Plantearse reseñar El cómic y el arte secuencial de Will Eisner se me antoja como tener que escribir una reseña del Quijote para una web de literatura. Si hay una obra que cualquier amante del cómic debe conocer es esta (junto a La narración gráfica). Para entender mejor el funcionamiento y las peculiaridades formales de este medio, hay muchas obras que pueden servir de referencia, pero probablemente la mayoría recomendarían las obras teóricas de Eisner y los libros de Scott McCloud. El autor de The Spirit escribió esta obra en 1985, y en estos 39 años se han publicado casi treinta reimpresiones en EE.UU. Norma Editorial publica ahora una nueva edición, junto con La narración gráfica.
Para esta edición se ha realizado una nueva maquetación, se ha aprovechado para revisar las imágenes y se han realizado algunas actualizaciones, aprovechando para incluir algunos ejemplos de otras obras. Las imágenes que se habían utilizado en ediciones anteriores estaban basadas en fotocopias, mientras que para esta nueva edición se han escaneado de los materiales originales, por lo que la calidad de las imágenes es mucho mayor. En cuanto a los añadidos, hay que tener en cuenta que la obra original estaba apoyada exclusivamente en trabajos de Eisner, fundamentalmente de The Spirit, por lo que se ha optado por añadir trabajos de otros autores renombrados como Robert Crumb, Jason Lutes o Alison Bechdel. Dichos añadidos están presentados en páginas con un fondo rojo para diferenciar lo que no pertenece a la obra original, y cuentan con el visto bueno de los propios herederos del autor.
Pero, ¿de qué habla esta obra? Eisner analiza la imagen, el ritmo de la narración y cómo utilizarlo premeditadamente para contar una historia, la propia viñeta como elemento narrativo y sus variantes, incluyendo perspectivas o tipos de plano; también de la importancia de la expresividad a la hora de mostrar una historia a través de un cómic, y de la importancia que tiene la combinación de dibujo y texto. También dedica unos capítulos al guion y sus posibilidades, a las diferentes maneras de aplicar lo aprendido sobre arte secuencial y la llegada del mundo digital al medio. Es curioso leer lo que se vislumbraba en 1985 que podía ser internet y la realización de cómics para ordenadores, PDAs (algunos ni sabréis qué es esto) o móviles. Hay que decir que este capítulo cuenta con algunas modificaciones para eliminar anacronismos y actualizar un poco el contenido, pero en todo caso es un capítulo bastante escueto, puesto que el bueno de Will no podía saber bien lo que iba a ser el cómic digital cuarenta años después.
A diferencia de las obras de McCloud, que directamente están presentadas en cómic, Eisner realiza una serie de textos y luego analiza lo explicado a través de páginas ya realizadas previamente, donde muestra el sentido de cada viñeta, plano o rejilla de viñetas. Sinceramente, es lo que más me gusta de esta obra: ver cómo disecciona sus propias páginas explicando su intención original a la hora de crearlas y justificando el por qué de cada elección en todo momento. Mientras que las obras de McCloud realizan un análisis mucho más formal y ordenado, en estas obras el lector tiene la sensación de estar atendiendo a una charla, con consejos y donde nos muestra su manera de ver el medio, y no tanto a una clase con sus listas y normas.
En definitiva, El cómic y el arte secuencial: Principios y técnicas del legendario autor es una obra imprescindible para cualquier amante del cómic. Permite disfrutar de la visión de un autor que engrandeció el cómic como vehículo narrativo y que analizaba la propia idiosincrasia del medio, buscando ir más allá de contar una historia sin más, y hacerlo siempre de la manera más efectiva posible. Lectura muy amena y variada, que queda lejos de un contexto académico, acercando al lector las peculiaridades exclusivas del cómic para narrar y consiguiendo que, como autor, se anime a intentar ir siempre un paso más adelante en narrativa y, como lector, permita detectar qué convierte un cómic en una obra superior.
Lo mejor: La obra en sí. El tono amable y antiacadémico, que da la misma sensación de estar escuchando a un amigo que entiende sobre un tema.
Lo peor: Siendo una nueva edición que busca ser la definitiva, contiene alguna frase inconclusa y faltas de ortografía.