Con Yellow Moon, la segunda entrega de Black Deker, llega a su fin la Biblioteca Fernando de Felipe de ECC. En estos ocho tomos se recopila toda la obra de este autor, desde su debut con Nacido Salvaje hasta su salida del medio con los dos tomos de Black Deker. Una carrera que fue tan breve como fascinante en su día, y que aún a día de hoy consigue interesar a una buena cantidad de lectores, tanto los que le ya conocieron a finales de los 80 y principios de los 90 como a toda una nueva generación.

Black Deker, la que acabaría siendo su última obra, estaba planteada como una serie abierta con un planteamiento inicial de tres entregas. La primera, Deep South Story, salió por entregas en la revista Viñetas de Glénat y fue posteriormente reeditada en un álbum. La segunda, Yellow Moon, apareció directamente en este formato. Y la tercera… nunca llegó a ver la luz. Los cambios que se estaban viendo en la industria nacional de cómic a mediados de los años 90, con la desaparición de las últimas revistas, y la búsqueda de la exportación del material producido en España al mercado franco-belga, hicieron que Fernando de Felipe dejara de sentirse cómodo. Y en un brutal ejercicio de coherencia y honestidad, en lugar de adaptarse a unas nuevas formas con las que no estaba a gusto, dejó el cómic durante una larga temporada.

Black Deker nos lleva al futuro cercano del año 2033, mucho más cercano ahora que cuando fue publicada originalmente la obra. Este futuro está muy lejos de la ciencia ficción más imaginativa que suele transitar por los años que aún no han llegado, y nos presenta un mundo muy similar al que estamos viviendo pero mucho más sucio y convulso. En este entorno, Deker, un tipo negro más duro que un bocadillo de chapas y que es la viva encarnación del antihéroe duro noventero, recibe el encargo de rescatar de una prisión en el estado independiente de Texas a un tal Ambrose Bierce, para lo que tiene que recuperar su barco de vapor, el Lady of the Dark, y reclutar a una tripulación formada por Top Chop, Doc, Redneck y Dingo, una colección de tipos tan macarras y extremos como él. Y por el camino al presidio irán saliendo a la luz asuntos muy turbios que tienen que ver con esta misión.

La evolución que tuvo Fernando de Felipe en los menos de diez años que duró su carrera es fascinante. El autor que apuntaba muchas maneras en Nacido Salvaje aquí ya muestra una madurez artística que nos hace pensar a dónde podría haber llegado de haber seguido produciendo obras sin interrupción. Su composición es impecable, su trazo es perfecto ya, y el uso del color es, a día de hoy, una delicia. pero hay que tener en cuenta que esta obra vio la luz originalmente hace más de un cuarto de siglo. Que la historia se quedara inconclusa deja al lector con ganas de saber qué ocurriría finalmente con los personajes, pero tenemos dos álbumes vibrantes, con un dibujo espectacular, a los que quizás se les pueda poner como única pega que en actitud y diálogos son evidentemente hijos de su época.

La edición de ECC está al impecable nivel de otros títulos de esta serie. A las 46 páginas del álbum original se añade una amplia sección de extras, entre los que podemos destacar un prólogo de Carlos Portela, bocetos, tanto a tinta como a acuarela, diseños de personaje, apuntes, perspectivas digitales del barco y portadas varias.

Parece ser que la reedición de toda su obra por parte de ECC ha hecho que Fernando de Felipe se replantee volver al mundo del cómic con alguna obra nueva. Pero ha dejado claras dos cosas. La primera, que el autor que hizo Black Deker décadas atrás ya no existe, y la deseada tercera parte de esta obra no va a llegar nunca. Y la segunda, que en este tiempo ha evolucionado como artista, y que lo que vemos en estas páginas puede no tener que ver con el futuro hipotético trabajo que nos encontremos en algún momento futuro. Aún así, si su obra tuvo la calidad que tuvo en el siglo pasado, no podemos sino estar expectantes ante lo que pueda traernos próximamente.