Con el sexto volumen de la Colección Los Eternos llega uno de los momentos más esperados de la misma: el primer material totalmente inédito en castellano, la serie limitada de doce números de 1985 cuyos primeros números firmaron Peter B. Gillis y Sal Buscema. Una serie que ha recuperado Panini con motivo del estreno de la película del MCU, treinta y seis años después de su edición original.
Cuando nos encontramos con una serie que lleva décadas inédita y a la que no ha hecho caso ninguna de las licenciatarias en castellano del material original hasta que no se ha estrenado un producto audiovisual relacionado con ella, nos tememos lo peor. Suele ocurrir que es material de segunda que no ha interesado a nadie hasta que ha tocado rebuscar en el fondo de catálogo de los personajes. Y en cierto modo, eso es lo que nos encontramos en este extenso volumen de más de trescientas páginas, una serie que también Marvel ha reeditado por primera vez con motivo de la película.
Esta serie nos presenta una nueva situación para Eternos y Desviantes. Muertos sus líderes anteriores, dos personajes ascienden en la jerarquía de sus respectivas razas. En los Eternos, Thena pasa a ser la Eterna Principal. En los Desviantes, es el turno de Ghaur, un personaje de nueva creación al que veríamos años después en el evento Atlantis Ataca, y cuyo objetivo principal es encontrar un Celestial durmiente que hay en la Tierra para utilizar su poder. Los Desviantes siguen siendo una raza con una enorme cantidad de miembros, pero los Eternos tienen sus filas bastante debilitadas entre la muerte de su previo líder y la salida al espacio en una Uni Mente de varios de ellos. Así, el guionista nos presenta varios miembros nuevos de esta raza: Argos, Cibeles, Korifos y Festo, el único de los que ha tenido una cierta trascendencia posterior a esta serie limitada.
Sin duda alguna, lo mejor que tiene esta serie es el dibujo de Sal Buscema, uno de los grandes artesanos de las primeras décadas de Marvel. Pero incluso en el plano gráfico no termina de cuajar: a lo largo de los nueve números que dibuja el hermano pequeño de los Buscema tiene cuatro entintadores diferentes, dando una sensación de inestabilidad que poco ayuda al disfrute de la serie.
Al guion tenemos a Peter B. Gillis (Defensores, Doctor Extraño), que firma un guion aséptico, que aunque no sea abiertamente malo no llega a brillar en prácticamente ningún momento, incluso teniendo alguna idea interesante aquí y allá. Parece ser que al editor, Jim Shooter, no le estaba gustando el trabajo del guionista, y para el último tramo de la serie decidió cambiar el equipo creativo, sustituyendo a Gillis por Walter Simonson a partir del número nueve y a Sal Buscema por el muy inferior Keith Pollard a partir del diez. Así, tenemos una serie que no es especialmente interesante en sus primeros momentos a la que meten un guionista que llega sobre la marcha y un dibujante de segunda fila para los úlitmos números. En resumen, ¿Dices que quieres una revolución? es una serie que no empieza precisamente bien y no mejora en su tramo final.
Al final, lo que nos esperábamos. Si en más de tres décadas nadie había considerado interesante este material, era por algo. Una serie totalmente olvidable cuyo único interés es el completismo, más por el trabajo de Sal Buscema, un autor que no ha recibido tanto reconocimiento como merecía, que por la presencia de unos personajes que nunca han conseguido despertar el cariño de los lectores y periódicamente entran y salen del limbo de los personajes olvidados.