Continuamos con nuestro repaso a la edición de ECC de Astro City. En esta ocasión nos toca el volumen número 15: Héroes cotidianos. Este tomo contiene cinco nuevas historias de Astro City. Como siempre Kurt Busiek cuenta con Alex Ross a las portadas y los lápices de Brent Anderson, excepto en una de las historias, donde la malagueña Carmen Carnero le toma el relevo. Este tomo es sobre todo una mirada atrás a la historia de la serie y una celebración de su ya larga trayectoria.
El volumen se abre con la historia «En sueños 2015» (núm. 26 USA), que conmemora los 20 años de Astro City. Para ello evoca el primer número de la serie, visitando de nuevo los sueños del Samaritano. Si entonces sus sueños eran su último refugio de paz, ahora hasta estos le resultan inquietantes. Una historia que nos muestra cómo la situación personal de Samaritano –y de su alter ego Asa Martin– ha cambiado a lo largo de estos años.
La segunda historia del tomo está compuesta por dos números (núms. 29 y 30 USA) dedicados a la Primera Familia. En está ocasión Busiek nos da una pequeña vuelta de tuerca y nos presenta el relato desde el punto de vista de los enemigos de la Primera Familia. Visitamos un mundo alienígena habitado por una raza de seres insectoides. Para Zoz, un joven habitante de este planeta, la Primera Familia siempre han sido una amenaza para su pueblo y los mayores enemigos del Imperio que gobierna este mundo. Sin embargo, al encontrarse con Karl, el pequeño de la Primera Familia, empezará a dudar sobre todo lo que le han contado. Una de las mejores historias de este tomo, donde Busiek plantea temas como la manipulación informativa, la necesidad de pensamiento crítico y la eterna dicotomía entre libertad individual y bien común. Sin ofrecer ningún enfoque especialmente novedoso sobre estos temas, si que le sirven al menos para plantear una historia interesante y que llega a emocionarte en muchos momentos.
A continuación tenemos otra historia de dos números (núms. 37 y 38 USA) ambientada en el pasado de Astro City, entre finales del siglo XIX y principios del XX, cuando aún tenía su nombre original, Romeyn Falls. Utilizando la historia de la música negra como hilo conductor, Busiek toca aquí temas como el racismo y las desigualdades de clase. Un relato centrado en los aspectos más místicos y mágicos del universo de Astro City y que deja un muy buen sabor de boca.
La cuarta historia (núms. 39 y 40 USA) se centra en Marta Dobrescu, un personaje que conocimos en el número cuatro de la serie original. A parte de descubrir algún detalle más sobre el pasado de el Ahorcado, veremos como le ha ido en la vida a esta abogada afincada en Shadow Hill, el barrio más misterioso de Astro City. Me resultó especialmente divertida la segunda parte de la historia, con Marta utilizando sus dotes de abogada en un juicio cósmico. Estos son los números dibujados por Carmen Carnero y la española realiza un trabajo excelente. Sigue un estilo muy similar al de Anderson, obteniendo un resultado que encaja perfectamente con el resto de la serie.
Y para cerrar el tomo nos encontramos con la historia que celebra los cien números de Astro City (núm. 41 USA), si contamos todo lo publicado de esta serie. Un tebeo que nos presenta la figura del Astronauta, y por el cuál la ciudad tomó su nuevo nombre. Una historia ubicada en los años 30 y 40 del siglo pasado, durante la Gran depresión y la Segunda guerra mundial. Este Astronauta, como es habitual en Astro City, no deja de ser un trasunto del Tony Stark de Marvel. Veremos la historia de su vida y cual fue el papel que jugó durante esas épocas. Busiek combina un montón de elementos de ciencia ficción y la tradición más pijamera para revelarnos un montón de nuevos detalles acerca de la historia de la ciudad y sus superhéroes.
La referencialidad siempre ha sido una de las piezas claves de Astro City. Mediante personajes que rememoraban inmediatamente a muchos de los superhéroes clásicos de Marvel y DC, Busiek podía conseguir una conexión inmediata con el lector sin necesidad de ofrecer demasiados detalles sobre ellos. Sin embargo, con el paso del tiempo, los personajes de Astro City han conseguido una entidad propia entre los lectores de la serie. Y este tomo es un ejemplo perfecto de esto. Aunque se siga utilizando la referencialidad, ahora Busiek puede permitirse bucear en el pasado de sus propios personajes para crear esa conexión con el lector. Los que llevamos años siguiendo este tebeo nos sentimos como en casa dentro de este universo y agradecemos esas visitas de antiguos conocidos.
Quizá ya no se hable tanto de Astro City. Ya no se lleva los premios que se llevaba en su momento. Su enfoque ya no sorprende de la misma manera que cuando salió a finales de los noventa. Pero al menos yo sigo disfrutando un montón con estas historias mezcla de costumbrismo y la tradición superheroica más clásica. Son ya más de veinte años de Astro City, y espero que siga muchos años más.