Si algo hace grandes como guionistas a Mark Waid y Kurt Busiek es su gran conocimiento de la continuidad y de la historia de Marvel y DC, lo cual les permite construir grandes historias y recuperar conceptos que estaban aparcados desde años o incluso décadas y ponerlas de nuevo en primera plana. ECC recupera dentro de la línea Grandes Autores de la Liga de la Justicia el Reglas Sindicales de Kurt Busiek, un arco argumental en ocho partes en la que Busiek recupera varios conceptos que se encontraban hibernando…
Durante su turno de mantenimiento en la Atalaya de la Liga de la Justicia, el Detective Marciano y Flash realizan una serie de cambios el Constructo, una entidad virtual malvada que se encuentra bajo custodia del mayor grupo de superhéroes del Universo DC. Realizan una serie de cambios para controlarla. Al mismo tiempo, en el planeta Qward, el Sindicato del Crimen intenta arrasar el planeta cuando una extraña ola interrumpe el asalto. Power Ring cambia de raza emulando a John Stewart en la Tierra. A partir de ahí, el Sindicato del Crimen culpabilizará a la Liga de la Justicia de los cambios producidos en el Universo de antimateria, mientras en el planeta Ward se producen por otro lado una serie de sucesos que pondrán en peligro a los cargos al poder. La historia, pues, se desarrolla en tres escenarios paralelos en los que todos acabarán confluyendo…
El trabajo de Busiek (Astro City, Siempre Vengadores) es francamente interesante. En primer lugar, recupera al Constructo, esa entidad virtual que apareciera en Justice League of America v1 #142 (1977) y más recientemente en Justice League International v1 #11 (1988). También recupera al Sindicato del Crimen de Amerika, el grupo que creara Gardner Fox en el número 29 de la primera serie del grupo, y que Grant Morrison recuperara y escribiera su versión más aceptada y popular en JLA Tierra 2 (1999). Pero no solo es capaz de recuperar esos conceptos y aprovecharlos. También va desarrollando una historia en varios escenarios y realiza una trama compleja que enriquece mucho la historia. Por si todo esto fuera poco, no duda en incluir en su historia al fallido grupo Justice League Elite, que surgiera del JLA #100 y que gozó incluso de miniserie propia escrita por Joe Kelly y dibujada por Doug Mahnke. Eran un trasunto de Authority en el Universo DC que no llegó a cuajar y cuyos miembros, a excepción del arquero más popular del mundo superheróico (no acepto discusiones), tampoco gozaron de mucho mayor recorrido más allá de esta miniserie.
Siempre he pensado que los personajes que no son más que la contrapartida villana de los superhéroes son personajes demasiado facilones, aunque haya disfrutado mucho con algunos de ellos, pero lo que hizo Morrison y que ahora aprovecha Busiek con el Sindicato del Crimen es fantástico. Nos presenta a un Batman (Owlman) que usa toda su desconfianza de manera manipuladora y a su favor; un Flash (Johnny Quick) drogadicto y sádico; un Superman (Ultra Man) que aprovecha su poder para su beneficio; una Wonder Woman (Super Woman) manipuladora y cínica; y un Green Lantern (Power Ring) que intenta sobrevivir entre sus compañeros.
El dibujo corre a cargo de Ron Garney (Arma X, Skaar: Hijo de Hulk), con un dibujo propio de los superhéroes de finales de los noventa, con ese trazo fino y una narrativa dinámica. No brilla especialmente, pero tampoco se ve desfasado hoy día. Las escenas de enfrentamientos, bastante numerosas, están muy bien resueltas y son combates de los que hemos disfrutado toda la vida, cambiando rápidamente entre uno y otro cruce entre héroes y villanos y sin detenerse en exceso en ninguno de ellos.
En definitiva, Reglas Sindicales.
Una historia muy disfrutable, que contiene varias tramas paralelas que acabarán confluyendo entre sí. Busiek es un experto en aprovechar tramas del pasado y darles un nuevo aliento y una visión actualizada, lo cual hace sus obras muy disfrutables para los lectores más veteranos. Pero incluso sin estar familiarizados con estos conceptos, es una historia que se lee con facilidad, con multitud de personajes y enfrentamientos atractivos. Encima acaba con una épica creciente, invitados de lujo y un sentido del ritmo que hacen su lectura muy divertida. No es una historia de las que aparecen en los top de historias de la Liga de la Justicia pero seguro que hará pasar al lector un rato muy agradable. Es una historia con regustillo clásico.
Tal vez la trama de Qward pueda resultar la que menos interese por el desconocimiento de personajes y esa especie de «Juego de Tronos» con disputas de poder, pero finalmente es muy bien integrada en toda la trama y no desentona para nada.
Lo mejor: El conocer los «huevos de pascua». El ritmo y lo bien escrita que está.
Lo peor: Tal vez se hubiera beneficiado de un epílogo donde asentar toda la explosión final.
Para lectores de DC de toda la vida. Para los que gustan de historias con multitud de personajes. Para los que añoren a la JL Elite.