Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

El Eternauta, de Oesterheld y Solano López.

El Eternauta, de Oesterheld y Solano López.
Guion
Héctor G. Oesterheld.
Dibujo
Solano López.
Formato
368 páginas . 28x22 centímetros. Tapa dura. B/n.
Precio
30 euros.
Editorial
Norma Editorial.. 2018.

Saludos, queridos lectores. Hoy reseñaremos una obra ambientada en Buenos Aires, en los días posteriores a la invasión alienígena de 1963. Tal y como El Eternauta le cuenta al guionista.

El Eternauta. De Oesterheld y Solano López. Seguramente, junto con Mafalda, el cómic argentino más famoso fuera de sus fronteras. Norma nos trae una edición remasterizada, en versión apaisada y en blanco y negro. 368 páginas de 28×22 centímetros. Tapa dura y 1,6 quilos.

Estamos ante una obra de ciencia ficción con tintes de suspense y terror. Una historia de hombres enfrentados no solamente a sus enemigos, sino luchando contra el miedo, el terror y la desesperación.

Publicada originariamente en 100 entregas semanales entre 1957 y 1959, la historia bebe de los clásicos desde su mismo inicio. Lo que se nos cuenta es una historia ya pasada, un relato que un hombre le hace al guionista. Éste transcribe y nos cuenta lo que oyó en usa noche. Recurso que ya usó Cervantes cuando nos cuenta la historia de Alonso Quijano, hallada en unos documentos escritos por otra persona.

Este origen de publicación semanal “obligaba” al guionista a terminar cada entrega con una viñeta de suspense, algo que hiciera que el lector desease la llegada de la siguiente entrega.

El guión nos habla realmente de dos historias: la narrada en viñetas y la que cuentan los textos de apoyo. La realidad que vive Juán y el relato que le hace al guionista. Alternándose, la lectura se hace ágil y rápida, mientras que escuchamos la historia contada, la vemos pasar ante nuestros ojos. Esto nos pone ante dos tiempos, dos épocas. Las viñetas son el presente, lo que sucede aquí y ahora. Pero el relato es el pasado, el narrador sabe lo que va a pasar, lo que ya ha pasado. Esto sirve para aumentar el suspense y el deseo de saber más.

Y la poesía. La poesía que un narrador puede poner en sus palabras, lejanos ya los hechos; habiendo reflexionado sobre ellos, recordándolos…

eternautaLa narración fluye constante. No hay pausas para que el guionista y el narrador conversen. Uno habla y el otro escucha.Y nosotros como lectores nos olvidamos de esa conversación, siendo un oyente más de esa historia.

Permitidme hablar un poco sobre el tiempo narrativo y la edición. Yo conocí esta historia hace años, en las páginas de ejemplares de segunda mano de Dossier Negro. La leí sin seguir el orden adecuado, según caían en mis manos números nuevos. Esto hacía que, al igual que los lectores originales, se mantuviera la intriga y el querer saber más. Faltaban números atrasados, leía a saltos. Como los personajes de la historia; yo estaba confuso, ignoraba cosas, no sabía lo que pasaba más allá de la siguiente manzana de casas.

Este efecto se pierde leyendo de un tirón, o en una o dos veces. Pero a cambio, recuperamos la misma sensación que tiene el protagonista. Toda la historia pasa en unos pocos días, del tirón. No hay tiempo de pensar, de  sentir. Debes tomar decisiones y actuar al momento. Ayer estábamos comprando  ropa en tiendas y hoy estamos cosiendo trajes aislantes contra la muerte en forma de  nevada. Sales a jugar una partida de cartas y ya no tienes casa a la que volver, ni familia.

Las continuas dudas y miedos de los protagonistas adquieren más peso leyendo en tomo. Sus mentes y corazones vuelven sobre los mismos temas casi constantemente. Y notamos su angustia mucho más vivamente que en la pausada lectura semanal, donde nuestras propias vidas nos hacen desconectar de sus sentimientos.

Decía el autor que su idea era reflejar a un nuevo Robinson Crusoe, rodeado de muerte en su casa, su propia isla. Personalmente pienso que ese efecto se pierde y diluye a medida que avanza la historia y la acción transcurre más y más en las calles de este Buenos Aires desolado y moribundo. Pero existe una historia corta paralela sobre la mujer e hija que Juán deja atrás. Fue publicada en el año 1958 en el primer número de una revista de Oesterheld (Hora Cero Extra Semanal). Leída  en el medio de la historia principal, la lucha de madre e hija contra los peligros del exterior sí nos devuelve esa idea de aislamiento del mundo, de que fuera de las paredes de tu casa solo hay muerte…eternauta

Podríamos hablar de los personajes. Tenemos a un elenco bastante clásico, reinterpretado en clave realista por el autor. El héroe accidental, el amigo sabio, el cobarde, el héroe surgido de la nada, el niño espabilado, la mujer a quien proteger (madre e hija en este caso)… Pero también encontraremos al ladrón, al asesino, al explotador, al militar con dudas…

Aunque quizás no deberíamos hablar de héroes, pues para el guionista el héroe es el grupo. Ahora tú, ahora yo, ahora él. Juntos por un bien común y mayor. Es por ese bien por lo que Juán deja su casa…con su familia esperando su retorno.

Mención aparte merecen los invasores. No quiero revelar mucho sobre ellos por si aún no habéis leído la obra. Pero dejan de ser los blancos del tiro al plato de las historias más clásicas. Tienen personalidad, sentimientos. Llegas a empatizar con ellos y a entender sus motivaciones.

Pasemos a hablar un poco del dibujo. Realista y con una estructura clásica y regular. Creado en apaisado y con tiras de (casi siempre) tres viñetas. Otra característica heredada de las tiras diárias. Pero el hecho de que la publicación fuera semanal permitó cambiar la narrativa y el tiempo para alargar las escenas, ya no limitadas a esas tres viñetas.

Ambientada en el Buenos Aires de 1963 (aunque publicada en 1957) se busca recrear los lugares que el lector conoce. Decía Solano López que no necesitó fotos ni visitar las localizaciones para dibujarlas; de lo mucho que las conocía. Esa familiaridad, ese “podría estar pasándome a mí” se pierde un poco para los no bonaerenses. Pero la cercanía  de los paisajes y de las casas vuelen a meternos en la historia. Ese salón, esa cocina, esa plaza con árboles podríar ser aquellas que conocemos y por las que pasamos todos los días.

Y si los edificios son realistas y reales para nosotros; sucede lo mismo con los personajes. Encontraremos mucho primer plano, muchos rostros, mucha gente hablando y expresando sus sentimientos (o falta de ellos) en sus caras.

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En la lectura previa a esta reseña, tanto el formato como el tipo de dibujo y planos me hacían pensar continuamente en un Hazañas Bélicas. El tema refuerza esta impresión.

Tendremos muchos claroscuros en esta obra. Gran parte de ella transcurre de noche o en medio de esa nevada mortal. Sin embargo, esto no nos impide disfrutar de viñetas detalladas y llenas de vitalidad.

Dijo Solano López que durante la publicación de la obra no habló sobre ésta con Oesterheld. Recibía los guiones y los dibujaba, dejando su tiempo juntos para otros temas. Pero eso no se nota lo más mínimo, pues la historia y los dibujos se adaptan perfectamente.

Hay otra versión de esta obra, ilustrada por Breccia. Pero no os hablaré hoy de ella.

De todos  es sabido que el guionista (junto con sus cuatro hijas y dos yernos) desapareció y fue asesinado durante la dictadura de 1977. Podréis encontrar más información sobre ello aquí.

¿Hay carga política en El Eternauta? Como en la mayoría de las historias de ciencia ficción, si. Y como en todas las historias, en general. Desde el momento en el que el autor toma un punto de vista, eso puede interpretarse. Y es cierto que la ciencia ficción siempre ha aprovechado “que no es real ni literatura seria” para mandar mensajitos. La Guerra de los Mundos, por ejemplo, surge tras el genocidio británico de los nativos en Tasmania.

Puede que algunos futuros lectores se pregunten por el texto. ¿Estará lleno de localismos? No, en absoluto. Ningún hispanohablante debería tener problemas con eso. Alguna expresión puede sonar rara fuera de Argentina, pero se entiende perfectamente.

La edición incluye un prólogo de Carlos Trillo y un epílogo de Jorge García. Las tapas duras y el tamaño hacen poco práctica su lectura en un bus o metro. Pare leer con calma, sobre una mesa o en un buen sillón. Se echa de menos un marcapáginas de tela.

¿Por qué leer El Eternauta?

Una historia que te atrapa. Ciencia ficción clásica y un clásico de la literatura argentina.

¿Por qué no leer El Eternauta?

Demasiado realista para tu gusto. Sin grandes batallas intergalácticas.