Cuando Szüts expuso su obra en una famosa galería de Londres, durante el frío invierno de 1929, la crítica lo agasajó de manera unánime por su inusitada capacidad para captar con muy pocos trazos la ferocidad de su tiempo. Esta pericia técnica, sumada a su experiencia vital en la Primera Guerra Mundial, le llevó a elaborar la que sería su creación más importante: una novela en imágenes sobre los desastres de la contienda. En ella, se entremezclan las historias de un joven húsar de espíritu romántico y las de un pobre campesino, padre de familia, creando una espiral dramática en la que sus vidas se irán poco a poco descomponiendo bajo la cruda realidad de la guerra.
Por la capacidad de Szüts para plasmar todo ello con el único recurso de las imágenes, y tras el olvido en el que quedó sumergida con el paso del tiempo, Mi Guerra puede reclamar una merecida revalorización que la sitúe como una de las primeras plasmaciones estrictamente visuales de este devastador episodio de la historia contemporánea. Al igual que la obra de George Grosz, Percy J. D. Smith, Gisbert Combaz u Otto Dix, el legado artístico de Szüts es una pieza fundamental para tratar de comprender el horror al que tuvieron que hacer frente millones de civiles y combatientes durante la Gran Guerra.