Hace cuatro años, Panini empezó a reeditar con Libertad la serie de Estela Plateada que tuvo en sus primeros años a Steve Englehart como guionista y que sería reemplazado por Jim Starlin, que empezó a sembrar las semillas de su Saga del Infinito en estas páginas. Con Monstruos del Ego llegamos ya al cuarto volumen en formato 100% Marvel HC y nos vamos acercando ya al final de esta etapa.

En los números de este volumen tenemos representada una época en la que Steve Englehart fue muy maltratado creativamente por la editorial. En Vengadores Costa Oeste, algunos de sus textos fueron reescritos. En Los Cuatro Fantásticos, también se encontró con imposiciones editoriales. Y en Estela Plateada le obligaron a que todos los números fueran autoconclusivos y le prohibieron usar a Thanos, un personaje de la parcela cósmica que en ese momento no estaba siendo utilizado. Es de entender que nos encontremos  con un guionista desganado, que firma historias correctas pero sin alma.

Abre el tomo con un fill in, dibujado por Marshall Rogers  y coescrito por él junto a Michael Higgins. Rogers vuelve a la serie tan solo por un número para despedirse definitivamente de ella, recuperando al Aniquilador, el Primigenio del Universo que cocreó meses antes. El autor que firmó una de las más legendarias etapas de Batman en los años 70 ya no era en los primeros números de esta serie el que fue, pero la bajada de calidad que le vemos en este número resulta muy triste.

Tenemos también un número en el que Estela se enfrenta a Ego. Uno solo, sí, por mucho que dé título al tomo: recordemos lo de tebeos autoconclusivos. Y uno en el que Estela llega a un planeta en el que una civilización se ve amenazada por un dragón, y otro a una inteligencia computerizada. Estamos ante historias con espíritu de fill in, en el que salvo las referencias a la muerte de Mantis (sucedida en el nº325 de 4F, también escrito por Englehart y que Marvel incluyó en el correspondiente Epic Collection de Estela pero Panini ha decidido dejar fuera) podrían estar ambientadas en prácticamente cualquier momento de la historia del personaje en el espacio exterior.

Algo más desarrollados son los dos últimos números del tomo, por su mayor extensión. Por un lado, tenemos el número 25 de la serie, uno de esos números redondos a los que se daba una mayor extensión. Aquí tenemos a Estela involucrado, manipulaciones varias mediante, en los sucesos de la nueva Guerra Kree-Skrull, y tendremos de invitados a Ronan el Acusador y al Super Skrull. Y para cerrar, tenemos el segundo anual de la serie, que sirvió como punto de partida para Atlantis Ataca, el crossover de anuales de 1989. En este número, se trae de vuelta a Ghaur, el Desviante que apareció en el segundo volumen de Los Eternos, y se hace un poco de historia sobre Eternos, Desviantes y Celestiales -personajes que, recordemos, nunca habían tenido una gran popularidad- y la Corona Serpiente, un objeto que no hacía acto de presencia en el Universo Marvel desde siete años antes. Siete años en los que no existía internet y las series no eran reeditadas en tomo más allá de algún arco argumental puntual. En resumen: el anual de Estela Plateada es el prólogo del evento. Si alguien está interesado en esa historia, ha sido recientemente reeditada en un Marvel Limited Edition.

En castellano, esta serie fue publicada en grapa en el primer volumen de Estela Plateada de Fórum a partir de 1989, con un número y medio americano por cada número español. A partir de los números incluidos en este tomo, por las bajas ventas, la serie fue relegada a un Marvel Two-In-One con el Quasar de Mark Gruenwald y Paul Ryan.

Aunque los principios de la etapa de Steve Englehart fueron interesantes y redefine psicológicamente al personaje, llevándolo en una dirección mucho más interesante de lo que se veía en su primera serie en solitario a finales de los 60, hay que reconocer que en Monstruos del Ego se nota que la motivación del guionista está en un punto muy bajo. Sea por las injerencias editoriales o porque ya había contado todo lo que tenía que contar con el personaje, las historias incluidas en este tomo son bastante olvidables. Afortunadamente, en menos de un año tendríamos por aquí a Jim Starlin y el surfista viviría sus mejores momentos. Los completistas también estamos de enhorabuena: a falta de tan solo ocho números para empalmar con la Colección Jim Starlin y tener así los primeros cinco años del tercer volumen de Estela Plateada en un formato único junto a todos sus cruces.