el rey indiscutible de la animación. Pero tampoco voy a negar que tienen películas que me han parecido espantosas. Tarzán es una de ellas, posiblemente por culpa de Phil Collins, un tipo cuya voz me provoca una sensación muy parecida a unas uñas rascando una pizarra. El Planeta del Tesoro. Atlantis.

Pero mi gran bestia parda de Disney siempre ha sido La Bella y la Bestia.

Todo lo que está mal en las películas de Disney, todas las burlas que se hacen de las películas de esta productora, todos los puntos más flojos… todos están en La Bella y la Bestia. Una muy tóxica historia de amor, en este caso entre una chica y su secuestrador. Secundarios pretendidamente cómicos que resultan tremendamente cargantes, como el reloj, el candelabro, la tetera, la taza y hasta la escobilla del váter si hubiera salido. El momento de parar la película para meter el videoclip de la canción de Alan Menken que aspira al Óscar. Y las puñeteras cancioncitas hasta para ir a comprar el pan, cosa que en esta película no es una exageración. Bella va cantando mientras le coge una barra de pan al pobre panadero que tiene que soportar a la niñata histriónica prepotente que rechaza a un pretendiente por ser un, palabra textual, palurdo.

(A estas alturas, alguien se preguntará por qué demonios se me ocurrió entrar a ver esta película con este historial. “Las cosas que hago por amor”, que decía Jaime Lannister. Mi adorada esposa quería ver esta cosa y ella me acompañó a ver Escuadrón Suicida. Quid pro quo, Clarice)

Entonces, ¿es esta adaptación una chapuza insoportable? A ver, no. A los que les gustó la película original, esta nueva versión les hará pasar un buen rato. Mejora en algunas cosas, sigue igual de mediocre que la original en otras, e incluso empeora en otras. Intentan maquillar el trasfondo machista de la película, pero todo sigue estando ahí. La presencia de Emma Watson, conocida activista feminista, no maquilla que la historia sea la de una chica maltratada que tiene la oportunidad de escapar y vuelve bajo el ala del monstruo con el que vive. Pero es que ni siquiera la Watson consigue iluminar la pantalla con su sonrisa, como ha hecho en otras ocasiones. Y las puñeteras canciones a cada puñetero paso siguen siendo igual de insoportables que en la versión de hace más de un cuarto de siglo. A la espera estoy de una versión extendida con un tema extra que sea “Me estoy haciendo pis”.

Pero hay cosas que sí merecen la pena de esta nueva versión. Me pareció fascinante la animación del candelabro. Había momentos en los que te creías que el latón fuera así de maleable. O los lobos. Sabes que no son lobos de verdad… pero te los crees en todo momento, y te llegas a plantear si no serán animales amaestrados. Y me encantó la actuación de Luke Evans como  Gastón. Otra cosa es cómo está escrito el personaje, que durante la primera mitad de la película es un fanfarrón que no quita ojo a su propio ombligo y de repente se convierte en la encarnación del Mal sobre la faz de la Tierra.

¿Qué hay peor, entonces? Cuando vi la película original, me dio la sensación de que la maldición que había convertido al Principito en bicho peludo y a toda su corte en un Ikea del S.XVIII llevaba cientos de años en vigor. Aquí, al final de la película se ve que todo ha ocurrido en meses. Unos pocos años, en el peor de los casos. No se justifica la brutal deshumanización del noble maldito en tan breve espacio de tiempo. La evolución de la historia a trompicones no hace que la película tenga precisamente un buen ritmo. Y la corrección política, metiendo personas de color entre la nobleza de la Francia del S.XVIII (recordemos que la esclavitud fue legal en ese país hasta mediados del S.XIX). Y ya que sacamos el tema, de la corrección política, igual me la estoy cogiendo con papel de fumar, pero lo de que la homosexualidad sea tratada como un recurso humorístico me ha parecido bastante chungo.

¿Entonces?

Tú verás. Si ya te gustó la original, puede que sea un curioso ejercicio de nostalgia. Pero ten en cuenta que no te vas a encontrar al Bill Condon de Dioses y Monstruos o de Mr. Holmes. Te vas a encontrar al Bill Condon de Crepúsculo. Pero es que de donde no hay no se puede sacar.

En resumen, que la Bella y la Bestia que molan de verdad son Abigail Arcane y Alec Holland.

Y la belleza no está en el interior, copón. En el interior están el hígado, el bazo y el páncreas.