En 2015, Panini lanzó al mercado la línea Marvel Limited Edition, una colección de tomos de tirada limitada y numerada, con una cuidadísima edición pero un precio por encima de otras publicaciones de la editorial, dedicada a series de escasa comercialidad dentro del catálogo de Marvel. El primer MLE que vio la luz estuvo dedicado, como no podía ser de otra forma, a una obra de Jack Kirby, Los Eternos, una de la obras más complejas, más densas, de toda la carrera del Rey. En su día, Los Eternos no fue el éxito de ventas que se podía esperar y fue cancelada antes de los dos años. Cuarenta años después de su edición original, el fandom ya aprecia a Kirby como se debe, y este primer Marvel Limited Edition es totalmente inencontrable desde hace años.
Pero llega el anuncio de la película de turno, y Panini anuncia una colección dedicada a Los Eternos, en la línea de la Colección Jim Starlin que salió cuando Infinity War. Y por fin los lectores que se quedaron sin poder disfrutar de este material a tamaño original y a color pueden hacerlo. Aviso: estamos ante Kirby sin freno. Sin cortar. Para bien y para mal.
En 1970, Jack Kirby abandonó Marvel por motivos económicos y artísticos. En los cinco años que estuvo en DC, la absoluta libertad creativa de la que disfrutó tuvo como consecuencias la creación de Darkseid y el Cuarto Mundo, de OMAC, de Kamandi y de Demon entre otros personajes, y le dio un nuevo trasfondo a una editorial que ya llevaba más de treinta años en el mercado y había sido la pionera en el género superheroico. Así que cuando volvio a Marvel en 1976, la editorial decidió aprovechar ese torrente creativo -y evitar nuevas fricciones con Stan Lee, ya de paso- dándole la misma libertad que había tenido en la competencia y acreditándole, por fin, como guionista y dibujante en las series que pusieron en sus manos. En esta nueva y última etapa en la editorial que le dio la fama, se encargó de dos cocreaciones suyas previas, el Capitán América y Pantera Negra, de una serie derivada de la película 2001, y empezó una nueva serie con personajes de nueva creación, Los Eternos, en la que derramó sin control sus intereses y obsesiones personales.
La serie original de Los Eternos duró diecinueve números y un anual. En ella, Kirby vuelve a los temas que tan buenos resultados -artísticos, no tanto comerciales- le habían dado en el pasado: la fusión entre religión y ciencia ficción, los dioses como alienígenas que se mueven en otra escala de poder comparado con los humanos. Ya lo hizo diez años antes con la creación de Galactus, y es lo que estaba haciendo en El Cuarto Mundo antes de abandonar DC. En esta ocasión, inspirado por la Hipótesis de los antiguos astronautas y la obra de Erich von Däniken, plantea que en la Tierra conviven tres razas humanas -el Homo Sapiens, los Eternos y los Desviantes- y que fueron creadas por enormes seres alienígenas que han ido visitando periódicamente nuestro planeta: los Celestiales.
Kirby sería incapaz de hacer algo a pequeña escala aunque lo hubiera intentado. En Los Eternos nos cuenta un mito de creación completo y coherente. Dos de las razas creadas han sido la base de los mitos de la tercera. Los Eternos son una fuerza defensora, de gran belleza y poderes sobrehumanos. Los Desviantes, en cambio, son una raza agresiva y destructora de rasgos horripilantes e inestables. Los inmortales Eternos son los dioses y héroes mitológicos. Los Desviantes son los demonios y los monstruos, la inspiración de los terrores atávicos. Previamente a los sucesos narrados en estos primeros números, los Celestiales han estado tres veces en la Tierra. La Primera Hueste llegó hace un millón de años, e hizo los experimentos que dieron lugar a la Humanidad. La Segunda, hace dieciocho mil años, dio lugar al mito multicultural del diluvio universal. La Tercera inspiró esas imágenes de aspecto extraterrestre en el arte Inca. Y justo al principio de esta serie llega la Cuarta Hueste, liderada por el celestial Arishem.
En este primer volumen de la Colección Los Eternos tenemos lo mejor de Jack Kirby. Su imaginación más descontrolada, sin editores que le ataran al suelo, con un nivel artístico en el que pretende superarse a sí mismo. Muchos de los números incluidos en este tomo arrancan con una splash page que, al pasar de página, nos sacude con una doble splash en la que Kirby se desata y nos deja con la boca abierta. En definitiva, tenemos un constante in your face, artístico y argumental, que, a diferencia de los dibujantes hot de los noventa que también pretendían maravillar al lector, está respaldado por una solidez que los Liefeld, Lee y compañía no podían soñar en tener.
En su origen, no se plantea Los Eternos como parte del universo Marvel. Todas las referencias al mismo en este primer tomo son una mención a Ben Grimm y la aparición de tres agentes de S.H.I.E.L.D., y son dos referencias totalmente prescindibles. De hecho, la integración de estos personajes en el universo Marvel plantea ciertos problemas de continuidad. Se supone, según presenta Kirby a estos personajes, que los Eternos fueron la inspiración de la mitología griega. Ikaris es Ícaro, Sersi es Circe, Makkari es Mercurio, Thena es Atenea, Zuras es Zeus… pero el Universo Marvel ya tenía su propia versión del panteón griego. Ya veremos cómo se solucionó este entuerto en tomos sucesivos de esta colección.
Por lo pronto, los dos primeros tomos de esta serie incluyen el material completo firmado por Jack Kirby. Sólo por eso, ya es una lectura casi obligatoria.