A estas alturas nadie va a ponerse a dudar que Ralf König es uno de los grandes del cómic de las últimas décadas. Su trayectoria es de sobras bien conocidas, un icono del mundo homosexual que como bien reconoce él mismo su trabajo al principio tenía más de denuncia y apología que de humor. Pero esa época cambió y aunque por desgracia todavía no vivimos en un mundo de total aceptación (retrógrados siempre hay y habrá) ya no es tan necesario y él no duda en apostar cada vez más por un humor desmedido, muy sano aunque no exento de mala uva.

Entre sus muchas creaciones se encuentran Konrad y Paul, precisamente los protagonistas de este volumen o más bien las versiones de ellos que el propio Paul crea en sus novelas de ciencia ficción sobre el piloto espacial Barry Kojonen. En un ingenioso juego de meta lenguaje el autor no duda en saltar tranquilamente de esas ficticias obras al mundo real en el que viven ambos, combinando así un divertido cruce de miradas que más allá de ser un simple entretenimiento muestra desde dentro el proceso de creación del escritor.

Así la trama espacial con el piloto atrapado en otra dimensión no deja de ser una revisión en clave cómica de Paul, y seguramente del propio König, plagada de enormes hombres peludos, traseros bien torneados y todas las pollas que uno pueda querer. Así son las historietas de Ralf König, y el que no quiera pasar un buen rato se ha equivocado de lleno.

Pero no contento con esto el autor no duda en meter un cierto toque de crítica que está algo encubierta para el que no quiera verla, lo mismo que suele hacer Jan con Superlópez. De fondo veremos tema tan relevantes como la homofobia, el racismo, las relaciones familiares, la religión…

Todo ello tratado a través del trazo ágil y fresco al que nos tiene acostumbrado el autor, con un enfoque ligero pero no por ello exento de sentido y reflexión. Todo ello a todo color y en un tomo de más de 200 paginas que nos asegura un buen rato de lectura.