Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

DC Universe Rebirth

Hablemos claro: el reseteo del Universo DC después de Flashpoint no ha sido lo que se esperaba. Los Nuevos 52 tuvieron, como es habitual en el mercado americano, algunas (pocas) series muy buenas, otras muy malas, bastantes en una tibia zona media (normalitas tirando a mediocres, vamos). Y a nivel conceptual hubo grandes aciertos (creo que es la primera vez en mi vida que sigo la serie mensual de Batgirl, y la Wonder Woman de Azzarello es simplemente espectacular), personajes que ni se enteraron del cambio (los primeros números de Green Lantern y series paralelas eran continuación directa de las tramas pre-Flashpoint), cambios poco inspirados (Superman, siempre Superman) y espectaculares metidas de pata. El nuevo origen de Catwoman (básicamente, el de Batman Vuelve) es de juzgado de guardia, y lo que han hecho con Lobo no tiene nombre. Y el recuerdo de Wally West hace llorar al niño Jesús. En resumen, podíamos decir que la calidad de los Nuevos 52 seguía algo muy parecido al Principio de Pareto.

Pero sí que había un problema muy importante. Y era que los dos pilares fundamentales sobre los que se asienta el Universo DC habían sido ignorados y machacados. Quizás todas estas historias habrían molado mucho en Marvel, o en un universo superheroico de nueva creación, pero el Universo DC se basa en las ideas de legado y optimismo. Sí, vale, la cosa tuvo su momento grim and gritty en los 90, pero fue una tendencia omnipresente. El problema es que los Nuevos 52 eran oscuros en su esencia, y el legado se lo pasaban por donde Napoleón el caballo. No voy a negar que la serie Tierra 2 fuera espectacular, porque lo era. El problema es que recodabas a Terry Sloane y Michael Holt, a Al Pratt y Albert Rothstein, a Wesley Dodds y Sandy Hawkins, a Sylvester Pemberton y Courtney Whitmore… y algo falla. Algo muy importante. El Universo DC post-Flashpoint daba la sensación de experimento de laboratorio. Frío. Sin alma.

Aún así, la cosa podría haber tenido su gracia como experimento temporal. Una Era de Apocalipsis, un Heroes Reborn. Pero la cosa duraba mucho, y entre los lectores de DC los ánimos estaban cada vez más bajos.La posibilidad de volver a la continuidad de toda la vida era cada vez más remota. Y llegó Convergencia para dar la puntilla definitiva.

Sí, el #DCYou que vino después tuvo sus momentos. Alguien nuevo bajo la capucha del murciélago (aunque no sea ni la primera ni la segunda vez que se hace) o unos nuevos poderes para Superman (lo mismo) trajeron un cierto interés a una línea que cada vez tenía menos apoyo del lector. Y lo que fue inicialmente un revulsivo para las ventas, ha acabado siendo un lastre. Los cinco tebeos más vendidos de DC en abril de 2010 (quitando el número 0 de Brightest Day, por ser un inicio de evento que desvirtúa las cifras habituales), antes del reseteo, sumaron 419770 ejemplares. Los cinco tebeos más vendidos de DC en abril de 2016 (quitando el número 4 de DK3 por idénticos motivos) sumaron 374831 ejemplares. En seis años se ha perdido casi el 11% de las ventas.

Los aficionados hablan. Los números hablan. Los autores hablan, y varios se fugan de la editorial. Y más tarde de lo que habría sido conveniente, la editorial ha escuchado y parece que va a corregir el rumbo. Ya ha salido a la venta DC Universe Rebirth #1 y vamos a ver qué cuenta y qué implica. Aviso: después de la portada hay spoilers.

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Periódicamente, desde Flashpoint, se oye «ahora sí que sí, ahora vuelve la continuidad clásica». Lo escuché cuando Maldad Eterna. Hubo quien dijo que el Multiversity de Grant Morrison iba a desvelar que la Tierra de los Nuevos 52 no era Tierra Prima. Y que Convergencia iba a traer de vuelta a los héroes clásicos y la Tierra clásica, y sí pero no pero yo qué sé. Anhelos de lector, supongo. Y cuando anunciaron el nuevo evento Rebirth hace cuatro meses, se volvió a decir. Pero Pedro ya había avisado del lobo demasiadas veces y ya nadie hacía caso. Y tampoco esta vez ha venido el lobo, pero digamos que sus aullidos se han oído por los alrededores.

Empecemos…

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Un narrador cuya identidad aún no conocemos nos habla de optimismo. De familia. de amor. De todo lo que era el Universo DC y había dejado de ser. Y ese narrador es…

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Wally West. Pero no el Wally West de la continuidad vigente, el velocista afroamericano. No, el Wally pelirrojo, el Flash post Crisis, el Flash definitivo para toda una generación de lectores entre los que me incluyo, los que empezamos con el Universo DC en la segunda mitad de los 80. El personaje con el que Geoff Johns se labró el nombre que tiene. Vale, tío, con esta página ya me has conquistado.

Wally lleva atrapado en la Fuerza de la Velocidad desde Flashpoint y está intentando escapar. Necesita que alguien le recuerde, crear un vínculo con alguien para poder permanecer en la realidad. Lo intenta con Batman y fracasa. Recuerda toda su vida, y recuerda la Crisis en Tierras Infinitas (espera, pero… ¿no había quedado establecido en Convergencia que la Crisis nunca había ocurrido…?).

Lo intenta también con Johnny Thunder. Espera… ¿La JSA existe?

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Parece ser que ha existido. Johnny Thunder la recuerda, y lleva tiempo intentando encontrar a sus antiguos compañeros. Pero no es Johnny el único personaje olvidado que vemos. Ted Kord y Jaime Reyes. Ryan Choy y Ray Palmer. Doctor Fate. Y una frase que al lector de DC de toda la vida le pone los pelos de punta.

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El Legado no ha sido olvidado. Toda una declaración de principios. Un bofetón de Geoff Johns a Dan Didio y Jim Lee, un «mira, tío, así se hace un tebeo DC», una lección en tres palabras.

Pero no sólo de Legado vive el lector. También hay emociones. El amor había sido negado en la historia post Flashpoint. Sí, Superman tenía una relación con Wonder Woman, pero no era lo mismo. Queríamos ver a Clark con Lois.

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A Ollie con Dinah.

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A Arthur con Mera.

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Pero nadie parece recordar a Wally. Ni Linda. Ni Vic. Ni los Villanos de su Galería. Ni siquiera Barry. Y damos por perdido el Legado, el amor, el optimismo, la esperanza. Wally es el símbolo perfecto del Universo DC clásico, todo lo que los Nuevos 52 no son, y el motivo por el que fue borrado de la continuidad.

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Pero en el último momento, Barry recuerda. Y el ancla que Wally necesitaba, está ahí, y llega la viñeta más emotiva que hemos visto en un cómic DC desde hace muchos años. Demasiados.

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«¿Cómo he podido olvidarte?» es la frase con la que DC pide perdón por los últimos cinco años. No van a tirar todo por la borda, pero lo que fallaba va a ser corregido. No todo lo reciente es malo, como ya he dicho, hay ideas francamente buenas y no hay que cometer, de nuevo, el error de intentar arreglar lo que no está roto.

Wally le cuenta a Barry todo lo que ha ocurrido con Flashpoint, que había una realidad diferente antes, y que algo la ha cambiado. La gran sorpresa es que lo sucedido no fue culpa de Barry.DC Universe - Rebirth (2016) 001-058

¿Y quién es el responsable de haber reescrito la historia, de haber robado diez años al Universo? Alguien más poderoso incluso que Darkseid. Y Wally dice una frase profética: «Va a haber una guerra entre la esperanza y la desesperación».DC Universe - Rebirth (2016) 001-062

Escalofrío. Parece que el ser que ha estado manipulando el Universo DC todos estos años no es ni más ni menos que el Doctor Manhattan. Y ya en Marte…DC Universe - Rebirth (2016) 001-066

Nada termina nunca. Y un reloj con las agujas moviéndose en sentido antihorario. ¿Una cuenta atrás? ¿hacia qué?

Y como añadido, anuncios de las series que están por venir.

Titans #1, por Dan Abnett y Brett Booth. Con Wally West. El pelirrojo.

The Flash #1, por Joshua Williamson y Carmine DiGiandomenico.

Batman #1, por Tom King, David Finch y Mikel Janín.

Teen Titans #1, por Benjamin Percy y Jonboy Meyers. Con Damian Wayne.

Green Lanterns #1, por Sam Humphries y Robson Rocha.

Green Arrow #1, por Benjamin Percy, Otto Schmidt y Juan Ferreyra, serie que va a hacer las delicias de nuestro compañero Alejandro.

Aquaman #1, por Dan Abnett y Brad Walker.

Wonder Woman #1, por Greg Rucka, Liam Sharp y Nicola Scott.

Suicide Squad #1, por Rob Williams y Jim Lee.

Action Comics #957, por Dan Jurgens y Patrick Zircher. Cin Lex Luthor.

Superman #1, por Peter Tomasi, Patrick Gleason y Doug Mahnke. Con el Superman de toda la vida.

¿Qué vemos aquí? Mmm. Números uno, y retomar la numeración clásica de la primera serie de la editorial. ¿Un nuevo punto de partida sin perder de vista la historia pasada? Esperemos que sea eso. Veremos.

 

* * * * * * *

Terminado el tebeo, me ha dejado tres sensaciones muy definidas.

La primera, la satisfacción de, por fin, leer un tebeo de auténtico sabor DC. Esto es lo que queríamos. No a Superman pegándose con los malos de WildCATS, no al Detective Marciano en Stormwatch. Y nos da igual la continuidad mientras el espíritu se respete. Crisis en Tierras Infinitas la puso patas arriba haciendo borrón y cuenta nueva y lo que vino después fue memorable. Kingdom Come es un Otros Mundos y es una obra mítica. Hay una sensación, una temática especial, que identifica un tebeo DC que desde hace tiempo no se leía y sí está presente en Rebirth. Lo que hemos leído estos últimos años era una marvelización del Universo DC, con temáticas más oscuras, más realistas, menos icónicas, menos míticas… pero para eso ya tenemos Marvel. No estoy diciendo que sea mejor o peor (para gustos, colores  y tal), estoy diciendo que es algo distinto.

Por otro lado, me ha quedado la fuerte impresión de que Rebirth es sólo un punto de partida. Hay muchas tramas que desarrollar, muchos ajustes que hacer. Aunque haya sido un tebeo emocionante, incluso lacrimógeno en algún momento, si el desarrollo posterior no está a la altura, Rebirth se habrá quedado en nada. Pero desde luego es un muy buen cimiento sobre el que construir.

Y, por supuesto, está la cuestión espinosa de utilizar Watchmen. Se podría debatir horas sobre este tema. No es la primera vez que se hace, ya tuvimos hace unos años Before Watchmen (de nuevo, había joyas, medianías y morralla entre todo ello), o incluso la versión de Manhattan a la que llamaron Superman Quantum en Crisis Final, pero éste me dio más la sensación de que era Grant Morrison queriendo tocarle las narices al viejo gruñón para echarse unas risas. ¿Hace falta meter a Watchmen en continuidad? No, no hace falta. Como el propio Morrison hace en el espectacular Pax Americana de Multiversity (siempre dije que la traducción de ECC, Multiverso, se quedaba coja… ¿tan arriesgado habría sido llamarlo Multiversidad?), puedes contar ese tipo de historias con otros personajes propiedad de la editorial. Aunque claro, por otro lado, los personajes de Watchmen no dejan de ser versiones reconocibles de los héroes de la Charlton. Que Roschach es tan Question como el Prophet de Rob Liefeld es el Capitán América, vamos.

Pero el hecho de que no sea necesario no quiere decir que no sea posible. ¿Por qué no se habían utilizado nunca estos personajes? Básicamente, por respeto a una vaca sagrada del mundo del cómic. Por no cabrear a alguien que tiene la mecha muy corta y cuyo nombre vende tebeos independientemente de lo que haya dentro. Por la posibilidad de que algún día aceptara volver a colaborar con la editorial, supongo. Pero llega un momento que se desvanece cualquier posibilidad de que el Autor Original vuelva al redil, que queda claro que nunca va a haber otra obra DC firmada por él, y que cada vez que habla de la editorial es para echar pestes. ¿Tiene sentido respetar unos personajes en estas condiciones? Aquí se podría entrar en consideraciones morales y empresariales varias, pero… ¿habría que haber respetado, por ejemplo, el Spirit de Will Eisner? Nos habríamos perdido, por ejemplo, los memorables números que hizo el lamentablemente difunto Darwyn Cooke… o la historia que hizo, por ejemplo, el mismísimo Alan Moore. ¿Que utilizar a Manhattan es una maniobra comercial? Oh, sí. Por supuesto, no me cabe ninguna duda. ¿Que puede salir algo bueno de ello? Tampoco me caben dudas a ese respecto. En Before Watchmen tuvimos la espectacular Minutemen, de nuevo de Darwyn Cooke, y nadie duda de la motivación comercial detrás de todo aquello. ¿Que puede salir basura? Una vez más, y de forma predictiva: Principio de Pareto.

¿Qué nos queda entonces de la lectura de Rebirth? Pues, resumiéndolo en dos palabras, expectación y esperanza. Ninguna certeza, cierto, pero, por primera vez en muchos años, el lector de DC puede mirar hacia el futuro con una sonrisa.