Hace unos cuantos años cometí el error de picar con un álbum europeo titulado Ghost Money. Y digo que fue un error porque en su momento solo llegamos a ver publicado en español el primer álbum, de la mano de Ninth Ediciones. Esto fue hace siete años, y ha sido una espera que se me ha antojado larga, hasta que Norma Editorial nos ha ofrecido el suntuoso integral que recopila los cinco tomos originales de la serie (que vieron la luz entre los años 2008 y 2016). Debo decir que la espera ha merecido la pena.
Ghost Money, un tebeo ambicioso
La obra de Thierry Smolderen y Dominique Bertail es un thriller político con unas pinceladas de acción y algo de ciencia ficción “realista”. Y es que la premisa no puede ser más apetecible si os gustan las historias de intrigas donde nada es lo que parece.
Ghost Money parte de una base tan escalofriante como potencialmente realista. Un contable de Al Qaeda aprovechó los devastadores atentados del 11S para jugar en la bolsa y lograr una fortuna inmensa con la que se podría financiar el terrorismo durante muchas décadas. Quién fue ese contable o dónde está el dinero son solo dos de los interrogantes que Smolderen lanza al lector en los primeros pasos de la obra.
En Ghost Money nos encontramos con un reparto coral muy bien aprovechado, que se aleja del maniqueísmo habitual en las historias de espías y terroristas, para mostrarnos un mundo dominado por una escala de grises. Niñas ricas inglesas, mujeres misteriosas de dudosa procedencia e intereses ocultos, ex comandos americanos veteranos de la guerra de Irak… Y, por supuesto, el verdadero protagonista de todo: el dinero.
Y es que los autores hacen énfasis en que los intereses económicos son el verdadero motor del mundo. Puede que los gobiernos u organizaciones de turno traten de enmascarar sus intenciones tras fachadas o cortinas de humo, pero al final siempre es el vil metal lo que acaba partiendo la pana.
En algunos pasajes, Ghost Money nos parecerá escalofriantemente verosímil. La cantidad de información que es ofrecida al lector puede llegar incluso a abrumar, pero si entras en la partida quedarás irremediablemente enganchado y no pararás de leer hasta haber terminado las casi trescientas páginas de historietas.
Por otra parte, la obra es bastante crítica con la política estadounidense en muchos aspectos. Desde el uso de las fake news para controlar el flujo de información y la corriente de opinión pasando por sus políticas antiterroristas y el exceso de celo con el que los servicios de inteligencia envolvieron a la nación en el escenario sociopolítico post 11-S. Esto provocó que aquello de “el fin justifica los medios” estuviera a la orden del día o que los posibles daños colaterales civiles fueran algo secundario.
Pese a todo esto, Ghost Money es un tebeo bastante lineal, y no trata de venderte nada diferente a lo que ofrece. Además, es muy divertido, con algunas pinceladas de humor negro y un continuo cambio de ubicación del marco de acción, que le sirve de lucimiento a Bertail para mostrar su espectacular estilo a la hora de plasmar planos panoramicos. Y es que otro de los grandes alicientes de la obra es el arte del artista Belga. Todo un monstruo todoterreno con una habilidad pasmosa para la narrativa de acción y un registro muy variado de expresiones faciales.
Una vez finalizada la lectura de este integral me he quedado con una sensación extraña y de profundo desasosiego. Es como si las personas en el fondo no fuéramos más que peones en una partida de ajedrez a escala mundial, cuyos jugadores permanecen en las sombras y sus intenciones son desconocidas.
La edición de Norma es excelente, con un álbum de gran tamaño encuadernado en cartoné y con papel de alto gramaje y un buen número de extras, que incluyen un postfacio del escritor que arroja información muy interesante sobre el origen y el desarrollo de Ghost Money.
Como he dicho, la espera ha merecido la pena.
