Todo lo bueno tiene un final. Y es que, aunque nos dé pena, Caballero Vampiro, de Matsuri Hino, llega a su fin. Delante tengo los dos últimos tomos de formato integral editados por Panini, que, sin duda alguna, he devorado, ávida por conocer qué pasa finalmente con Kaname, Yûki, Zero y compañía.
Desde aquí os digo que es un final cuanto menos controvertido, que plantea y planteará muchas dudas al lector sobre los límites del bien y del mal. Y es que, ¿hasta qué punto lo que uno se plantea como bondad se convierte en maldad para otro bando? ¿Hasta dónde son capaces de llegar las consecuencias de nuestros actos? ¿En qué momento comienza el egoísmo y comienza el sacrificio personal hacia los demás? Son preguntas que no vamos a poder evitar hacernos al finalizar este manga que tan absorta me ha tenido.
Pero no adelantemos acontecimientos. Lo que sí os puedo decir es que en estos dos últimos tomos la intriga y el intríngulis están asegurados. Si recordáis, habíamos dejado a Kaname desaparecido, a Yûki reorganizando la clase nocturna del instituto Cross, a Zero cumpliendo con su labor de vigilante y su misión vital, y a una nueva alumna, llamada Sara Shirabuki, revolucionando el instituto.
Pues bien, la cosa va a más… y de qué manera. Por fin descubriremos el (malvado o no) plan de Kaname, la labor de Yûki en todo este entuerto, y la maldad, porque no tiene otro nombre, de Sara Shirabuki, una dealer y una caprichosa en toda regla. Y es que Sara, ajena o no, y aprovechando la confusión generada por Kaname, pretende controlar todo el cotarro, para lo cual creará diversas marionetas a su antojo… y hasta aquí puedo leer sin hacer spoilers.
Por otro lado está Yûki, quien, entre idas y venidas, intenta salvar a Zero de la destrucción, así como a Kaname, entregándose a él en cuerpo y alma. No obstante, sus planes iniciales se verán truncados puesto que no puede poner en jaque la voluntad del pura sangre a quien tanto admira y ama.
Y es que, sin duda alguna, el protagonista esencial en este final de Caballero Vampiro es Kaname Kuran. Por fin a lo largo de estas páginas comprendemos que todo lo ocurrido con Zero, Yûki, Maria Kurenai, Aîdo y demás personajes es un plan perfectamente trazado por el moreno y atractivo vampiro, quien toma una decisión drástica, que beneficiará a unos, y perjudicará a otros. Solo os puedo adelantar en este momento que el Consejo de Cazavampiros se pone de su lado, así que os podéis imaginar por dónde van los tiros.
Influenciado o no por su pasado, perseguido por unos y por otros, Kaname nunca cesa en su empeño, en la consecución de su objetivo y en su afán por proteger a Yûki y, por qué no, en su voluntad de dejarla junto a unos brazos y a un corazón que la aman
El debate desde luego está sembrado a lo largo de las páginas de Caballero Vampiro. ¿Es la decisión de Kaname la correcta? ¿O quizá lo que pretende no es sino la ilusión de un loco y una maldad sin sentido? ¿Por qué bando os posicionáis vosotros?
Lo que está claro es que ambos tomos se devoran de una sentada. Y es que es tal la premisa que ha ido sembrando la autora a lo largo de sus páginas, que es imposible levantar los ojos del papel. Asimismo, ha de tenerse en cuenta el carisma de los personajes, que te atrapa con esa atmósfera de misterio que desprenden (todos menos Yûki, la pobrecita…), sobre todo el venerado Kaname. Igualmente, entre sus páginas nos llegan efluvios de ese drama romántico tan propio de Shakespeare, así como ese erotismo victoriano, mítico y sutil que desprenden los chupasangres (algunos, podemos obviar a los de “Crepúsculo”). Y ello sin dejar de lado el drama personal que viven muchos de los protagonistas, como Zero o el propio Aîdo.
Se aprecia igualmente que todos los personajes tienen un papel esencial en el manga, y que, no porque aparezcan menos, son menos relevantes a lo largo de la historia. En Caballero Vampiro las cosas no pasan porque sí, todas tienen una finalidad y un objetivo que se desvela finalmente en las páginas del séptimo tomo integral.
Ha sido sin duda un verdadero placer encontrarnos con esta reedición en este momento y en este tiempo, pues hemos podido disfrutar de una historia completa y compleja, hemos logrado entender su contenido, y, además, gracias a Panini tenemos una gran colección que releer una y mil veces sin que el tiempo pase por ella.
¡Adiós, Kaname, hasta la próxima!