Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Ice Cream Man – El heladero 8

Ice Cream Man – El heladero 8
Guion
W. Maxwell Prince
Dibujo
Martín Morazzo
Color
Chris O’Halloran
Traducción
Brian Rakower
Formato
Cartoné. 136 páginas. Color
Precio
20,90€
Editorial
Moztros . 2024
Edición original
Ice Cream Man #29-32 (Image)

En menos de dos años, Moztros ha hecho justicia con Ice Cream Man – El heladero 8 y ya estamos solo a un tomo de la edición americana, después de cuatro años de edición USA sin que en España ningún editor mostrará interés hasta el desembarco de la editorial hispanoargentina.

Me vais a permitir el pequeño alegato previo a la reseña, porque desde las tortas nos hemos esforzado en hacer llegar que Ice Cream Man es sin lugar a dudas una de las series del momento y aún está pasando por debajo de muchos radares. Cuando apenas llevaba un puñado de números en USA, ya la recomendamos en el podcast. Nada más comenzar 2020, estaba en nuestra lista de deseos para ver en edición española. Tras los primeros recopilatorios USA, llegó nuestra primera reseña en la web y, desde entonces, hemos aprovechado casi cada ocasión para recomendarla, bien fuera en el podcast o incluso cuando quedó en nuestro particular podio en lo mejor del año 2022, año en que Moztros estrenó la serie.

¿Y por qué ahora esta reseña de Ice Cream Man – El heladero 8? Por varios motivos. Uno de ellos es que ya hemos pasado con holgura la frontera de los cinco primeros tomos, que se incluyen en nuestra primera reseña. Otro motivo es que , como decíamos, aún hay mucha gente que se está perdiendo este serión y también que, no sólo seis años después del inicio de su publicación esta serie no decae, sino que mejora por momentos y se hace más rica a cada entrega.

Ice Cream Man - El heladero 8

Disculpad que no frene mi entusiasmo, pero la lectura de cada número de Ice Cream Man es una experiencia tan cautivadora como perturbadora. Trataré de todos modos de escribir esta reseña para quien no se ha acercado aún, ya que estoy convencido de que quienes la han probado siguen a bordo.

Podríamos decir que Ice Cream Man – El heladero es una serie antológica, pero eso sería extremadamente inexacto. Sí es cierto que se trata de una serie de historias, por lo general, autoconclusivas y aparentemente independientes enclavadas dentro del género del terror. Sin embargo, es aquí cuando debo recalcar el énfasis en «aparentemente» porque a medida que vamos leyendo relatos, nos percatamos de elementos que se repiten, como las arañas o los crustáceos, rimas visuales entre unas historias y otras o apariciones recurrentes de una serie de personajes de pesadilla entre las que destaca, por supuesto, el heladero.

A estas alturas ya nos han dejado alguna pista sobre su enigmática figura, pero no parece tanto la intención de W. Maxwell Prince y Martín Morazzo establecer una historia lineal sobre este perturbador ente, sino crear en el lector una serie de inquietantes sospechas que nos pongan de punta los pelos de la nuca y siembren el recelo ante ese escalofrío que tal vez nunca termina de llegar pero sabemos que está acechando.

Ice Cream Man - El heladero 8

Y es que las palabras clave para describir lo que hacen Prince y Morazzo sean posiblemente «inquietante» y «escalofriante» y para eso no les basta con jugar al misterio y plantarnos una o dos figuras de aspecto tétrico. Saben de sobra que tienen que sacarnos de nuestras zonas de confort, de los lugares que nos son cómodos y nos resultan seguros. No es suficiente con jugar al relato clásico de terror con giro final sorpresa e incluso cuando haya algo de eso, será parte de un contenido metatextual, que es el otro gran pilar de esta serie. Con cada historia,
Ice Cream Man – El heladero se reinventa, ya sea a nivel de concepto o narrativa. Cada relato tiene su propio código, su propia idea e idioma… su propio juego, al fin y al cabo, y es que jugar y experimentar es lo que parece apasionar a sus autores.

Lo bueno de Ice Cream Man – El heladero es además que, tal como han propuesto la serie, admite absolutamente todo. Cada idea loca y cada enfoque, por más demencial y diferente del anterior que pueda ser, tiene cabida aquí. Unas veces es lo que se cuenta, otras cómo se cuenta y otras las dos, pero nunca deja de sorprender, de fascinar y sobre todo de inquietar.

Así, un funeral con un viaje a un mundo circense y surrealista, un perturbador ensayo clínico, una vida contada en forma de poema en dos ángulos o la rehabilitación de un paciente toxicómano, que son la cuatro historias de Ice Cream Man – El heladero 8, pueden ser los puntos de partida para un desasosegante viaje. Cada historia nos deja además sus propias líneas de subtexto y sus juegos metafóricos y simbólicos. Y no siempre sencillos de descifrar, pero, por un lado, no precisan de ser desmadejados para ponernos en ese modo mal rollo que persiguen y la sensación de satisfacción lectora llega completa. Pero es que además, por otro lado, nos brindan uno de esos tebeos que invitan a la relectura en busca de nuevos niveles de comprensión.

Ice Cream Man - El heladero 8

Ice Cream Man – El heladero es una serie que gana con el tiempo, ya que vamos tomando consciencia de sus claves comunes, de sus elementos recurrentes y rimas, sus monstruos y sonidos particulares… una serie de nexos entre historias que vuelven la experiencia aún más aterradora. Pero el principal punto de unión, incluso aunque en muchas ocasiones aparezca de forma tangencial, casi como un guiño, es el heladero. Cuando empezamos la serie, parecía un personaje más dentro de las historias y poco a poco se nos va a postulando como una presencia etérea por encima de estas historias, una especie de maestro de ceremonias al estilo del tío creepy que no se conforma con presentar el relato sino que se inmiscuye en él, muchas veces con un humor macabro.

Este tipo de series tan redondas casi nunca son posibles si su equipo no funciona como un solo autor y cuesta saber que achacar a W. Maxwell Prince y qué a Martín Morazzo o incluso a su colorista Chris O’Halloran, cuya sintonía con el dibujante argentino es apabullante. Por lo particular de cada historia, el planteamiento gráfico y sobre todo el narrativo se tienen que transformar en la misma medida que lo hacen las propuestas de Prince y cada historia es un cambio de registro, pero de nuevo, conservamos puntos en común. La linea desnuda sin apenas macha de negro o las sonrisas y miradas siniestras, transverlsaes entre personajes e historias crean también universo en esta antologia que es mucho más que eso.

Si os gustan las historias de terror, si sois amantes de los cómics que no se lo ponen fácil a sí mismos, si gozáis cuando los tebeos se ponen juguetones con el lenguaje y si sois de los que disfrutan pasando un un buen mal rato con esa angustia con red de seguridad que da la ficción de horror, de verdad que yo ya no sé cómo deciros que nos os podéis perder Ice Cream Man – El heladero.

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