Es la hora de las tortas!!!

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Astro City: Cosas del pasado

Hace ya casi veinte años que compré el primer número de Astro City. En aquel número se nos presentaba al Samaritano, una mirada nostálgica al Superman más clásico en una época en la que el original estaba perdido en desvaríos eléctricos azules y rojos, en plenos años 90, que, aunque dieron obras muy buenas, fueron muy crudos para el género superheroico. También aparecieron por las páginas de aquella breve grapa Cleopatra, su Wonder Woman particular, MPH, el velocista, y el grupo en el que estaban todos juntos, la Guardia de Honor, su propia Liga de la Justicia, que en 1997 acababa de ver su relanzamiento en manos de Grant Morrison después de una muy prescindible etapa con títulos como Extreme Justice o Justice League Task Force. No, no había ninguna versión de Batman en él. Aún habría que esperar un año para ver al Confesor.

Veinte años ya. Estamos mirando con nostalgia a los comienzos de un homenaje nostálgico a los héroes de toda la vida en un momento en el que eran irreconocibles y que la palabra «héroes» les venía grande a muchos de ellos. Y en este nuevo tomo, volvemos a los primeros tiempos de la serie.

Contiene: Astro City núms. 32 a 36 USA
Guión: Kurt Busiek
Dibujo: Brent Anderson, Ron Randal
Formato: Cartoné, 136 páginas.
Precio: 15.50€

Cosas del pasado incluye cinco números con dos historias que retoma dos personajes de aquellos primeros tiempos. ¿Podríamos llamarlos ya «clásicos»? Teniendo en cuenta que, para mí, Astro City fue un clásico instantáneo, no veo problema en usar ese término.

Cosas del Pasado es el título del número con el que arranca el primer arco argumental, que abarca los tres primeros números. Aquí recuperamos a Acero, el supervillano reinsertado sobre cuya cabeza seguía pesando como una losa su pasado criminal. Si tuviéramos que elegir la mejor historia de los veinte años de Astro City, El Ángel Caído, la saga original de Carl Donewicz, sería una de las firmes candidatas. Mis otras dos elecciones serían Confesión y Cerca de ti, aquella pequeña maravilla del Astro City 1/2.

En esta nueva visita del personaje, cuyo aspecto está basado en Robert Mitchum, tenemos una historia que, como queda claro en la portada, tiene un regusto noir bastante marcado y una estructura muy clásica. Empieza con la caída en desgracia de Acero, al que las fuerzas de la ley se llevan esposado y, mediante un flashback, se nos cuenta cómo hemos llegado a este punto. Una semana atrás, mientras Carl desempeñaba sus cometidos habituales como detective privado, gerente del cementerio y dragador metahumano al servicio del Ayuntamiento, recibió la visita de una mujer, la esperada femme fatale pelirroja, cuya visión ya sabes que va a traer problemas. Y si además tiene un pasado como supervillana, y ese pasado es compartido con Acero, todas las alarmas saltan diciendo que debería apartarse de ella lo más rápido posible…

El segundo arco incluido en este volumen nos trae de vuelta al Resorte (en anteriores traducciones, Jack Caja de Sorpresas), personaje aparecido por primera vez en la miniserie inaugural de la colección, Vida en la Gran Ciudad. En sus primeras apariciones, supimos que el Resorte original era Jack Johnson, un afroamericano que trabajaba creando juguetes para Whamco, una empresa que resultó estar utilizando sus diseños con fines delictivos. Para conseguir su silencio, Whamco secuestró a su padre, lo que motivó la carrera superheroica de Jack. El primer Resorte falleció con el traje puesto, pero años después un segundo Resorte apareció. En esta ocasión, el que estaba debajo del traje era Zachary, el hijo de Jack, que encontró todo el arsenal de trajes y trucos de su padre años después del fallecimiento de éste. La carrera de Zachary llegó a su fin cuando se enteró de que iba a ser padre. Para no hacer pasar a su hijo nonato por el trauma que pasó él, colgó su traje definitivamente, cediéndole el testigo a Roscoe James, el fundador de un grupo de pandilleros conocido como Los Conflictivos.

Esta historia está contada en primera persona por Jerome Johnson, el hijo de Zachary. Aquel niño nonato que motivó la decisión tan drástica del segundo Resorte ya es un adolescente, y se abren ante él varias posibilidades de futuro. Por supuesto, ser el cuarto Resorte es algo que está encima de la mesa permanentemente, que este personaje es la encarnación del legado superheroico en el universo Astro City…

Los autores

Kurt Busiek es uno de los guionistas más reputados del medio si quieres publicar una obra de sabor nostálgico. En este estilo, además de Astro City, el escritor de Boston también tiene en su haber Marvels, con Alex Ross de copiloto, o la etapa de Los Vengadores de Heroes Return, junto con George Pérez, dibujante de sabor clásico y tradicional, después del disparate de los Heroes Reborn de Rob Liefeld.

Brent Anderson es el dibujante de la gran mayoría de los números de Astro City. Desde la reconversión de aperiódica a mensual, este artista influenciado en su estilo por Neal Adams ha necesitado algún apoyo puntual. Y aún siendo Astro City su obra cumbre además de la más dilatada en el tiempo, en el corazoncito de todos estará siempre Dios Ama, El Hombre Mata.

Alex Ross es la tercera persona de la Santísima Trinidad que crea Astro City. Las portadas de este ilustrador al que se ha descrito como Norman Rockwell se encuentra con George Pérez son una marca de identidad de la serie, sin las cuales posiblemente sería lo mismo pero no sería igual. Sus obras más recordadas al margen de su labor como portadista son la mencionada Marvels o la imprescindible Kingdom Come, probablemente el mejor Otros Mundos publicado hasta la fecha.

Ron Randall es uno de esos dibujantes que vienen a echar una mano a Anderson cuando las fechas de entrega se le echan encima. Ilustra los números 35 y 36 de este tomo, y aunque nunca ha tenido ninguna obra de larga duración en la que haya dejado su sello, siempre se le recordará por ser el dibujante de la secuencia de Abby en el número de La Cosa del Pantano de Alan Moore en el que se reimprime la historia original de House Of Secrets #92. Y por ser el entintador de Stan Woch en el número en el que se experimenta con las propiedades psicotrópicas de las frutas que crecen en el cuerpo de Alec…

Una pequeña reflexión

La edición de ECC tiene una extraña peculiaridad. Habiendo pasado previamente por dos editoriales, Planeta DeAgostini y Norma, con lectores que llevaban al pie del cañón más de quince años, la nueva licenciataria ha tomado la decisión de cambiar los nombres a varios de los personajes, con algunas traducciones más que discutibles. Así, por ejemplo, Jack In The Box, que había sido siempre Jack Caja de Sorpresas, ha pasado a ser Resorte. Crackerjack, antes el Fanfarrón, ahora es el Figura. Quarrel, antes Camorra, ahora es Trifulca. Se puede discutir la idoneidad de los términos, como que la traducción correcta de Jack In The Box es Caja de Sorpresas, o que prácticamente nadie de menos de sesenta años utiliza la palabra Figura en este sentido. Y aunque la nueva editorial haya querido dotar a su edición de una personalidad propia a través de la traducción, no se puede discutir que esto desconcierta al lector clásico. Es como si, después de que Vértice hubiera llamado Lobezno a Logan, Surco lo hubiera traducido como Glotón, Fórum lo hubiera cambiado a Carcayú y Panini lo hubiera dejado en versión original, pasando a ser Wolverine. No, ¿verdad? Pues eso.

En resumen

Cosas del pasado no es un buen punto de partida para esta serie. Son buenas historias, razonablemente autoconclusivas, pero sin conocer el trasfondo de los personajes protagonistas no se disfrutarán como se merecen. Sí, ambas tienen flashbacks que nos cuentan razonablemente bien el pasado de Acero y Resorte, pero funcionan mejor como recordatorios para el lector que ya los ha acompañado en sus apariciones previas.

En cambio, para el habitual, Cosas del pasado es una mirada atrás, una prueba de que Astro City aún no está acabada, que todavía le quedan cosas que decir. Que aunque haya habido momentos no tan inspirados en tiempos recientes, Kurt Busiek tiene aún muchos ases en la manga. Lo cual tiene mérito, no es lo mismo editar un número cuando se te ocurre una idea nueva que estar sometido a la pesada losa de las fechas de entrega de una colección mensual. Y, visto lo visto, seguiremos aquí durante mucho tiempo.