Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Chew Integral 2

Chew Integral 2
Guion
John Layman.
Dibujo
Rob Guillory.
Color
Rob Guillory.
Formato
Cartoné, 576 págs, color. 18x27.5 cm.
Precio
50€.
Editorial
Planeta Cómic. 2022.
Edición original
Chew: The Smorgasbord Edition 2 [#21-40+Secret Agent: Poyo] (Image).

Lo que hace de una serie un clásico inmediato es su capacidad de perdurar en el tiempo. Hay series que envejecen regular, pero que se mantienen gracias a la calidad de su guión/dibujo a pesar de requerir cierta indulgencia por parte del lector que debe saber entender el momento en que se hicieron. Y luego hay series que, pase el tiempo que pase, siguen produciendo en el lector el mismo efecto que si las hubiera leído cuando en su fecha original de publicación. Esta es una de ellas. Leer este Chew Integral 2, con cómics de hace once años y reír a carcajadas con sus ocurrencias es algo que no está pagado con nada. Planeta Cómic publica este segundo integral con los números 21 a 40 más el one-shot Agente Secreto: Poyo.


En este tomo volvemos a contar con cuatro arcos argumentales de cinco números cada uno, con el añadido del interludio que nos cuenta las andanzas del gallo más letal del Universo Chew. El primer arco, Major League Chew, cuenta el ataque que sufre Tony Chu de alguien que intenta aprovecharse de sus habilidares; Pasteles especiales es el segundo arco incluido y nos presenta a Toni Chu, una de las hermanas de Tony y que en lugar de cibópata es cibovidente, es decir, en lugar del pasado es capaz de ver el futuro de lo que come; Manzanas podridas gira en torno a cómo Tony se pone serio y se centra en perseguir al misterioso vampiro que llevamos siguiendo desde el primer integral; mientras que el último arco, Recetas familiares, nos muestra el límite al que tendrá que llegar el protagonista para conseguir continuar con su investigación.

Esta breve sinopsis es una mera pincelada de lo que vamos a ver en estas casi 600 páginas de tomo porque, si algo tiene esta serie es que cada número parece un «aguántame el cubata» mayor al del capítulo previo. Y es que lo divertido que tiene Chew es ver este universo superheróico que John Layman y Rob Guillory construyeron en torno a la comida. Si en los primeros veinte números vimos a cibópatas, saboescribanos y algunos otros conceptos, a cuál más loco, en este tomo se multiplican exponencialmente… con el riesgo que eso conlleva. La sensación de que va a llegar un momento en que los nuevos intentos de rizar el rizo van a acabar por desbordar el vaso desaparece en el acto con una explosión de carcajadas. Y es que, al menos a mí, no me ha llegado a saturar con esos conceptos tan extravagantes como el de fabricantes de arma con comida, personas con capacidad de excitar sexualmente al que coma o de ver lo que está en la cabeza de alguien que está comiendo lo mismo que esa persona. Es más, diría que todo lo contrario: cada nuevo poder me hace llevarme la mano a la cara con una sonrisa o risa en los labios. Y ojo, que no es nada fácil. Inventar todos esos conceptos, presentar a nuevos personajes, y que además encajen tan bien en la historia central es algo que está al alcance de pocos guionistas.


Chew es un cómic que está plagado de detalles. Con esos juegos de avance y retroceso en el tiempo que maneja tan bien obliga al lector a estar pendiente siempre y no bajar la guardia, pero es que cada página es un contenedor de huevos de pascua con esos carteles, periódicos, libros… que tienen los mejores chistes (los carteles del hospital o la cárcel de la FDA son descacharrantes), por no hablar de los homenajes al fichaje directivo más reciente de Image, con esos posters picarones con su rostro en más de una pared. La aparición de nuevos miembros de la familia Chu es otro de los alicientes que tienen estos números, que deja con la sensación de que todos esos hermanos que aparecen casi de pasada, tienen aún mucho que aportar en la serie.

Puede que parezca un tópico, pero el dibujo de Guillory es realmente el 50% de la serie. Su estilo con perspectivas forzadas, hipérboles visuales y continuos esfuerzos por innovar en cada página tienen un peso similar al de sus ingeniosos guiones. Por no hablar de la capacidad de dar cancha a esas creaciones alimenticias, desde las armas con comida, a los ranollos y bayagallos. Es difícil imaginar una serie como esta con un estilo menos cartoon, y la química que hay entre guionista y dibujante se percibe con suma facilidad.


En definitiva, Chew Integral 2 sigue siendo un absoluto desparrame. Es una serie con una premisa policíaca relativamente sencilla pero que explota este mundo donde la gripe aviar acabó con un gran porcentaje de la población mundial y la carne de pollo está perseguida por la ley. Su continuo crecimiento en locura da una incómoda sensación de que el chiste va a acabar por saturar y dejar de hacer gracia aunque desaparece rápido porque no llega ni a acercarse al punto de no-retorno, y cada número es más disparatado que el anterior… y más divertido. Si en su día la dejasteis pasar, Planeta nos pone en bandeja una edición cuidada, con un tamaño ligeramente aumentado, y que nos va a permitir reunir toda la serie en solo 3 tomos. Además, se incluyen numerosos bocetos, portadas alternativas e ilustraciones de amigos de la serie que convierten esta edición en la definitiva.

Lo mejor: Me sigo riendo a carcajadas con ella. Lo bien que funciona el dibujo de Guillory con estos guiones tan locos. La cantidad de conceptos relacionados con la comida que mete. Lo bien que juega con esos flashbacks/flasforwards para mantener la atención del lector.

Lo peor: Si en los primeros números no conectaste con su sentido del humor, no va a cambiar tu opinión con la historia más avanzada.